Atravesamos un momento difícil como sociedad y como individuos, esta situación que se refleja en cada una de las familias con escolares no es menos compleja y comprende diferentes dimensiones acerca de las cuales podemos reflexionar desde nuestra disciplina: la Educación Primaria.
No obstante, como docentes y formadores de docentes de este nivel educativo fijamos nuestra atención en las dimensiones cognitiva y afectiva, precisamente porque la intervención familiar es trascendental en la atención de estos dos aspectos y porque en relación con la dimensión física los diferentes medios de comunicación han enfatizado vehementemente todo lo relacionados con los hábitos de higiene y medidas preventivas para evitar el contagio del COVID-19; difícilmente un niño o niña de cualquier nivel educativo no tenga información acerca de la importancia del lavado de manos, entre otras medidas.
Como punto de partida debemos considerar que son más de 5 000 centros educativos cerrados y más de 1 millón de estudiantes que, junto con los miembros de su familia, han tenido que modificar drásticamente su rutina diaria. Es preciso tener claro cuál es el panorama real que viven las familias costarricenses hoy día, pues es sobre esa base que nosotros los especialistas en Educación podemos brindar de manera pertinente y útil recomendaciones pedagógicas para sobrellevar este periodo de tiempo en casa.
En relación con este contexto, reconocemos que la mayoría de madres, padres y responsables de los y las escolares están trabajando de manera remota, a la vez que realizan labores del hogar y satisfacen las necesidades de alimentación, entretenimiento y educación “formal” de sus hijos e hijas. Por lo tanto, la primera recomendación que emitimos no va dirigida a las familias sino a los centros educativos que han querido continuar cumpliendo con el currículo, tareas, y actividades académicas como si no estuviera pasando nada y, por el contrario, día a día estamos experimentando los cambios, las nuevas directrices del gobierno, y estamos expuestos, escolares y adultos, a las secuelas económicas y emocionales que trae consigo esta pandemia y su consiguiente aislamiento.
Aunque detrás de las decisiones de estos centros educativos esté la buena intención de promover la autonomía de los niños y las niñas en el cumplimiento de sus deberes, lo cierto es que estos van a requerir en muchos casos la validación, explicación o ayuda por parte de sus familiares, y siendo realistas no se puede depositar toda la responsabilidad en ellos, cuando además se tienen que atender las demandas de sus trabajos o de las tareas del hogar.
A sabiendas de que esta es la realidad de muchas familias, no es recomendable aterrar al estudiantado con decenas de tareas diarias: hacer videos, investigaciones de temas, presentaciones, listas de problemas matemáticos, lecturas obligatorias y un sin fin de obligaciones que en muchos casos son ajenos al entorno y a la coyuntura actual. El “tener que hacer” diariamente en casa todo lo que se hacía en la escuela tensa más la situación que se vive en las paredes de cada hogar con escolares, alimentando aún más las emociones negativas provocadas por el aislamiento.
Es usual que surjan muchas preocupaciones por parte de los miembros de la familia, principalmente porque muchos de ellos pueden creer que los escolares “se están atrasando” y aunque efectivamente se está dando una ruptura en su proceso de enseñanza y aprendizaje formal, lo cierto es que no debería de darse una ruptura en el proceso de Aprendizaje no formal que se da en el hogar, y que al fin y al cabo es más importante en la vida de las personas actualmente.
Por eso, debemos recordar que los acontecimientos sociales no se desvinculan de las realidades de los hogares, por ello es necesario enlazar la realidad global con la realidad familiar, para promover el aprendizaje situado. Es aquí donde principios didácticos tienen sentido práctico:
1. El partir de lo cercano a lo lejano, por medio de la construcción de aprendizaje entre los miembros que conforman la familia, logra formar en los estudiantes habilidades de criticidad y reflexión en situaciones reales donde se toma conciencia de cómo las acciones individuales y familiares pueden repercutir en el desarrollo social y global.
2. Las familias pueden aprovechar recursos como los noticieros escritos, digitales y televisivos para fomentar la crítica ante los acontecimientos nacionales e internacionales y proyectarlo en situaciones concretas del currículo escolar tales como el análisis de textos escritos, la fluidez de la lectura y la oralidad.
3. Plantear situaciones matemáticas útiles desde su realidad o la indagación de temas que interesen a los escolares para consolidar alternativas viables a problemas actuales, como por ejemplo, la cantidad de veces que se lavan las manos y la cantidad de agua se estaría utilizando.
4. Desde el área musical y lingüística, así como la expresión creadora mediante discriminaciones sonoras a partir de una escucha activa de los sonidos de su entorno, musicalización de cuentos y versos por medio de instrumentos musicales que se tengan en casa, la realización de la división silábica por medio de ritmos que pueden realizarse a través del uso de la percusión corporal, cantar canciones para ejercitar habilidades relacionadas con el uso de la voz, la respiración, la dicción, la entonación y la coordinación rítmica.
5. Además, pueden apoyar el desarrollo de las habilidades del pensamiento en los estudiantes, mediante el juego de mesa, armado de rompecabezas entre otras actividades que permitan pasar el tiempo juntos en familia.
6. La actividad lúdica (el juego) se convierte en una estrategia de aprendizaje y recreativa para que a partir de diversos contenidos curriculares se desarrollen habilidades entre hermanos y hermanas.
7. El trabajo cooperativo, el pensamiento crítico, los estilos de vida saludable, el pensamiento sistémico, la resolución de problemas, el manejo apropiado de información, son sólo algunas de las habilidades que las personas estudiantes pueden favorecer mediante los juegos reglamentados ejecutados en los hogares. A través del juego los niños y niñas desarrollan capacidades físicas, habilidades motrices, exploran, descubren, comprenden elementos de la sociedad que los rodean, se relacionan con otras personas en un ambiente de diversión y motivador de aprendizaje significativo y valioso. Desde la formación inicial (antes de ingresar a primaria) el juego cumple un factor clave para la construcción y adquisición de conocimiento.
Así, en el seno del hogar las familias pueden desarrollar diversas actividades lúdicas, que tengan alguna base de contenido actitudinal o curricular de las diversas asignaturas de la educación formal, no obstante, lo valioso es el tiempo en familia y los aprendizajes que se deriven del juego y la sana competencia entre sus miembros.
8. Lo importante es propiciar un clima agradable a lo interno del grupo familiar; de ahí lo importante de planificar en familia las rutinas diarias, que incluyan actividades libres, de estudio, de trabajo de la madre y el padre de familia, del uso de las redes sociales para interactuar con sus pares y familiares, de colaborar en las labores de la casa, entre otros.