Aquellas madres que sean confirmadas con la enfermedad de COVID-19 pueden continuar amamantando a sus bebés. Cuatro investigaciones internacionales no han detectado, hasta el momento, que la leche materna transmita el virus del SARS-CoV-2. Dicho microorganismo es el encargado de generar la enfermedad del COVID-19.
Así lo confirma el Ministerio de Salud a través de sus “Lineamientos generales sobre lactancia materna y COVID-19”.
En ese documento, el Ministerio señala una serie de estudios con respaldo internacional para afirmar que no se ha comprobado, al igual que otros virus respiratorios, una trasmisión vertical del microorganismo (contagio en el interior del útero) ni tampoco por la leche materna.
Incluso, la misma Comisión Nacional de Lactancia Materna de Costa Rica afirma la importancia de la leche materna en este momento histórico, como alimento indispensable para prevenir en los menores gran cantidad de infecciones respiratorias producidas por virus y bacterias. Además, es enfática al indicar que “aquel niño o niña que no la reciba tiene mayor riesgo de enfermarse”.
“A lo que hay de evidencia científica hasta el momento, si la madre está enferma del COVID-19 y le niega la lactancia materna a su bebé como un intento para protegerlo, más bien lo está privando de los anticuerpos que lo defenderán contra gran cantidad de infecciones. La madre puede trasmitir defensas al bebé a través de la leche materna, incluso si está experimentando una infección como la originada por los virus respiratorios. Por lo tanto, lo que habría que hacer es extremar las medidas de higiene y no suspender el proceso de amamantamiento”, señaló Alejandra Marín Hoffman, enfermera especializada en la preparación integral para el embarazo, parto y posparto, de la Oficina de Bienestar y Salud (OBS) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Para Lilliam Marín Arias, enfermera obstetra e investigadora del Instituto de Investigaciones en Salud (Inisa-UCR), la leche materna es un líquido invaluable para un bebé en sus primeros seis meses de vida.
De acuerdo con la especialista, el cuerpo de la madre tiene la capacidad de adaptar la composición de la leche con base en los requerimientos del menor. Así, este alimento se convertirá en su aliado contra las alergias, inflamaciones y otras enfermedades. Algo que la leche de fórmula jamás será capaz de igualar.
“La leche materna es un alimento único; primero, porque es una sustancia viva debido a los anticuerpos y, segundo, porque es un alimento emocional. Los anticuerpos y las sustancias bioactivas vienen a producir una serie de cambios y protección en el cuerpo del bebé”, comentó Lilliam Marín.
No. Las madres deben saber que si tienen COVID-19 pueden contagiar a su bebé por las vías habituales.
Es decir, el contagio usual que cualquier persona está expuesta al estar cerca de un paciente infectado, a través de las gotículas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando una persona enferma habla, tose o estornuda.
También, si estas gotas caen sobre los objetos y superficies que rodean al bebé, de modo que el niño puede tocar estos objetos y llevar sus manos a la cara, según lo indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"La infección por este virus es del 1 % de los niños menores de 10 años de la población afectada y en general se comporta como una enfermedad con severidad leve", se indica en los lineamientos del Ministerio de Salud.
Bajo este escenario, aún con un porcentaje muy bajo, algunas personas podrían considerar una separación. Sin embargo, el alejar a la madre de su hijo no debe realizarse a la ligera, debido a los posibles efectos perjudiciales en la alimentación y en la vinculación. Para el Ministerio de Salud, la separación preventiva debe ser el último recurso.
“No es recomendable una separación como primer medida, porque el contacto piel con piel (madre e hijo) es muy importante para el desarrollo neurológico del bebé, facilita la lactancia y la transmisión de sustancias protectoras. Si separamos al bebé de primera instancia, se priva el contacto de la madre; algo que influirá en su desarrollo cerebral. La zona más segura de un bebé es su mamá y afectar esto también perjudica el estado emocional de la madre. Sin embargo, pueden existir condiciones que impidan el alojamiento conjunto, en cuyo caso es fundamental procurar la extracción de leche materna y proporcionarla al recién nacido con apoyo de un cuidador sano”, aclaró Alejandra Marín.
Es vital recordar que la producción de leche se sostiene gracias al estímulo generado por la boca del bebé al pezón de la madre, así como el deseo de la mujer de amantar. Si no hay un acercamiento que garantice dicho estímulo, la producción de leche podría entorpecerse.
Si la madre desea amamantar, se recomienda que se cambie la ropa antes, porque esas gotículas con el virus SARS-CoV-2 pueden estar en las prendas de vestir que porte.
“La gran ventaja aquí es que tenemos un enemigo que se mata con agua y jabón. Un buen lavado nos genera ganancia para el bebé y la madre, que se incrementa cuando la mujer con COVID-19 usa la mascarilla y sigue un correcto protocolo de tos, estornudo, lavado de manos riguroso e higiene del entorno”, hizo hincapié Alejandra Marín.
Por otro lado, si la mujer desea usar un extractor de leche, debe extremar la higiene de manos y de todas las partes del utensilio, con el propósito de que este no se convierta en un objeto contaminado.
“Si la madre del todo no está en condiciones para amamantar a su hijo, y debe extraerse la leche para que un tercero la suministre, es mejor no recurrir al chupón, porque este incrementa el riesgo de otras infecciones para el bebé. Es preferible que se use una sonda, la cucharita o un vasito. Esto es mucho más beneficioso y no genera confusión de succión al menor cuando vuelva al pecho”, ahondó Alejandra Marín.
Por otro lado, si el bebé nace de una madre con COVID-19 y resulta infectado, el Ministerio de Salud señala el aislamiento de ambos en una misma habitación, pero separados de otras personas.
Asimismo, el empleo de incubadoras cerradas, el amamantamiento con mascarilla quirúrgica y extremar medidas de higiene, principalmente.
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