Costa Rica vive su tercer caso provocado por la peligrosa ameba Naegleria fowleri. En esta ocasión, se trata de una niña vecina de Cartago de cuatro años de edad, quien visitó un centro turístico de aguas termales.
La situación de contagio de la menor es muy similar a la ocurrida el 7 de enero del 2020, cuando un joven de 15 años falleció en el Hospital Dr. Enrique Baltodano Briceño de Liberia por la misma causa.
Después de recibir el caso, el personal médico del Hospital Maximiliano Peralta de Cartago sospecha que la condición de la menor podría deberse por la N. fowleri y envía de manera inmediata una muestra para ser analizada a la Sección de Protozoología Médica de la Universidad de Costa Rica (UCR).
La investigación, liderada nuevamente por la Dra. Elizabeth Abrahams Sandí y la Dra. Lissette Retana Moreira, en conjunto con el asistente de laboratorio Dennis Camareno, se realizó en tiempo récord con un solo propósito: unirse a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para ayudar a salvar la vida de la niña.
"Lo que la población debe tener es precaución y seguir las reglas que el Ministerio de Salud está recomendando a la hora de visitar este tipo de lugares. Esta ameba está presente casi que en todas las fuentes de agua, así que lo importante es saber comportarse en estos sitios y saber que la ameba puede estar ahí. Si bien es cierto, el riesgo es muy bajo, siempre hay una posibilidad. Por lo tanto, la prevención es lo más importante”, enfatizó la Dra. Elizabeth Abrahams Sandí, en la transmisión desarrollada por la UCR vía Facebook el miércoles 13.
De acuerdo con la Dra. Krisia Díaz, directora del Hospital, la niña se encuentra bajo los cuidados permanentes las 24 horas. El personal médico le suministró de forma inmediata el tratamiento contra la meningitis a fin de frenar la proliferación de este microorganismo. Por el momento, la joven se encuentra fuera de peligro y se espera que asimile bien el tratamiento.
"La familia logró identificar rápidamente los primeros síntomas e informaron al centro médico donde habían estado, esto nos permitió ofrecer toda la atención requerida por la menor en las primeras 24 horas que son cruciales en estos casos”, indicó la Dra. Díaz.
Además, la directora del Hospital explicó que el personal de los servicios de Emergencias, Pediatría, Infectología, de Farmacia, y demás servicios de apoyo que han participado en este proceso como la UCR, han trabajado con celeridad para ofrecerle toda la atención médica requerida, así como darle el primer tratamiento en las primeras siete horas de su llegada al hospital.
La menor está hospitalizada desde el martes 11 de febrero, e ingresó con las condiciones típicas que genera la presencia de la Naegleria fowleri en el organismo: dolor de cabeza, vómito y fiebre.
Con este nuevo aporte, las científicas de la UCR suman un nuevo estudio a favor de la salud pública nacional. Los últimos esfuerzos de la UCR fueron divulgados por el Ministerio de Salud el lunes 27 de enero. La Dra. Abrahams y la Dra. Retana comprobaron la presencia de la ameba (mal llamada “come cerebros”) en las nacientes de aguas termales ubicadas en Bagaces, Guanacaste.
"La muestra la recibimos del Hospital Max Peralta el martes. Realizamos el procesamiento el miércoles y el jueves el Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular de la UCR nos dio la secuenciación del producto que confirmó la presencia de la ameba", ahondó la Dra. Abrahams.
La N. fowleri es un microorganismo que pertenece al grupo de los protozoarios (formados por una sola célula) denominados de ‘vida libre’.
Esto último indica que son capaces de vivir y replicarse en el medio ambiente sin necesidad de un hospedero. Además, es capaz de subsistir hasta en los ambientes más inhóspitos y reproducirse de manera rápida.
¿Su alimento preferido? Las bacterias de su entorno. Pero, si las condiciones se lo exigen, puede también comportarse como un parásito con tal de sobrevivir.
Que una persona adquiera ese organismo es muy difícil. La ameba afecta a solo un individuo por cada 2.5 millones de personas, según la American Water Works Association.
La obtención ocurre cuando el agua penetra las fosas nasales, generalmente al momento de sumergirse en aguas cuyas temperaturas son cercanas o superiores a los 46°C.
Cuando la N. fowleri ingresa al cuerpo, lo que hace es viajar por las vías nasales en busca de alimento. Como no encuentra bacterias para consumir, la única opción que tiene es subir, atravesar una barrera ósea conocida como placa clinoide y alojarse en el cerebro.
Casi inmediatamente después de su ingreso, el protozoario inicia un proceso de meningitis ―infección de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal― divido en dos etapas. La primera es un severo dolor de cabeza frontal, fiebre, náuseas y vómitos.
La fase dos se caracteriza por rigidez en el cuello, convulsiones, estado mental alterado, alucinaciones y el coma. En promedio, el proceso infeccioso dura 15 días, o menos, antes de una muerte que médicos y científicos describen como “aguda y fulminante”.
La ameba siempre ha existido en las aguas termales y la forma de prevenirla es muy sencilla. Tan solo basta aplicar acciones simples como taparse la nariz manualmente, o con naricera, y no sumergirse. Esto es suficiente para evitar cualquier riesgo. También, recuerde jamás descuidar a los más pequeños de la casa.
Por su parte, ya el Ministerio de Salud informó de manera oficial un esfuerzo por gestionar un cambio en el reglamento de las piscinas, con un apartado especial en aguas termales. Esto, con el propósito de prohibir el uso de toboganes u otros atractivos de potencial riesgo.
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