Tres acciones de la Universidad de Costa Rica (UCR) recibieron reconocimientos especiales durante la premiación Aportes al Mejoramiento de la Calidad de Vida 2020, por el trascendental impacto social que generan en la vida de las personas.
Estos reconocimientos (adicionales a los premios principales) son entregados cada año por la Defensoría de los Habitantes y el Consejo Nacional de Rectores (Conare), a las personas y organizaciones enfocadas en realizar acciones en beneficio del bien común.
Por parte del Conare y la Defensoría, dos iniciativas de la UCR destacaron con los reconocimientos especiales. Entre ellas está Danza Universitaria (mejor conocida como Danza U) y la Dra. María del Rocío Sáenz Madrigal, docente de la Escuela de Salud Pública, por ser pionera del programa de “Navegación de pacientes con cáncer de mama”.
Por su parte, la Escuela de Ingeniería Industrial UCR también brindó un reconocimiento especial a la innovación. Esta vez lo recibió el proyecto “Desarrollo y evaluación de pictogramas para la correcta identificación y utilización de medicamentos en la población cabécar del sector Alto Telire del Área de Salud Talamanca”, impulsado por la Facultad de Farmacia.
De acuerdo con César Alonso Sancho Solís, presidente del comité organizador, la celebración (realizada por primera vez vía virtual) representa un espacio para el agradecimiento pues, en medio de las adversas circunstancias que se viven por el COVID-19, distintas personas y organizaciones no detuvieron sus esfuerzos. En cambio, continuaron aportado para mejorar la vida de las personas.
“Este acto de premiación es importante para recordar que existe una Costa Rica humana, solidaria e inclusiva. Este año se recibieron 35 candidaturas, la mayor cantidad en los 28 años del premio. Estas 35 iniciativas contribuyen al desarrollo de la población y merecen un reconocimiento especial. Asimismo, aprovechamos para incentivarlos con esa encomiable labor”, enfatizó Sancho.
Para la Dra. Catalina Lizano Barrantes y la Dra. Rocío Mora Vicarioli, de la Facultad de Farmacia de la UCR, recibir el reconocimiento visibiliza el potencial que tiene la Universidad de Costa Rica en la generación de contribuciones que verdaderamente impacten la vida de los sectores más vulnerables.
Su perspectiva se evidencia en la práctica. Desde antes del 2020, las farmacéuticas trabajaron arduamente para crear pictogramas que le permitieran a la población cabécar de alto Telire no correr ningún riesgo de salud por un uso inadecuado de medicamentos.
El trabajo, que se consolidó gracias a una tesis de investigación maestría de la Dra. Mora, nace cuando ambas profesionales se dan cuenta de que las indicaciones de los fármacos iban escritas en español y muchas personas de esa población indígena no hablaban ni escribían dicha lengua romance.
Incluso, según se detalla en la investigación de campo, el 70,42 % de los participantes cabécar no contaba con algún tipo de escolaridad y tampoco poseían una adecuada alfabetización en salud. La necesidad de que ellos y ellas tuvieran la oportunidad de entender se hizo evidente y, como resultado, los pictogramas se convirtieron en esa solución ideal.
“Nosotras como farmacéuticas tenemos la responsabilidad de contribuir a derribar las barreras que dificultan el uso racional de medicamentos. La población cabécar del Sector Alto Telire es una población vulnerable, con cobertura de salud limitada y una barrera lingüística”, manifestó la Dra. Lizano.
Su aporte no fue para menos. Cuando se habla de uso correcto de los fármacos, el idioma, la cultura y la alfabetización son cruciales para que una persona no tome más medicamento del recomendado o, en cambio, tome menos y no se logre el efecto deseado.
“Estos pictogramas son una iniciativa que, más allá de salir de un escritorio del Gran Área Metropolitana, han sido desarrollados con la misma población cabécar, basados en sus necesidades, su cultura y sus costumbres”, ahondó la Dra. Mora.
Para las farmacéuticas, el proyecto es un ejemplo de los frutos que se pueden conseguir cuando profesionales de la Universidad de Costa Rica y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) trabajan en forma conjunta y crean sinergias.
“Costa Rica posee una institucionalidad muy robusta, la cual debe velar por la realización de proyectos que se lleven a cabo con pasión y amor, pensando directamente en los beneficiarios finales que, muchas veces, son los ciudadanos con mayores dificultades en la vida”, profundizó la Dra. Mora.
Con este reconocimiento, las investigadoras reafirman su compromiso y dedicación para que los pictogramas obtenidos como resultado final de la investigación se mantengan en el tiempo.
“Queremos que esta sea una herramienta más para que los servicios de Atención Farmacéutica, y no solo de la población de Alto Telire, se extienda y siga derribando barreras en diferentes poblaciones en mejora del uso de los medicamentos y la calidad de vida de más costarricenses”, indicaron.
En la misma línea de salud, pero desde la trinchera de la lucha contra el cáncer, está el reconocimiento especial a la Dra. María del Rocío Sáenz Madrigal, por ser pionera del Programa de Navegación de Pacientes con Cáncer de Mama impulsado por la Escuela de Salud Pública.
Este programa comenzó en el 2013 y su objetivo es acompañar, guiar y apoyar a las mujeres que enfrentan esta enfermedad hacia una atención rápida y oportuna.
La acción consiste en un grupo de mujeres voluntarias, mayoría sobrevivientes de cáncer de mama, guíen a las nuevas pacientes oncológicas en la compleja red del servicio hospitalario.
El propósito es ayudarlas a enfrentar las barreras de los hospitales para que así logren recibir un tratamiento de calidad. Con la ayuda, las mujeres con cáncer superan las dificultades como las listas de espera, la burocracia institucional, la falta de recursos y de información, y así mejorar su calidad de vida con una atención temprana efectiva.
“Había una preocupación muy grande de muchas mujeres con cáncer de mama que solicitaron que se hiciera algo por ellas. A mi me movió la posibilidad de que se escuchara la voz de las pacientes, su dolor y sufrimiento, y tratar de acercar esa voz hacia la visión de la prestación de servicios de salud y otras necesidades que no necesariamente son médicas, como lo son el afecto, el acompañamiento o las socioeconómicas. Era acercar dos mundos: el del paciente y el de los servicios de salud”, profundizó la Dra. Saénz.
A la fecha, casi 5000 mujeres han sido acompañadas por mujeres llamadas “navegadoras”. Actualmente, el proyecto trabaja en seis hospitales públicos, en coordinación con ocho organizaciones no gubernamentales, 85 navegadoras y 230 voluntarias capacitadas.
La Dra. Sáenz recalcó que gracias a este proyecto, en tan solo el Hospital de la Mujer Adolfo Carit Eva, se logró reducir en 137 días la atención de las pacientes. En la cuenta regresiva de la vida, cada segundo cuenta.
“Creo que lo más importante que hemos logrado es el sostenimiento de la alianza de los tres actores: la academia, las organizaciones no gubernamentales y los servicios de salud. Hemos logrado canalizar el voluntariado hacia un tema que está demostrado en datos, como el haber reducido el tiempo de la atención de las pacientes. Esa reducción del tiempo tenía que ver con la prestación de los servicios de salud y también con temas familiares: el miedo, el no tener quien cuide a los hijos, entre otros factores”, comentó la Dra. Saénz.
Desde el ámbito del arte, Danza Universitaria (Danza U) logró sobreponerse a la pandemia de importante manera con acciones innovadoras.
Con el uso de herramientas virtuales, Danza U puso a disposición de diversos públicos montajes escénicos, documentales, danza y videos con una gran riqueza visual para que todos los interesados pudieron disfrutar desde sus hogares bajo el hashtag #DanzaUenAccion.
Otra de las acciones fue “Movete en casa con Danza U”, la cual brindó capsulas llenas de creatividad para fortalecer la salud mental y física de la población confinada por el COVID-19.
Pero no solo esto, Danza U también se preocupó por llegar a las comunidades. Por esa razón, dieron vida a la iniciativa “Comunidades en línea Danza U”. Aquí se proporcionaron talleres virtuales a personas amantes de la danza, de la mano con otros colaboradores. También, se llegó a personas adultas mayores con la iniciativa “Bailemos de larguito”.
Desde los ojos de Hazel González Araya, directora de Danza Universitaria, este reconocimiento es inédito en la historia de esta compañía profesional. Por lo general, en el área artística se esperan los reconocimientos y premios en relación con el desempeño interpretativo o la creación artística que da pie a una obra, los tradicionales premios nacionales.
Sin embargo, en los últimos años Danza Universitaria ha hecho un giro paradigmático en su quehacer porque ha comprendido las múltiples y diversas formas mediante las cuales la danza como práctica reviste para el desarrollo de un país.
“El reconocimiento es especialmente simbólico en un momento en el que nuestra sociedad se debate sobre los recortes presupuestarios del sector cultura. Por ello me parece muy importante, y a su vez controversial este reconocimiento, porque significa que La Defensoría de los Habitantes, una institución que vela por la calidad, los derechos de la ciudadanía, reconoció que las artes también aportan al desarrollo integral de una sociedad. En general, creo que es un reconocimiento para todo el sector artístico ya que pone en la mesa el potencial insospechado de las artes y su impacto en la vida de las personas”, relató González.
En medio de la pandemia, Danza U sorprendió con su movimiento en el segundo semestre de 2020. Esta vez, a los más pequeños. En conjunto con el Ministerio de Educación Pública (MEP), los y las artistas efectuaron el proyecto “Y vos, ¿por qué bailás?”, que concluyó con el recibimiento de más de 100 videos de escolares y jóvenes de secundaria.
Asimismo, se incentivó una actividad conocida como “Movimiento-tal”, que consistía en tutoriales de danza y movimiento.
“A partir de la pandemia, cabría preguntarse cuáles serán esas disciplinas convocadas a construir un país. Si al lado de las Ciencias de la Salud, las Ciencias Sociales, Económicas, la Educación, podemos colocar también el conocimiento y la experiencia de las Artes como oportunidad para sanar los cuerpos afectados por esta crisis, para construir y resignificar lo vivido, para crear y habitar conscientemente nuestro espacio y lugar vital, para construir identidad, sentido de pertenencia, lazos comunitarios significativos y sólidos”, afirmó González.
Según la artista, las artes han sido poco dimensionadas en relación con los aportes a la salud. Sin embargo, también son un conocimiento que puede ofrecer mucho en etapas de prevención primaria y primordial de enfermedades físicas y mentales.
Además, visto desde la contribución monetaria para el país, habría que reconocer al sector artístico como uno que genera trabajo y aporta a la economía, pues implica muchos encadenamientos laborales.
“Esperaría a futuro que las artes y la Danza, tomen un espacio imprescindible dentro de las políticas públicas de nuestro país y se consoliden como prácticas, profesiones, trabajos respetados, investigados desde las disciplinas de la educación, el derecho, las ciencias de la salud, la filosofía”, concluyó la directora de Danza U.