Esta aseveración se dio en el marco del 40 aniversario del Programa de Posgrado en Sociología de la UCR, celebración que motivó la realización de diversos espacios de debate y análisis en torno al ejercicio de la sociología en el país.
La investigadora uruguaya Ana Laura Rivoir afirmó que como parte de las expresiones de discriminación que viven las mujeres, se ven obligadas a trabajar más en busca de recibir un reconocimiento mínimo o, en muchos casos, no recibirlo.
“Las mujeres muchas veces tenemos que esforzarnos como mínimo el doble que un hombre para recibir un reconocimiento similar o incluso a veces no recibirlo y digo el doble por ser generosa, porque algunas se esfuerzan mucho más. Las mujeres tienen más obstáculos por culpa de la discriminación” aseguró Rivoir.
Por su parte, la chilena-alemana Paula Irene Villa indicó que la problemática del machismo en la academia es palpable alrededor del mundo, pues en culturas como la alemana, el machismo genera que la sociedad sienta el derecho de influenciar decisiones que pertenecen a la privacidad de las mujeres.
“En Alemania se considera tener familia y ser una mujer profesional como condiciones mutuamente exclusivas, o se hace una carrera o se cuida a la familia. A la mujer en la academia le preguntan cómo hace para desprenderse de los hijos, pero al hombre no le preguntan eso” acotó la alemana-argentina.
La docente de la UCR, Isabel Román afirmó que frente a esta problemática es vital que exista un reconocimiento del trabajo de las mujeres en la academia, pues ellas ofrecen nuevas perspectivas y análisis en el trabajo que se ha venido haciendo desde la mirada de los hombres.
“Las mujeres cambiamos las preguntas en el análisis, nos preguntamos cosas distintas. Tenemos la capacidad de reconocer y hacer públicos problemas que ha sido invisibilizados, como por ejemplo la violencia doméstica” subrayó la docente.
En este espacio de reflexión también participó el director de la Escuela de Sociología de la UCR, Allen Cordero, quién señaló la importancia de la convivencia de hombres y mujeres en la academia, de manera que pueda existir un aprendizaje mutuo.
“Es necesario que todos estemos en un aprendizaje permanente, uno debe estar abierto a las críticas y a mejorar. En el ámbito académico interactuamos hombres y mujeres y aprendemos juntos, por eso debemos velar por una situación más equitativa” concluyó el director.
Como parte de este diálogo, la socióloga y docente de la UCR, Ana Cecilia Escalante, compartió los resultados del análisis que realizó respecto al papel de las mujeres en la academia como investigadoras y pioneras en el estudio de la sociología en nuestro país.
Escalante aplicó encuestas a mujeres graduadas del bachillerato en antropología, sociología o psicología en la UCR; carreras que para la década de los años 60 estaban dentro de la Facultad de Ciencias del Hombre.
“Nosotras recibíamos una educación muy interdisciplinaria, aunque estuviésemos estudiando sociología llevábamos muchas bases de antropología y psicología” aseguró la ponente.
Escalante resaltó en su ponencia a la profesional Isabel Wing-Ching, quien en 1969 se convirtió en la primera mujer en graduarse del bachillerato en sociología de la UCR. Posterior a ella, egresaron entre 1973 y 1974, Cathryn Pattison, Beila Zider, Bárbara Ehrics, Liliana Herrera y la misma expositora Escalante.
Entre los aportes más importantes de estas pioneras la expositora resaltó su crucial papel en el desarrollo de una visión crítica para el reconocimiento de la dominación del patriarcado en la cultura costarricense.
“Los movimientos sociales de liberación femenina le deben una cuota importante a la Escuela de Sociología que, desde diferentes enfoques, supo plantear las investigaciones sobre las cuales fueron fundadas las luchas sociales” concluyó Escalante.
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