La población mundial está envejeciendo a un ritmo muy acelerado. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que para el 2050, el 22% de la población serán adultos mayores y además, el número de personas de 80 años o más aumentará casi cuatro veces hasta alcanzar los 395 millones.
Costa Rica no es la excepción a este fenómeno, pues en 30 años el país tendrá alrededor de 1 262 000 personas mayores de 65 años, prácticamente tres veces más de las que se registraron en el 2019.
Así lo establece el II Informe del Estado de Situación de las Personas Adultas Mayores en Costa Rica realizado por el Centro Centroamericano de Población (CCP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) y el Programa Integral para la Atención de la Persona Adulta Mayor (PIAM-UCR).
En este informe se dimensionan las necesidades y condiciones de las personas adultas mayores en la actualidad, a la vez que, concreta en un solo documento los datos que permitirán abordar el tema de manera holística.
“Con este informe se brinda información actualizada a instituciones públicas y privadas, con el fin de fortalecer la toma decisiones en sus estrategias ante la necesidad de atención de las personas adultas mayores. Además, de potenciar en todo momento la complementariedad de las modalidades de atención y requerimientos de este grupo de la población”, señaló Teresita Aguilar, presidenta de la Junta Rectora del Conapam.
Uno de los factores expuestos en el informe, es el de la densidad demográfica.
Al ser la región Central la que presenta mayor densidad poblacional en el país, consecuentemente, también es en la que habita la mayor cantidad de adultos mayores, un 9,2 % exactamente, que equivale a 288 000 personas. Dicho porcentaje aumentará para el 2050, año en el que esta población representará un 23 % de la región.
Sin embargo, la península de Nicoya es la zona donde hay más personas con edades muy avanzadas, pero son los cantones de Belén y Escazú, los más envejecidos según la razón de envejecimiento (la cantidad de personas de 65 años y más por cada 100 menores de 15 años).
Por otro lado, son las regiones Pacifico Central y la Brunca las que tienen un envejecimiento más acelerado y las regiones Norte y Caribe las que poseen un ritmo más lento.
Según el criterio de pobreza multidimensional, un 18 % de los hogares con adultos mayores son pobres. La incidencia de pobreza y vulnerabilidad aumenta cuando en un hogar hay menores de edad quienes dependen del ingreso de la persona mayor, situación conocida como hogar multigeneracional.
Asimismo, un 13 % de las personas jubiladas siguen laborando. Según Gilbert Brenes, director del CCP, uno de los factores para que los pensionados tomen esa decisión, es que requieran de un mayor ingreso y más beneficios de la seguridad social.
“Por otro lado, están las personas que se encuentran en perfectas condiciones de salud y que consideran que pueden seguir trabajando. Entre ese porcentaje de personas ocupadas, el 59 % son trabajadores independientes, el 26 % lo hace desde su casa y el 13 % labora en actividades agrícolas”, comentó.
Cabe recalcar que, en comparación con el primer informe publicado en el 2008, hay cada vez más personas mayores con la segundaria completa, que son separadas, divorciadas o están viviendo en unión libre.
“Existe mayor prevalencia de discapacidad entre las mujeres mayores, siendo las enfermedades crónicas lo que más se padecen y las psiquiátricas las que menos, pero son estas las que están asociadas a una mayor discapacidad y peor estado de salud. Esta situación representa un gran reto para el sistema de salud costarricense, pues se debe hacer el esfuerzo de ampliar los servicios psiquiátricos que atienden a esta población”, señaló Gilbert Brenes, director del CCP-UCR.
De acuerdo con lo recapitulado en el informe, San José cuenta con un total de 46 centros de atención para adultos mayores. No obstante, se indica que la cantidad de este tipo de instituciones sigue siendo escasa frente a la demanda y el crecimiento poblacional. En el país hay un total de 135 de hogares, centros diurnos y fundaciones dirigidas a las personas de 65 años y más.
Por otro lado, han habido avances en cuanto a la atención que se brinda en estos espacios, pues pasó de una atención estrictamente asistencial a un enfoque mucho más integral que involucra lo social, lo emocional y lo cultural, y que también enfatizan en la promoción de la salud. Estas características son albergadas por el concepto de “cuido” y bajo este abordaje es que las “Red de Cuido” se han ido desarrollando y esparciendo por todo el país. De manera que, se ha atendido a 15 mil personas en 52 redes en funcionamiento, según datos del 2020.
“El desarrollo de estas organizaciones surge en un contexto de reconocimiento e institucionalización de los derechos de las personas adultas mayores”, comentó Marisol Rapso Brenes, trabajadora social e investigadora de este proyecto.
Si bien es cierto, la mayoría de las personas adultas mayores vive en hogares familiares, muchas de ellas lo hacen en condiciones de vulnerabilidad. Por esta razón, el Conapam hace un llamado a la promoción de las organizaciones de bienestar social.
“Estas son sostenibles si existe una integración entre las instituciones públicas y las iniciativas privadas, que muchas veces surgen de las comunidades o sea un trabajo en conjunto para fortalecer la cantidad y calidad de servicio”, señaló.
Lastimosamente, el II Informe del Estado de Situación de las Personas Adultas Mayores señala que los abusos y la discriminación hacia este sector de la población persiste. De manera que, un 43 % de los costarricenses de 65 años y más reportan haber sido víctimas de algún tipo de violencia.
Según los datos de la Encuesta Nacional sobre Discapacidad (Enadis 2018), entre el 2014 y el 2018, la manifestación de abuso más frecuente fue el abandono y la negligencia, seguido del abuso institucional, que se caracteriza por ser la negación de seguridad social y servicios de salud.
En la Enadis se tomaron en cuenta los registros administrativos sobre consultas y denuncias en las distintas instancias y fue en ese análisis en el que se evidenciaron las agresiones psicológicas, físicas, hurtos, agresiones con arma.
Además, el 10 % de las personas encuestadas perciben algún tipo de discriminacion, sobre todo en espacios como el hogar, el barrio, el transporte público y los centros de salud.
Por su parte, el informe del CCP y el Conapam muestra las percepciones de los distintos grupos de edad relacionados a la vejez. En general, esta etapa se asocia con aspectos negativos como la pérdida del respeto, el deterioro de la salud, aislamiento social, la dependencia y la depresión.
“Es importante señalar que sin la academia involucrada de lleno en estos esfuerzos nos quedamos con rezagos importantes que hay que atender. Ya que, si no tenemos la información se complica tomar decisiones, pero este informe nos permite hacerlo con mayor precisión porque nos permite ubicarnos donde están los verdaderos desafíos”.
Específicamente, las mujeres tienen una perspectiva más temerosa, pues ellas el envejecimiento lo relacionan con el miedo a lo desconocido y con pérdidas de la salud o la belleza.
En cambio los hombres, si integran aspectos positivos, aunque siempre vinculados con un estereotipo como en la madurez, el conocimiento y la experiencia que aportan los años. No obstante, ambos grupos identifican la violencia como un elemento siempre presente. El abandono es el tipo de violencia más mencionado.
De igual forma, las personas adultas mayores se autoperciben como “nada respetadas” (68 %), muy integradas en espacios familiares (56 %), pero indican poca integración en espacios de decisión (73 %), según el estudio del 2016 del Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) citado en el informe.
Es por estas razones, que el Conapam, el CCP y el PIAM establecen la educación para el envejecimiento como un pilar para el cambio de perspectiva sobre la vejez, en la construcción de relaciones intergeneracionales, respetuosas y en la promoción de estilos de vida saludable, que tendrá como consecuencia una vejez activa y segura.
“Mucho de lo que nos revela este informe nos obliga a dar un mayor esfuerzo para todas las personas que creemos que los derechos de las personas adultas mayores deben ser respetados al igual que los derechos de todas las demás personas sin ninguna distinción”, comentó Marvin Rodriguez, vicepresidente de la República.
Rodríguez asistió a la presentación del II Informe del Estado de Situación de las Personas Adultas Mayores en Costa Rica el pasado 1 de octubre, en el marco del Día Internacional del Adulto Mayor.
Este documento deja claro que existen diferencias sociales, económicas y culturales en la población adulta mayor en Costa Rica y las características de algunos de los sugrupos es de vulnerabilidad y pobreza, lo que requiere atención del Estado y la sociedad en general, de acuerdo con Karen Masis, investigadora de la UCR.
Sin embargo, también se evidencia que hay cada vez más personas adultas mayores conscientes de sus derechos y que buscan activamente protegerlos y demandarlos.
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