Cerca de 35 funcionarios del Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR) trabajan fuertemente para seguir supliendo al país de antivenenos. El único propósito: garantizarles el tratamiento a todos aquellos pacientes que sufran envenenamientos por mordeduras de serpientes.
“Si bien Costa Rica está viviendo una pandemia por la enfermedad del COVID-19, la Universidad no puede detener la producción de antivenenos. Es muy importante que se entienda que el suero antiofídico es un medicamento esencial. No hay otro producto que pueda hacer lo que hace el antiveneno. Los accidentes por mordeduras de serpiente son un problema de salud pública que no puede dejarse desatendido por la pandemia. Hay personas que podrían sufrir un accidente y los hospitales deben tener los fármacos necesarios para atenderlos”, afirmó el Dr. Andrés Hernández Bolaños, regente farmacéutico del ICP-UCR.
Actualmente, en el ámbito internacional, la administración intravenosa de un antiveneno específico es el único tratamiento eficaz (científicamente validado) para salvar la vida de las personas que han sufrido algún envenenamiento ofídico.
Por lo tanto ese aporte, que es crucial para el país, se está dando de la mano con las rigurosas medidas preventivas comunicadas por el Ministerio de Salud y las autoridades universitarias. Todas esas acciones están orientadas a asegurar la salud de los colaboradores, y que al mismo tiempo Costa Rica no experimente desabastecimiento de un medicamento que puede definir si una persona sigue con vida.
“Las personas con algún factor de riesgo no están trabajando en el Instituto de manera presencial. Además, tres están haciendo trabajo remoto y los otros 32 se turnan para hacer mitad trabajo remoto y mitad trabajo presencial. Esto, junto con las constantes medidas de limpieza, nos ha permitido cumplir de forma segura con las labores en todas las secciones de producción”, amplió el Dr. Hernández.
Los envenenamientos por mordeduras de serpientes son un problema de salud pública que causan un gran sufrimiento humano y un fuerte impacto socioeconómico.
Se calcula que los accidentes ofídicos afectan a más de 2.5 millones de personas del mundo que viven en poblaciones rurales bajo condiciones de pobreza; por lo general, en países que están en vías de desarrollo. A nivel nacional, se contabilizan cerca de 600 casos anuales.
El ICP-UCR es el único que abastece Costa Rica, al resto de la región Centroamericana y a algunos territorios de América del Sur. También, exporta sueros a África, ante una realidad global en la cual las grandes farmacéuticas internacionales no producen antivenenos debido a la baja rentabilidad económica.
“La eficacia de los antivenenos producidos en el ICP ha sido demostrada en estudios preclínicos y clínicos. Se estima que, durante sus 50 años de existencia, los antiveneos del ICP han salvado la vida a más de 350 mil personas. Por ese motivo, en medio de la crisis actual el ICP continuará sus esfuerzos para seguir abasteciendo antivenenos y salvar las vidas de las personas más vulnerables”, enfatizó el Dr. Alberto Alape Girón, director del ICP-UCR.
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