La Universidad de Costa Rica fue creada en 1940 y dio sus primeros pasos en dos contextos de extrema gravedad: la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la Guerra Civil del 48. Por un lado, una crisis internacional que no sólo se tradujo en cuantiosísimas pérdidas humanas sino también en una debacle económica que, en el caso de Costa Rica, contrajo la economía a niveles de depresión sin precedentes, situación que suele justificar toda suerte de recortes presupuestarios. Por otro lado, una crisis interna que afectó toda la institucionalidad nacional y que pudo tener consecuencias deplorables sobre la permanencia y continuidad de la Universidad no sólo como institución sino como entidad plenamente autónoma: autonomía administrativa (auto-gobierno), económica (auto-gestión financiera) y académica (libertad de cátedra y de pensamiento), que tanta controversia levantó durante las primeras cuatro décadas del siglo XX y que a la postre costó tanto lograr, y se mantuvo.
Por otra parte, antes de que la Universidad de Costa Rica adquiriera rango constitucional, el 26 de agosto de 1940, el entonces Presidente de la República, Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, firma la ley 362, Ley Orgánica de la Universidad de Costa Rica, cuyo artículo primero promulga: “Créase con el nombre de Universidad de Costa Rica una institución docente y de cultura superior, que tendrá por misión cultivar la ciencia, las letras, y las bellas artes, difundir su conocimiento y preparar para el ejercicio de las profesiones liberales”. En efecto, la Facultad de Letras resurge a la luz (artículo 2), bajo una nueva configuración y nomenclatura tras el remanente legado de la otrora Universidad de Santo Tomás, donde se cultivó la lengua castellana, la filosofía y lenguas extranjeras como el inglés, el francés, el italiano y el alemán.
Ante este nuevo paradigma, y para cumplir con la misión que le fue encomendada como agente de cambios estructurales y como motor del desarrollo nacional, tanto el gobierno como los constituyentes de la Segunda República previeron la necesidad de incorporar las Letras como un eje fundamental de formación para el enriquecimiento de la cultura y como un pilar del Humanismo – crítico y creador – del que la Universidad de Costa Rica se hizo la abanderada, fortaleciendo la democracia y promoviendo la libertad de pensamiento.
Desde entonces, la Facultad de Letras se ha abocado a realizar esta labor desde el pensamiento, estudiando los fenómenos de la lengua en sus formas y manifestaciones, analizando las literaturas y las lenguas nacionales y extranjeras, pero también el abanico de culturas tanto locales como foráneas que conforman la riqueza de la humanidad con la que compartimos el mundo, yendo incluso más allá a través de procesos de creación artística, en el marco de sus actividades sustantivas de docencia, investigación y acción social, como medios para alcanzar los fines y propósitos de la Universidad, consciencia lúcida de la Nación, sobre sí misma y su entorno.
A semejanza del Renacimiento del siglo XVI, las Letras recobran así una importancia vital en el Estado para auscultar y expresar el espíritu humano en sus diferentes contextos, subjetividades e identidades. Esto con el fin de crear un tejido orgánico donde convergen sus preocupaciones, su imaginación, sus aspiraciones profundas y sus deseos de transformar el mundo en un lugar de sana convivencia común que aboga por una mejor comprensión del otro y de su eco-entorno.
Hoy en día, la Facultad de Letras está integrada por la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura, la Escuela de Filosofía y la Escuela de Lenguas Modernas. Cuenta además con el Instituto de Investigaciones Filosóficas (INIF), el Instituto de Investigaciones Lingüísticas (INIL), el Instituto Confucio, el Instituto King Sejong, y también está adscrito a ella el Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas (CIICLA). Aunado a estos entes, se encuentra la serie de Posgrados adscritos a las distintas Unidades Académicas, como el Posgrado en Literatura, el Posgrado en Lingüística, el Posgrado en Español como Segunda Lengua, el Posgrado en la Enseñanza del Inglés como lengua extranjera y el Posgrado en Filosofía, en el seno de los cuales se ofrecen varias Maestrías y un Doctorado en Filosofía. Sus labores son así las más diversificadas, con un amplio espectro de acción y un importante esfuerzo en la difusión del conocimiento producido a través de sus revistas especializadas (Káñina, Revista de Filología y Lingüística, Revista de Filosofía, Revista de Lenguas Modernas), pero también a través de un copioso contingente de publicaciones en revistas internacionales, así como en foros de distinta naturaleza: conversatorios, jornadas, coloquios, simposios o lecciones magistrales a lo interno y a lo externo del país.
El crecimiento sostenido de la población estudiantil no ha desmentido el interés que despierta en las jóvenes generaciones la dinámica y robusta oferta académica de la Facultad de Letras, donde el número de docentes con doctorados académicos también ha ido en creciente aumento, y por ende, ha propiciado una mejora en la calidad de la formación que recibe el estudiantado pero también en la calidad de la labor investigativa que se realiza, tanto a lo interno de las Unidades Académicas como a través de los institutos, centro de investigación y posgrados. Con una población estudiantil integrada por los y las estudiantes de carrera más aquella de los cursos de servicio, Filología cuenta aproximadamente 1300, Filosofía 2000 y Lenguas Modernas 4200, mientras que el número total de docentes ronda las 200 personas.
Esto conlleva a que la Facultad de Letras también esté muy presente en actividades de trascendencia nacional, realizando una labor de campo y de proximidad con las comunidades nacionales a través de sus programas de acción social, así como de cooperación con instancias gubernamentales como el Ministerio de Cultura o el Ministerio de Educación, e internacionales a través de las representaciones diplomáticas acreditadas en el país que buscan la promoción y la difusión de la lengua y la cultura de sus respectivos países desde nuestro claustro.
Dentro de los numerosos proyectos de Investigación que desarrolla la Escuela de Filología y el INIL se encuentran: Repensar la ciudad y sus habitantes: un estudio de cuatro novelas de Carmen Naranjo Coto; Pensamiento político de Eulalia Bernard Little: poeta, activista y docente universitaria; Diccionario de Locuciones adverbiales y adjetivas del español colonial de Costa Rica; Análisis pragmático del léxico argumentativo en el discurso oral de estudiantes de español como lengua extranjera; Análisis lingüístico, literario e histórico del primer texto extenso en bribri y su contexto de producción: el Evangelio según San Juan (1905), traducido por Guillermo Gabb; Digitalización, transcripción y traducción de tradiciones orales bribris; Erotismos LGTBQ+ en la poesía queer contemporánea costarricense (1966-2018), entre otros.
Por su parte, algunos de los tópicos de investigación que ocupan a docentes de la Escuela de Filosofía son: La indeterminación conceptual del presente: un estudio de los conceptos de populismo, fascismo y totalitarismo; Fundamentación filosófica del concepto de paradoja para la investigación en el ámbito educativo; Afuera de la caverna: productos audio-visuales de filosofía para todo el mundo; Contornos del enemigo: de la práctica legislativa a los medios de prensa (1950-1969), y más.
La Escuela de Lenguas Modernas se interesa por su parte en temas de investigación como: Recuperación de la memoria histórica de los inmigrantes chinos de Costa Rica (1870-1950); Prácticas evaluativas de las y los docentes del francés como lengua extranjera en primaria y secundaria en Costa Rica; Evaluating the validity and reliability of the MEP-UCR English-language placement test; Limón’s Costa Rica of color, species and land: a first vegan ecofeminism queer ecological reading of Rossi’s Limón reggae and Lobo’s Calypso; Análisis comparativo de la figura transexual y/o transgénero en la literatura y el cine contemporáneos japonés; Patriarchy and the myth of whiteness and racial homogeneity in Costa Rica, entre muchos otros.
Dentro de los proyectos de Acción Social de la Escuela de Filología figuran: el Programa de Español como lengua extranjera; el Programa de educación continua en lengua y literatura; Lenguas y tradiciones orales de Costa Rica. Por otro lado, en Filosofía se desarrollan proyectos de esta índole, tales como: Pensamiento filosófico y prácticas artísticas: cuerpo, acción y efecto; Artes y saberes: intercambios culturales Corea-Costa Rica; Filosofía de contrabando: programa radial de divulgación de la filosofía. La Escuela de Lenguas Modernas también desarrolla numerosos e importantes proyectos de extensión social como: Capacitaciones metodológicas en los procesos de enseñanza-aprendizaje del idioma inglés en la educación pública secundaria; Talleres de actualización para docentes de francés y profesionales en lengua francesa; Programa cursos de conversación; Cooperación con el proceso de enseñanza-aprendizaje del inglés en educación secundaria pública; Cooperación interinstitucional para la difusión del francés y de las culturas francófonas a las comunidades; Acercamiento a lenguas extranjeras en el Centro Infantil Laboratorio; Programa de capacitación y certificación en idiomas extranjeros de la Escuela de Lenguas Modernas; Lenguas Modernas a su alcance; y varios más.
Sin embargo, existen otros proyectos e iniciativas que no figuran en el esquema formal de inscripción pero que dan cuenta de la labor y el interés de muchas personas docentes por solventar sus inquietudes académicas e incidir positivamente en el quehacer universitario y en desarrollo de la comunidad nacional.
Más allá de estas actividades de acción social e investigativas, en el ámbito de la Docencia, varias carreras de las Escuelas de la Facultad de Letras llevan a cabo procesos de autoevaluación, de certificación y de (re)acreditación con miras a la excelencia académica, procesos que además redundan en beneficio de la calidad de la formación que se ofrece en todas las carreras compartidas en el ámbito de la enseñanza, puesto que todas las carreras de las Escuelas se ofrecen en paralelo con este componente. Asimismo, y en aras de fortalecer la regionalización, también se realizan procesos de desconcentración de carreras en las sedes de Guanacaste, Limón, Puntarenas y Sur para contribuir a solventar las necesidades de formación en las distintas regiones e incidir positivamente en su desarrollo local. Del mismo modo, importantes convenios de cooperación internacional han permitido no sólo proyectar en el exterior la efervescente actividad académica de la Facultad de Letras sino también favorecer la movilidad estudiantil y docente que no sólo ha contribuido a fortalecer los procesos de formación del estudiantado sino también a nutrir el intercambio académico y la creación de redes de investigación y de colaboración.
Quedan sin embargo importantes desafíos por delante comparables a la función poiética que cumplen las Letras en la sociedad. Tal y como lo expresa Roman Jakobson, a propósito de la poesía, el arte es parte del edificio social y “La poesía nos protege contra la automatización, contra el herrumbre que corroe nuestra fórmula del amor, del odio, de la rebelión, de la reconciliación, de la fe y de la negación” (Ocho cuestiones de Poética). Ella tiene un poder transformador en el individuo y hace reaccionar las consciencias. Es un componente en relación dialéctica y en constante dinámica con el mundo que nos rodea.
Es por ello que la Facultad de Letras se mantiene como consciencia lúcida y crítica de la Universidad y de la sociedad en la que está inserta, no sólo en relación con el papel que ejerce en el desarrollo del país sino también en relación consigo misma, en un proceso de auto-crítica, mejora constante y de revisión de su quehacer y funcionamiento. Conforme al emblema de nuestra Benemérita institución, debe aspirar a la luz (Lucem Auspicio) y ser puente de diálogo y comunicación que nos acerca a otros pueblos del mundo, en el marco del plurilingüismo y del multiculturalismo para una mejor comprensión del mundo en que vivimos y de la alteridad. A través de sus labores académicas, debe también continuar señalando y trabajando por erradicar las derivas de la sociedad, o evitar caer en el círculo vicioso de la indiferencia frente a la violencia en todas sus formas y manifestaciones, la anarquía, la dictadura del pensamiento único y la impasibilidad frente a los dramas humanos, lo cual nos atañe a todas y todos.
Si bien es cierto, la crisis actual por la que atraviesa nuestro país y el mundo entero quizás no sea comparable con las que nació y dio sus primeros pasos nuestra Universidad, lo cierto es que ninguna ha logrado suprimir ni desmeritar su existencia y desarrollo. Por el contrario, la pandemia por COVID-19 ha podido movilizar las fuerzas y capacidades de la Facultad de Letras para paliar la crisis, aportando desde nuestro ámbito soluciones o elementos de respuesta adaptados. De ahí la necesidad de repensar y de recrear nuestra labor, dando prueba de versatilidad y creatividad, no sólo para mantener viva el Alma Mater y la motivación en las jóvenes generaciones sino para seguir contribuyendo con el crecimiento del país, cumpliendo así con los fines y propósitos por los cuales fue creada la Universidad de Costa Rica.
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