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La huelga de Juan Viñas resurge del olvido oficial

Un libro y un documental producidos en la UCR recuerdan esa histórica gesta
24 sept 2019Sociedad


Grupo de trabajadores de la Hacienda Juan Viñas, en 1977.

En el año 1977, la comunidad de Juan Viñas, en el cantón cartaginés de Jiménez, vivió uno de los períodos más intensos, convulsos e importantes en la historia de los movimientos sociales de Costa Rica. Superando el acoso y la intimidación patronal, un grupo de valerosos obreros agrícolas se levantó en huelga para luchar por mejoras sustantivas de sus deplorables condiciones de trabajo en la Hacienda Juan Viñas, dirigida en aquel momento por Manuel Jiménez de la Guardia, quien en esa época era uno de los más importantes socios del diario La Nación.

Han pasado 42 años de la gesta histórica de aquellos trabajadores, cuya lucha marcó un camino distinto en la relación laboral con los grandes latifundios agrícolas, que durante décadas sometieron a hombres, mujeres y menores de edad a la explotación laboral, al mejor estilo de un enclave que actuaba al margen de las leyes laborales costarricenses.

Para traer al presente aquella memorable época, la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica inauguró su serie de “Cuadernos de Investigación de la Sede del Atlántico” con la edición del libro titulado El conflicto de la Hacienda Juan Viñas 1977: de lo laboral a lo político, de los docentes e investigadores Bernardo Bolaños Esquivel y Manfred Quesada Méndez.

Según los autores, la publicación “tiene como objetivo principal dar a conocer el conflicto laboral y político, el cual es un hecho histórico relevante para la comunidad juanviñense y para el país en general. Por múltiples razones, este se ha invisibilizado. Sin embargo, constituye un aporte relevante a la historia del movimiento obrero campesino nacional y también local”.


La Sede Atlántico de la UCR publicó el libro El conflicto de la Hacienda Juan Viñas 1977: de lo laboral a lo político, de los docentes e investigadores Bernardo Bolaños Esquivel y Manfred Quesada Méndez.
 

El libro es parte de un proyecto de la Vicerrectoría de Investigación denominado "Análisis de un conflicto laboral en la Hacienda Juan Viñas: 1976-1977". "Tanto el texto como el proceso investigativo pretenden rescatar la memoria colectiva de un hecho histórico del pueblo de Juan Viñas, el cual está dentro del rango de influencia de la Sede. Una de las motivaciones para realizar la investigación es que una parte de la comunidad, y en especial las nuevas generaciones, desconocen por completo el conflicto estudiado. Este hecho se comprobó en el trabajo de campo realizado en la comunidad con jóvenes universitarios que realizan sus estudios en la Sede del Atlántico. Además, se pudo constatar un vacío sobre el hecho histórico aquí abordado en fuentes escritas como trabajos de investigación, tesis, artículos, libros y textos producidos por historiadores de Juan Viñas", explicó Bolaños.

 

Valor ante la persecución

Romano Sancho, uno de los dirigentes obreros de 1977 aseguró que en la hacienda se vivía bajo “condiciones feudales, bárbaras, de semiesclavitud; un solo dueño, cinco mil hectáreas, un pueblo sometido, una municipalidad que hacía lo que él, Manuel Jiménez de Guardia, quería. Las ciudadelas eran de él, el ingenio, el beneficio… eso le daba poder para que las cosas no se discutieran”.

Por ello, en diciembre de 1976, y tras años que el hacendado Jiménez de la Guarda ignorara las peticiones de los trabajadores, estalló el movimiento huelguístico más importante de la segunda mitad del siglo XX contra los abusos del enclave agrícola de Juan Viñas.

Los trabajadores se agremiaron al sindicato Sitrajuvi, que inicialmente actuó clandestinamente. Desde esta instancia obrera, desafiaron al poderoso terrateniente.

En enero de 1977, se presentó el pliego de peticiones. Entre algunos de los 31 puntos de aquel documento, se incluían un aumento de ¢200 al mes, transporte para que los trabajadores llegaran a los lugares más distantes de la hacienda, derecho a aguinaldos y vacaciones con montos dignos, pago de salario ante las incapacidades, información clara y completa de las deducciones que se hacían a los salarios, jubilación para trabajadores que superaran los 60 años y titulación de las viviendas (que durante años habitaron dentro del enclave agrícola). 

La petitoria fue rechazada tajantemente, especialmente la referida al reconocimiento del sindicato como interlocutor entre el empresario y los trabajadores. En respuesta, la Hacienda Juan Viñas, mediante sus capataces, infundió miedo entre los empleados, persiguió a los dirigentes sindicales y realizó despidos masivos a quienes apoyaban la huelga, lo cual significó el destierro definitivo de la zona; todo esto ante la mirada cómplice de las autoridades locales y políticas de la región.

Como parte de lo acordado, el 23 de junio de 1977 se realizó un plebiscito organizado por el Ministerio de Trabajo para que los empleados decidieran, por medio del voto, si aceptaban o no el sindicato. De un padrón de 1045, 336 votaron a favor de la propuesta, todos los demás votos, incluso los blancos o nulos, se contabilizaron a favor de la hacienda. José Joaquín Lizano, durante una entrevista realizada en el 2012, comentó de la siguiente manera el ambiente que reinó ese día: “A la gente le daba miedo. Yo vi casos donde la gente salía corriendo en medio de los cafetales, gente tal vez que estaba inscrita en el sindicato y, cuando veían a los administradores o gente de confianza de la hacienda, salían huyendo. Eso yo lo viví e incluso la hacienda cerró caminos importantes para el tránsito de personas, pero que le pertenecían".

Pese a la intermediación del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, así como de la iglesia católica, el conflicto escaló al punto de que el 1.º noviembre de 1977, los sindicalistas Romano Sancho, Fernando Guevara, Manuel Campos, Antonieta Fernández y el estudiante de secundaria Mario Granados iniciaron una huelga de hambre. Los puntos principales eran que cesaran los despidos masivos de sindicalistas y trabajadores, respetar el derecho a la organización obrera y el reconocimiento del sindicato como único mediador. El 18 de ese mes, el movimiento triunfó, levantó la huelga y concluyó la confrontamiento con la aceptación patronal de lo exigido por el sindicato.

Memoria audiovisual

La gran huelga de la Hacienda Juan Viñas hubiese quedado en el olvido, pero nuevas generaciones de investigadores y realizadores audiovisuales se han dado a la tarea de recordar a las nuevas generaciones la hazaña de los hombres y mujeres juanviñenses que hace cuatro décadas emprendieron esta lucha.

Dos de estas nuevas voces son la de Fressy Camacho Quirós, juanviñense, y Carolina Jarquín Ávila, oriunda de Grecia (otra zona de latifundios históricos), quienes realizaron el documental Donde nace el olvido, inspirado en la huelga de 1977. Este proyecto es parte de su trabajo final de graduación en Producción Audiovisual, en la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva de la Universidad de Costa Rica.

La obra audiovisual se propuso sacar del olvido esta historia de pérdidas, luchas y dolores comunitarios, de manera que la juventud de la zona conozca que hace 40 años un pueblo se levantó contra el poderío del hacendado.


Las productoras Fressy Camacho y Carolina Jarquín hacen un recuento de los hechos políticos que marcaron la huelga de Juan Viñas en 1977, un acontecimiento olvidado por la historia oficial que aún persiste en la memoria de sus protagonistas.  

Según Camacho, el producto audiovisual es un documental social, en la línea de autor, es decir, el realizador sale en búsqueda de su propia historia. Lo anterior adquiere mayor importancia al considerar que Antonieta Fernández, quien fue dirigente sindical y la única mujer que participó en la huelga de hambre, es su prima directa.

Con recursos propios y con el apoyo de familiares y amigos que creyeron en este proyecto, la idea finalmente se llevó a buen puerto. Tras dos años de intenso trabajo de producción, el próximo 29 de setiembre, a las 3:00 p. m., en el salón comunal del Invu, en Juan Viñas, se estrenará el documental. El objetivo del material es cerrar heridas entre aquellos que lucharon, una suerte de “sanación del pueblo, porque las derrotas también se celebran porque significa que se luchó”, dijo Camacho.

Para satisfacción de las realizadoras, el documental fue uno de los seleccionados para participar en el Festival de Cine Great Message International Film Festival, el cual tendrá lugar en la India a partir del 25 de setiembre próximo. Ese es un encuentro de producciones de temáticas sociales y ambientales que usualmente son excluidas de los circuitos cinematográficos comerciales del mundo. Luego de su estreno, el documental se presentará en otras localidades.

Sin embargo, la meta de Camacho y Jarquín no fue producir para festivales, sino que a la gente de Juan Viñas le guste el resultado y logre sanar viejas heridas, comentaron.

 

Eduardo Muñoz Sequeira
Periodista, Vicerrectoría de Acción Social
eduardpxreo.munoz  @ucrgpyy.ac.cr

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