Aunque la emergencia sanitaria por el COVID-19 ha impuesto severas limitaciones de movilidad urbana y realización de actividades presenciales, la Sede de Occidente de la Universidad de Costa Rica (UCR) continúa llegando a comunidades lejanas con opciones artísticas y recreativas.
Para llegar a las poblaciones en mayor grado de vulnerabilidad la Etapa Básica de Artes Plásticas (EBAP) de la sede adaptó su propuesta para lograr que la mayor cantidad de personas adultas mayores sigan activas en todos los sentidos.
“Lo primero fue analizar la situación de las agrupaciones e instituciones previstas para participar este 2020, con el fin de priorizar las poblaciones que estuvieran en situación de vulnerabilidad -económica, social, emocional- alta para orientar acciones como la entrega de material didáctico e insumos para actividades de expresión plástica. Posteriormente, se tomó en consideración los recursos tecnológicos disponibles en la población participante para convertir las actividades EBAP a un formato digital adecuado. Asimismo, se han establecido sinergias con otros proyectos de Acción Social como Cursos Libres, el Museo Regional de San Ramón, el Programa Integral de la Persona Adulta Mayor, entre otros”, explicó la Lic. Milagro Arias Rodríguez, coordinadora de la EBAP.
Hasta el momento, explicó Arias, se ha logrado llevar las actividades a personas de cinco cantones vinculadas a hogares diurnos, grupos comunitarios y asociaciones de personas adultas mayores en Naranjo, Sarchí, San Ramón, Grecia y Palmares. “Gracias a la divulgación de las actividades EBAP por las plataformas y redes sociales institucionales, se contabiliza un alcance de unas 550 visualizaciones de las propuestas realizadas”, detalló.
Las personas participantes van desde los 55 años de edad, las más jóvenes, hasta otras que ya suman los 98 años de vida. Todas ellas, se han sumado a plasmar en dibujos, pinturas y movimiento creativo sus talentos, que luego son compartidos mediante las plataformas virtuales o servicios de mensajería como Whatsapp, cuyas redes se han convertido en aliados en el trabajo de la EBAP.
La profesora Arias añadió que la EBAP se ha abocado a trabajar con la población adulta mayor que se encuentra de forma permanente en alguna institución, o bien, los que están en sus casas y son parte de grupos diurnos, a los que se comparten videos tutoriales o instructivos con las tareas sugeridas.
“Con los primeros, la ejecución de las actividades depende de la mediación que haga la persona de enfermería, terapia ocupacional o física; lo cual ha sido muy favorable porque son profesionales capacitados, se mantienen en contacto con diversos programas estatales y privados dedicados a esta población. Asimismo, tienen dominio y conocimientos para utilizar los dispositivos que se requieran, como el proyector de videos, tabletas, celulares, pantallas, entre otros”, manifestó Arias.
Uno de los principales obstáculos ha sido que algunas personas poseen poca alfabetización tecnológica, la mayoría utiliza el teléfono celular sobre todo para enviar y recibir audios y carecen de una cuenta de correo electrónico, lo que imposibilita el acceso a aplicaciones como Zoom, redes sociales o UCR Global.
Adicionalmente, otras personas por situación económica o ubicación geográfica no poseen teléfonos celulares y otras no saben leer ni escribir. “En el caso del grupo de La Paz, a unos 35 minutos del centro urbano de San Ramón, a una participante que vive en una zona de difícil acceso y no tiene celular, se optó por narrarle por teléfono algunas actividades adaptando el contenido según la temática”, ilustró.
María Eugenia Arredondo Bejarano, coordinadora del grupo comunitario de La Paz, en San Ramón, relató que sus integrantes son muy unidos y “desean es que todo esto pase para reunirnos, aunque el vivir en el campo es diferente a la ciudad porque tienen más espacios abiertos y se sienten menos confinados, con más libertad de salir. Algunos no tienen Internet, no manejan Whatsapp, y en sus casas los familiares les ayudan, aunque algunos viven solos”.
En medio de estas carencias la solidaridad apareció entre amigos y vecinos. “Cuando inició la pandemia yo apoyaba a don Gonzalo, de 85 años, le ayudaba a enviar sus trabajos, lamentablemente él y su esposa se contagiaron con el COVID-19 y gracias a Dios se recuperaron”, recordó Alicia Segura Umaña, vecina de Sarchí e integrante del grupo diurno de ese cantón.
A sus 74 años, Segura sigue siendo una apasionada del dibujo y la pintura, de experimentar con el arte. “No se imagina cuánto me ha ayudado, porque pasamos ocupados, nuestra mente pasa trabajando y nos alejamos de las preocupaciones”, expuso. En su carpeta acumula manualidades, dibujos y otros que surgen de momentos de observación de la naturaleza. Todos son compartidos mediante el teléfono celular y mantienen una comunicación constante entre todas las personas de la agrupación.
De acuerdo con la profesora Arias, “al posibilitar espacios para la expresión plástica se genera un efecto catalizador y sensibilizador que invita a la reflexión, así como el disfrute de la vivencia cultural. Por cada dibujo o pintura resultante de la participación en las actividades hemos recibido audios que complementan esas imágenes que nos hacen llegar los participantes, es decir, surge la imagen y también la palabra. Se hace evidente, ahora más que nunca, la necesidad de expresar verbalmente lo que sentimos y pensamos. Para la población adulta mayor ha sido muy positivo pues ejecutan las actividades a su ritmo, tomando decisiones según sus criterios y posibilidades”.
Para la Etapa Básica de Artes Plásticas el año 2020 fue uno lleno de retos y para el siguiente se abren nuevas posibilidades de trabajo con comunidades alejadas geográficamente o personas a quienes se les dificulte la movilidad.
“Hemos visto la virtualidad como un espacio muy prometedor porque ha posibilitado conectar con comunidades como Toro Amarillo, en el cantón de Sarchí; que desde un formato presencial, hubiera sido complejo acceder. La interactividad que se genera con las redes sociales también ha sido una experiencia muy positiva”, manifestó la profesora Arias.
Tomando en cuenta lo realizado este año, para el 2021 se podría mantener un porcentaje de actividades en formato virtual, dependiendo de las directrices de la administración universitaria. “Ahora que las limitaciones geográficas se desdibujan dando lugar a espacios virtuales, vemos con optimismo los esfuerzos que se están haciendo desde las distintas instancias de la institución. Este proyecto ha evolucionado y se ha ajustado a las circunstancias y el contexto. La experiencia en este 2020 suma nuevos aprendizajes que han resaltado, una vez más, lo fundamental de mantener, fomentar y robustecer la labor articulada entre proyectos de Acción Social”, concluyó.
Desde hace 35 años la Etapa Básica de Artes Plásticas de la Sede de Occidente se orienta a diversas poblaciones para desarrollar aptitudes creativas mediante actividades artísticas y vinculantes con la cultura, bajo la dirección de profesionales en diferentes especialidades de las Artes Plásticas.
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