No solamente las actrices/creadoras forman parte del proceso creativo, lo hacen también estudiantes de la Escuela de Artes Dramáticas en las áreas de diseño escenotécnico y realización.
Anel KenjekeevaEn el folclore costarricense la herencia de historias, relatos populares y cuentos por parte de nuestras madres, abuelas y de la misma sociedad es muy común.
Lo curioso es que estas historias más allá de ese fin lúdico suelen tener un propósito didáctico, una moraleja.
Estos mensajes que se arraigan entre generaciones suelen ser ignorados. No se analiza el discurso detrás de ellos, lo que ocasiona que “muchas veces no nos demos cuenta de cuán importantes o valiosos pueden ser esos mensajes”, tal y como afirma la directora de la obra Elvia Amador.
Esta creación colectiva dirigida por Amador muestra a cuatro actrices que cuentan y representan diferentes relatos que surgen a partir de la pregunta de cómo viven ellas su “mujerilidad”, o ¿qué es para ellas ser mujer? Visto desde cada una de las historias que representan.
Para la directora, esta puesta en escena sugiere un tránsito por algunos lugares o conceptos comunes para las actrices, tales como las heridas, el miedo, el poder, la religión, las leyendas, la maternidad, la sororidad y otros. Un encuentro simbólico con sus experiencias de vida. “En la obra lo que vamos a ver son historias familiares, cercanas, conocidas. Procuramos trabajar mucho en el imaginario del público, entonces esperamos que todas las historias sean realmente comunes al público”, explicó Elvia.
Esta es una creación colectiva desarrollada a partir de un texto y una puesta en escena que se crearon simultáneamente, abordando desde la cuentística y el ritual teatral, el tema de la construcción de la femineidad desde la tradición y su injerencia en la transformación social.
Para dar vida a los papeles principales, Amador escogió a las estudiantes y actrices Lucía Alvarado Montoya, Pamela Alfaro, Kathleen Muñóz Delgado y Fernanda Calvo González, quienes además compartieron sus experiencias que fueron base en la creación de sus personajes.
Para esto, Elvia comenta que en la audición lo único que ella pidió fue la utilización específica de un texto como punto de partida, pero que la propuesta creativa fuera completamente de ellas, que se apropiaran de ese espacio para transmitir su idea expresando lo simbólico de alguna manera. “Lo que estaba buscando era personas comprometidas con lo que querían decir, no había un bien o mal. Ni una manera de hacerlo peor o mejor, pero lo que busqué era compromiso con lo que querían decir”, relata la directora.
A nivel conceptual, el proceso tuvo una influencia vital y muy importante, la autora Clarissa Pinkola Estés, escritora muy reconocida a nivel internacional y psicóloga junguiana quien propone rescatar los cuentos y relatos familiares para analizar los procesos de construcción de las identidades de la mujer.
Es ahí donde surge la idea de buscar los propios referentes de historias en el país y cómo esos relatos de repente eran comunes para muchas mujeres. “Entonces quisimos buscar ahí, ¿cómo es que yo permito también ciertas violencias hacia mi persona? Yo misma soy causa y parte de esas violencias conmigo misma”, explica la directora.
La obra se presenta en el Teatro Universitario del 22 de agosto al 15 de setiembre. Con funciones de jueves a sábado a las 7:00pm y los domingos a las 6pm. Las entradas tienen un costo de 6 mil colones para público general y 4 mil colones para estudiantes o ciudadanos de oro. Las reservaciones se hacen mediante la página web del Teatro Universitario.
Egresada y docente de la Escuela de Artes Dramáticas. En este momento se encuentra en el proceso de construcción de su tesis de maestría. Es actriz, directora, dramaturga. Cuenta con tres obras publicadas, las cuales son “Sinapsis (cuatro locas masticando a un imbécil) “, “Antikinesis” y “Que roja está la luna”. Ha dirigido montajes a nivel de teatro independiente, ha colaborado mayormente comomás actriz o como asistente de dirección en producciones de la Compañía Nacional de Teatro, del Teatro Universitario y del Teatro Nacional de Costa Rica. También ha trabajado en conjunto con la Compañía Nacional de Danza en algunos montajes.
De esta producción, Elvia destaca la posibilidad de ser honesta y fiel a lo que ella quiere decir y hacer. Es decir, que ella ha sentido que esta obra ha sido un espacio de libertad, no solo para ella sino para todas las personas involucradas.
Lucía Alvarado Montoya,
Pamela Alfaro,
Kathleen Muñóz Delgado,
Fernanda Calvo González,
Susan Vargas Chacón,
Sandra Campos,
Erick Meza,
Luis Ernesto Solís Badilla,
Angélica Zamora Montero,
Adrián Campos Sandí,
Francella Lizano Vargas,
Yingry Rodríguez Jiménez,
Natalia Romero y
Elvia Amador Rojas.
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