La ciencia, la tecnología y el conocimiento no bastarán para que la humanidad logre su supervivencia. Por el contrario, los seres humanos dependemos del aire, el agua y el alimento que nos proporciona el planeta.
Comprender esta relación es urgente para preservar la vida. Por eso, en este 2020, las Naciones Unidas han hecho un llamado por la naturaleza con el fin de que la humanidad, los Gobiernos, la instituciones y cada individuo tomen acciones para preservar la biodiversidad que nos sustenta.
La Universidad de Costa Rica se ha unido a este llamado, consecuente con los esfuerzos que realiza para mejorar su vínculo con el medio ambiente, a través de diversas investigaciones, iniciativas, programas y proyectos institucionales.
Así lo manifestó el rector de la UCR, Dr. Carlos Araya Leandro, en un mensaje dirigido a la comunidad universitaria, en el cual instó a reflexionar sobre el peso de nuestras acciones en el planeta.
“Llegó la hora de reaccionar. Hoy, que guardamos la distancia física como una manera de solidaridad social, cultivemos esa responsabilidad en nuestros hogares, con nuestras familias, para que desde los más pequeños hasta los mayores sepan reconocer el peso de sus acciones sobre las redes de vida en las que todos estamos insertos”, señaló el rector.
La UCR ha logrado ser una institución carbono neutral gracias a la conservación de su Red de Áreas Protegidas, distribuidas en cuatro provincias, que en conjunto protegen más de 8 000 hectáreas. Ha fomentado un cambio de cultura entre la comunidad universitaria, por medio del programa de Galardón Ambiental, (coordinado por la Unidad de Gestión Ambiental), en el que participan más de 60 unidades.
Las especies de vida silvestre están desapareciendo de diez a cientos de veces más rápido ahora que en los últimos 10 millones de años.
Dentro de la próxima década, una de cada cuatro especies conocidas podría extinguirse.
Las actividades humanas han alterado significativamente tres cuartas partes de la superficie terrestre y dos tercios de los océanos.
Solo entre 2010 y 2015, desaparecieron 32 millones de hectáreas de bosque.
En los últimos 150 años, la cobertura de arrecifes de coral vivos se ha reducido a la mitad.
El hielo glacial se está derritiendo a velocidades extraordinarias, mientras crece la acidificación del océano.
Fuente: ONU Programa para el Medio Ambiente. https://www.worldenvironmentday.global/
El impacto de las acciones humanas sobre el equilibrio planetario es ampliamente conocido: calentamiento global, contaminación del aire y del agua, sobreexplotación de los suelos y acelerada extinción de especies. Estas son solo algunas de las consecuencias.
Según el Sexto Informe Nacional al Convenio de Diversidad Biológica de Costa Rica, las principales amenazas a la biodiversidad reconocidas para Costa Rica son la pérdida del hábitat, la sobreexplotación, la contaminación, el cambio climático y presencia de especies exóticas invasoras.
En Costa Rica, los científicos de la UCR han detectado cambios en el comportamiento de animales, como los monos y los murciélagos, debido a los cambios que implica la actividad de los seres humanos.
Desde el Cimar, se ha estudiado la pérdida de coloración de los corales, lo cual alerta sobre la contaminación de los mares. Asimismo, las investigaciones del CICA determinaron la presencia de contaminantes provenientes de actividades agrícolas en las aguas de la zona norte. Estos son solo algunos ejemplos de cómo la academia trabaja para proteger el equilibrio ambiental.
Este año, la Universidad de Costa Rica ha dado un paso más en este sentido al crear el Centro de Investigación en Biodiversidad y Ecología Tropical (Cibet), una unidad de estudio que se dedicará a documentar la biodiversidad nacional, con el fin de comprender su función y vínculo con el entorno natural y las poblaciones humanas, así como para plantear soluciones a los riesgos y los problemas ambientales.
Sin embargo, los cambios aún son insuficientes para detener la pérdida de biodiversidad. Según, el director del Cibet, Dr. Bernal Rodríguez, la biodiversidad es bastante compleja, incluye distintos tipos de organismos con los que convivimos en este planeta y ha sido una tarea fundamental comprender cuál es el vínculo entre esas especies y la relación que tenemos con ellas.
“Hay una responsabilidad moral. Nosotros como una especie más de este planeta, que podemos modificar los ambientes y que tenemos un impacto sobre otras especies, tenemos esa responsabilidad, porque todos los organismos tienen un valor, sea conocido o no”, subrayó el experto.
El 2020, sin duda, es el año que ha demostrado el valor de todas esas cadenas de vida que conforman el planeta, donde animales, microorganismos y seres humanos entre otras especies convivimos bajo en delicado equilibrio. En el Día Mundial del Medio Ambiente, la invitación es a actuar ya.