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La Escuela de Arquitectura colabora en la elaboración de planes para la atención de asentamientos informales frente a la pandemia

Las municipalidades pueden utilizar estas guías y aplicarlas de acuerdo a las características de cada comunidad
12 ago 2020Gestión UCR
Foto 1 Barrio Gracias a Dios

Los asentamientos informales capitalinos de Sinaí y Gracias a Dios (en la foto) cuentan con un plan de acción para atender sus necesidades en medio de la pandemia por el COVID-19, creado gracias a la cooperación interinstitucional. Foto Municipalidad de San José.

La crisis de salud que desató el COVID-19 afecta a comunidades enteras y coloca en una encrucijada a las municipalidades, para poder crear e implementar estrategias de protección para la salud de las personas, y tomando en cuenta las variables que cambian para cada caso.

De ahí que la Escuela de Arquitectura de la UCR; el Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (MIVAH); el Ministerio de Salud (MINSA); y las municipalidades de Montes de Oca, San José y Desamparados; se unieron para poder atender de manera efectiva las necesidades de las comunidades que conforman estos cantones y extender las propuestas a todo el país.

Fue en el Taller Urbanoscopio, que pertenece al ciclo de talleres profesionales sobre temas de ciudad y territorio de la Escuela de Arquitectura, en donde se elaboraron dos planes de acción para la atención de la emergencia sanitaria en los asentamientos informales de Sinaí, ubicado en Montes de Oca, y Gracias a Dios, en el barrio josefino de Sagrada Familia.

“En coordinación con personas líderes de las comunidades y funcionarios de cada municipalidad quienes están encargados de la atención de la emergencia por el COVID-19, elaboramos estos dos planes con la idea de que sean implementados por los respectivos municipios. El principal aporte es la metodología y el diseño de los planes piloto, para que cada municipalidad pueda desarrollar sus propios documentos de acuerdo a su contexto específico, recursos técnicos y posibilidades”, indicó el Arq. Mario Villalta Flórez-Estrada, coordinador del Taller Urbanoscopio.

El MIVAH publicó un protocolo para la atención de asentamientos informales a escala cantonal, explicó Villalta, en el cual se solicita a cada municipio elaborar un plan local para cada asentamiento, dando algunos lineamientos generales pero sin desarrollar un machote o estructura, “ahí nace el aporte de la Escuela de Arquitectura, a la que contactaron para realizar el diseño de dos planes piloto”, añadió el experto.

Foto 2 Barrio Sinaí sector Callejón de Rigo y Villa Esperanza

En los talleres prácticos de la UCR los estudiantes tienen la oportunidad de aprender desde la experiencia, manteniendo un contacto directo con la realidad urbana y social, generando consciencia crítica e involucrándose directamente con los actores principales, o sea, las comunidades. En la imagen aparece el barrio Sinaí. Foto Municipalidad de San José.

Trabajo en equipo

Según se afirma en ambas propuestas, las poblaciones de los asentamientos informales se encuentran expuestas a múltiples factores de riesgo, “entre ellos la exclusión, desigualdad, pobreza, informalidad y transgresión de sus derechos”.

Por tales razones es que se busca dejar en evidencia estas problemáticas, “para que los gobiernos locales dirijan su mirada, recursos y acciones a una de las poblaciones más vulnerables ante la crisis sanitaria y de desempleo ocasionada por la pandemia”, reza el texto en la introducción de los planes de acción.

Cabe resaltar que este aporte se genera desde la docencia directa, es decir, desde un taller de diseño de la Escuela de Arquitectura y fueron dos grupos de estudiantes los que trabajaron en el desarrollo de ambos planes de acción, en coordinación con personas de las comunidades, las municipalidades e instituciones pertinentes.

“Estos grupos recibieron el acompañamiento profesional y técnico del cuerpo docente, y siguieron las guías e indicaciones de los protocolos de ambos ministerios (MINSA y MIVAH), por lo que se garantiza un nivel de calidad del resultado; pero la creatividad, búsqueda y propuesta metodológica provienen de los estudiantes”, resaltó Villalta.

El plan de acción de Gracias a Dios fue creado por Angélica Solís, Carolina Cortés, Andrea Castro y Sebastián González; mientras que el de Barrio Sinaí fue elaborado por Dayanna Álvarez, Verónica Campos, Alejandra León y Josué Zeledón.

Foto 3 Gracias a Dios callejones

Ambos equipos de estudiantes utilizaron bases de datos y resultados provenientes de varias investigaciones que ha realizado el Laboratorio Ciudad y Territorio de la Escuela de Arquitectura, en especial un estudio sobre la comunidad de Gracias a Dios en el 2019. Foto Municipalidad de San José.

Características generales

Cada plan está formulado desde las variables intrínsecas de cada asentamiento, pero existen áreas similares desde las cuales inicia el trabajo, una de las más importantes y que resguarda el poder de decisión de cada comunidad es la conformación de un comité local que estaría integrado por líderes comunales, representantes por sectores, personas con disponibilidad, personas voluntarias, personas con capacidad de trabajo en equipo y resolución de problemas, y personas con habilidades de comunicación.

Asimismo, agrupan una serie de conceptos ha desarrollar para completar las áreas de acción, los cuales son el acceso al agua potable, la gestión de residuos, el acceso a facilidades sanitarias, el hacinamiento, las alternativas laborales, la violencia intrafamiliar y de género, el acceso a una adecuada alimentación, el acceso a educación,el acceso a una salud integral, el estado migratorio, el acceso a electricidad, y la accesibilidad y evacuación del sitio.

“Algunas de las propuestas que incluimos en nuestro trabajo van más allá de la atención a la pandemia, para así ayudar a dignificar a las comunidades, promover el surgimiento de iniciativas vecinales, generar bases de datos o actualizar las existentes, y se estrechen las alianzas entre las comunidades y las instituciones públicas”, comentó la estudiante Andrea Castro, quien integró el equipo que elaboró el plan de acción de Gracias a Dios.

Como objetivo prioritario de estos planes de acción se cita que es prevenir, contener y atender el contagio de personas con el COVID-19 en asentamientos informales, priorizando a la población de mayor vulnerabilidad mediante la implementación de un plan de acción interinstitucional y multinivel, así como los planes locales de preparativos y respuesta ante la pandemia.

“La elaboración de estos insumos representa un gran aporte generado desde la UCR, para la atención de la emergencia sanitaria en las comunidades de mayor vulnerabilidad a nivel nacional, cantonal y local. Se demuestra además que la docencia, la investigación y la acción social se integran con éxito para contribuir a generar aportes directos a la atención de las distintas necesidades del país”, manifestó Villalta.

Por último, este académico agregó que para el caso de Sinaí, el TCU-708 Espacio público desde una visión de hábitat, que pertenece a la Escuela de Arquitectura, sirvió como enlace entre el grupo de estudiantes y esta comunidad, “este TCU se encargará de darle seguimiento a la implementación del plan, mientras que para el caso de Gracias a Dios, el enlace fue el Laboratorio de Ciudad y Territorio, también de la Escuela de Arquitectura, gracias a una investigación que finalizó recientemente”, concluyó Villalta.

Otto Salas Murillo
Otto Salas Murillo
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Área de cobertura: ingenierías
otto.salzrsrasmurillo  @ucrbimd.ac.cr

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