La creciente urbanización y la actividad turística en las zonas costeras y litorales de los principales ríos del país sigue pasando la factura cada año. Los encuentros con cocodrilos y serpientes siguen ocasionando cientos de accidentes provocados por estos reptiles que las personas catalogan como peligrosos.
Lo cierto, en el caso de los cocodrilos, es que la recuperación de la especie en las últimas décadas ha tenido como consecuencia un aumento de su población, la que se ha enfrentado con la invasión de sus hábitats para la construcción de viviendas y hoteles.
Serpientes y cocodrilos son parte de la herpetofauna, la cual es muy diversa en Costa Rica. Se distribuyen a lo largo del todo el país, siendo las primeras las que generan mayor temor ante la cantidad de accidentes ofídicos que suceden, entre 500 y 600 personas son ingresadas a los hospitales por mordeduras de serpientes y unas 150 por ataques de cocodrilos, aseguran los científicos Fabián Bonilla, Mahmood Sasa y Fernando Chaves, investigadores del Instituto Clodomiro Picado (ICP), renombrado centro internacional de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Si bien los cuerpos de atención de emergencias, especialmente Bomberos de Costa Rica, están llamados a proteger en primera instancia la vida humana, la normativa nacional e internacional tienen un mandato para salvaguardar la vida silvestre. Es por ello, explicó Bonilla, que la UCR mediante el ICP y su Escuela de Biología, en conjunto con la Universidad Nacional, se abocaron a llegar a comunidades para capacitar sobre el manejo adecuado de estas dos especies de la herpetofauna costarricense.
Según Bonilla, “las serpientes y cocodrilos constituyen dos grupos de reptiles que son percibidos negativamente por la ciudadanía debido a que sus encuentros pueden generar situaciones de pánico, heridas considerables, envenenamiento, en el caso de serpientes, y hasta la muerte. Los incidentes generados por reptiles peligrosos tienen un importante peso en salud pública, tan sólo el Cuerpo de Bomberos registra más de 4000 situaciones atendidas. Se hizo imprescindible el identificar y educar a comunidades en riesgo, sean pescadores, pobladores en general, turistas y visitantes para prevenir incidentes que atenten contra la integridad física y psicológica de las personas, o que pongan en riesgo actividades económicas en áreas turísticas y agrícolas”.
Desde el año 2013 iniciaron proyectos conjuntos entre la UCR y la UNA sobre capacitaciones para el manejo y rescate de cocodrilos y serpientes dirigidos a cuerpos de socorro y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac-Minae). “Gracias al programa de Fondos Concursables para el Fortalecimiento de la Relación Universidad-Sociedad de la Vicerrectoría de Acción Social de la UCR, en el periodo 2014-15 partciparon decenas de personas en los cursos "Manejo Humanitario de Serpientes" y "Manejo Humanitario de Cocodrilos”, detalló Bonilla.
Actualmente, el proyecto de capacitación "Programa de prevención y atención de accidentes generados por reptiles peligrosos: serpientes y cocodrilos en Costa Rica” (ED-3248) continúa con el apoyo financiero de la VAS. Así la UCR brinda contribuciones sustantivas no solamente en la prevención de accidentes con estos especies, sino que también realiza un valioso aporte a su conservación, que en otros tiempos eran fácilmente sacrificadas ante encuentros humano-reptil, detalló el científico.
El proyecto ED-3248 tiene como propósito generar habilidades en cuerpos de rescate, personal de salud y habitantes de zonas de alto riesgo en el rescate, manejo y manipulación de reptiles peligrosos, para prevenir accidentes ofídicos y ataques por cocodrilos en zonas de alto riesgo a lo largo del Pacífico de Costa Rica.
Aunque en otros momentos el proyecto hacía su labor de manera presencial, el actual estado de emergencia sanitaria ocasionado por la circulación del virus que provoca el Covid-19 ha obligado a la virtualidad. “Está claro que muchas de las actividades que debemos de realizar en este proyecto son estrictamente presenciales, como son las prácticas con animales. Sin embargo, en estos meses estamos trabajando de la mano con el cuerpo de Bomberos y SINAC como apoyo tanto en las situaciones que se presentan cada día, así como por medio de foros, mesas de discusión y capacitaciones de manera virtual vía la plataforma Zoom”, agregó.
Cada día en el territorio nacional se generan cerca de seis emergencias relacionadas con reptiles peligrosos. Esto implica un importante uso de recursos para su atención y representa un reto de capacitación constante para preservar las vidas humanas y animales.
La meta del proyecto es prevenir la mayor cantidad de incidentes posibles en la costa pacífica, lugar donde se dan la mayoría de ellos. Entre los grupos de mayor riesgo están los pescadores, quienes al navegar en aguas pobladas por cocodrilos deben desarrollar mejores prácticas de pesca y desecho de los productos marinos para no atraer la atención de estos reptiles.
Por su parte, para personal del Cuerpo de Bomberos, quienes atienden en primera instancia las llamadas de emergencia, “los cursos brindan herramientas para conocer técnicas para atrapar estos animales y minimizar los riesgos, creo que son esenciales desde el personal en todos los niveles hasta los puestos más altos en la institución”, comentó Sandro Solís Barquero, funcionario del Cuerpo de Bomberos de Costa Rica.
“Toda la información que nos han dado y que hemos practicado nos dan mayor confianza, primero porque ya lo hicimos, se nos quita el miedo y vemos que se puede hacer. A la hora que nos toque hacer un manejo de estos va a ser más sencillo”, aseguró Paola Alvarado Lezana, funcionaria de la Subregión Aguirre-Parrita del Sinac-Minae.
El éxito de este proyecto radica en que ha logrado conjuntar las tres áreas de trabajo de las universidades: investigación para transmitir el conocimiento a la población por medio de la Acción Social universitaria y la docencia porque los estudiantes vinculados están llamados a continuar este proyecto durante muchos años más cuando ya no estemos en la universidad”, concluyó el científico Fabián Bonilla.
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