Con poesía, cuentos y dibujos, estudiantes y profesores plasman experiencia formativa en una memoria

La memoria fue ilustrada por la estudiante Paola Rojas Álvarez.

Aunque a menudo se piensa que la ciencia y el arte son dos campos del conocimiento alejados, estudiantes y profesores de un curso lograron cristalizar los logros académicos en una memoria, por medio del dibujo y la expresión textual.

Se trató del curso Biología y su plasticidad: rompiendo barreras entre disciplinas, de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR), que fue impartido en su primera parte por la profesora Rebeca Mora Castro. Actualmente, la académica se encuentra desarrollando la segunda parte.

Según expresó Mora, la iniciativa de crear la memoria surgió en medio de la pandemia, cuando hubo que adaptarse a las nuevas condiciones de virtualidad en los cursos universitarios.

“Con miras a integrar lo inesperado tal y como lo hace la naturaleza, quisimos abrazar el nuevo ambiente de aprendizaje del pasado primer ciclo lectivo 2020 y abogamos en el curso para que el resultado educativo no solo fuese contenido interdisciplinar y conocimiento, sino también construir herramientas para que el estudiantado desarrollara la capacidad de aprender y actuar de manera que pudieran navegar por el cambio y no ser golpeados por él”, dijo la docente.

Este ejercicio de creatividad contempla lo vivido, recordado, sentido o aprendido a lo largo del curso. No se trata de un trabajo final tradicional, sino de expresar, de forma textual, la experiencia individual y colectiva durante un semestre.

Los estudiantes de distintas carreras plasmaron sus viviencias, sentimientos y aprendizajes en el curso, por medio del arte y la expresión textual.

El curso brindó herramientas a los estudiantes de distintas carreras, entre estas biología, geografía, química, arquitectura, antropología, medicina, administración de empresas y diversas ingenierías, con el fin de potenciar el trabajo multidisciplinario y permitir que ellos conocieran diversos marcos teóricos y prácticos, investigaciones e historias de vida. 

Se buscaba además mostrar a la Biología como “una disciplina flexible y dinámica en sus alcances, su potencial para la innovación y su relación con otras áreas del conocimiento y la sociedad”, precisó la profesora e investigadora.

Por lo tanto, el curso fue diseñado para la confluencia de una amplia gama de ramas del saber y la participación de científicos y científicas de gran trayectoria. 

Los contenidos fueron muy variados y se impartieron mediante diversas modalidades, como charlas, talleres y conversatorios. Se abordaron temas acerca de cómo trabajar en equipos multidisciplinarios, qué se necesita para emprender, cómo debatir e incentivar el pensamiento crítico, navegar en la ciencia de datos y los problemas complejos, divulgar la ciencia, cómo potenciar el impacto social y la estructuración de proyectos, su sostenibilidad y las oportunidades de financiamiento.

El libro consta de 109 páginas y fue ilustrado por la estudiante Paola Rojas Álvarez, con la técnica de la acuarela.

“La memoria tuvo como finalidad no solo permitir digerir e interiorizar todo lo aprendido, sino también cerrar el curso con un ejercicio para potenciar y escuchar la capacidad  y la necesidad del estudiantado, en estos momentos de virtualidad y cuarentena. Fue una actividad de varias semanas de reflexión profunda, diseño creativo e innovación continua”, finalizó Mora.

Ansío cerrar el último punto del tejido.

ya deseo salir del cascarón

para conocer nuevos mundos,

desplegar mis alas y alzar vuelo,

volar tan alto como la montaña,

alto para abrazar las nubes de algodón,

alto para agitar fuerte el aire.

Tejiendo alas para volar sueños, Wendolyn Montero, Medicina