Ana Patricia Rojas ingresó a laborar a la Escuela de Antropología de la UCR en 1996 y en 1999 llegó al Sur con otros profesores del Laboratorio de Arqueología para trabajar en el proyecto de investigación-acción “El potencial arqueológico del Golfo Dulce”. Este proyecto abarcaba, tanto la docencia, como la investigación y la acción social. Allí se enamoró de la zona y del trabajo con su gente.
“Fue un proyecto que me marcó, porque trabajábamos tanto investigando, como con las comunidades y en la docencia. Entonces para mi esa relación entre estos tres pilares de la Universidad es algo natural, es algo que todos deberíamos hacer, el vincular estos tres pilares fundamentales”, apunta la arqueóloga, galardonada en el 2020 con la Medalla Institucional por su destacada trayectoria de trabajo en comunidades.
Hija de campesinos, Ana Patricia nació en su casa de habitación en San Rafael de Montes de Oca, San José. Cursó la secundaria en el Liceo Vargas Calvo y siempre supo que quería ser una profesional. Desde muy joven empezó a trabajar y luego inició la carrera de Ingles en la Universidad de Costa Rica. Por suerte, gracias a un curso opcional, se dio cuenta de que la Arqueología era su pasión y siguió en esta carrera trabjando y estudiando a la vez. Así se convirtió en la primera profesional de su familia.
Al dar sus primeros pasos como profesional en Arqueología fue descubriendo su pasión por el trabajo de campo con las comunidades. Poco a poco fue dejando atrás la oficina que compartía con sus hermanos y su ciudad natal para enrumbarse hacia el Sur a donde transcurriría su vida por más de 20 años como docente de la Universidad de Costa Rica.
"Muchas veces me han preguntado...¿porqué te fuiste al Sur? Yo lo hice porque siento que ahí lo que yo hacía tenía un sentido. Era necesario. El fortalecer el trabajo con las comunidades en el sur es necesario. Y ver la respuesta de la gente me llena de satisfación".
En sus proyectos, Patricia siempre tiene presente a las comunidades indígenas de la zona sur, en especial Boruca, Cabagra, Salitre y Curré, con las cuales ha trabajado a través de los años en diferentes proyectos. Su vínculo con estas comunidades inició con un proyecto interuniversitario de regionalización. A partir de esa experiencia se fue desligando de la arqueología y se abocó mas fuertemente al trabajo en comunidades.
La investigadora destaca que ninguna otra zona del país tiene tanta diversidad étnica como la zona sur donde habitan grupos indígenas como los Bribris, Cabécares, Térrabas (Teribes), Borucas, Gnöbes y confluyen grupos de migrantes de Panamá y Nicaragua, personas de la comunidad china, entre otros grupos étnicos. Para ella, esta diversidad étnica y cultural es una de las fortalezas de la zona.
"Yo veo una gran riqueza cultural y ahí yo veo una gran potencialidad de trabajo con las comunidades, hay mucho que hacer", señala con entusiasmo.
En su opinión, el Sur es una zona en crecimiento que necesita del acompañamiento de la Universidad para ofrecerl a sus habitantes herramientas para su desarrollo. Por eso, ha trabajado fortaleciendo, por una lado la parte cultural, pero también dándoles herramientas para que ellos se desarrollen a través de capacitaciones en informática, es capacidades organizativas y asesoría legal, entre otros temas, siempre con el foco de fortalecer la riqueza cultural.
Luego de muchos años de trabajar con las comunidades, Patricia Rojas conoce bien las claves para establecer un vínculo con las personas que acerque a la Universidad y a la sociedad para contribuir al bienestar común desde el respeto, la humildad, la escucha y el encuentro de saberes.
"Cuando estoy en una comunidad y veo el compromiso de la gente con la Universidad y con nosotros, cómo caminan horas para llegar a las actividades que nosotros estamos haciendo, el cariño con el que nos reciben, creo que es una gran responsabilidad y eso me llena".
Desde hace 14 años, Patricia viene trabajando más en la acción social dedicada a la gestión cultural y al trabajo con las comunidades. Con el TCU- Centro de promoción Cultural (TC-589) ha liderado el trabajo de varias generaciones de estudiantes, en los cinco cantones de la zona Sur. Junto con los estudiantes ha incidido en diversas comunidades de Osa, en Palmar Sur, Palmar Norte, Ciudad Neily, Las Vegas del río de la Vaca y en la Cuesta de Corredores, en la Casona de Coto Brus y en Santa Elena de San Vito.
Actualmente trabaja docente de la carrera de Turismo Ecológico en la Sede del Sur y liderando varios proyectos de acción social. Entre ellos, el proyecto de acción social para fortalecer el Centro Cultural de la Sede del Sur y el proyecto de Extensión Cultural “Golfito, Cultura y Más”. Su misión es continuar con la transmisión de conocimientos en las comunidades indígenenas y acercando el arte y la cultura para el disfrute de los habitantes del Sur.
Humildad, escucha y compartir saberes son las claves para dejar huella en las comunidades. (Entrevista: Katzy O`neal).
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