Marisel aprendió a defender sus derechos, Marta Elena comprendió las diversas manifestaciones de la violencia y Marianella obtuvo la confianza para iniciar su propio emprendimiento. Ellas son parte de las 53 mujeres que participaron de un curso con perspectiva de género dedicado a trabajadoras domésticas en la Universidad de Costa Rica (UCR).
La iniciativa estuvo a cargo del Centro de Investigación en Estudios de la Mujer (CIEM) en el marco del proyecto de extensión docente “Fortaleciendo el empoderamiento de las mujeres urbanas que realizan trabajo doméstico” que ya suma 10 años de existencia dentro de la institución.
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El empoderamiento de estos grupos de mujeres se ha convertido una línea de trabajo permanente del CIEM, como parte de las luchas que desarrolla esta unidad académica contra la división sexual del trabajo y en favor del reconocimiento social y económico del trabajo doméstico.
“Sin el trabajo doméstico el mundo se paralizaría, no habría quien le tenga la retaguardia cuidada a los hombres, nadie podría desempeñarse en otras tareas y ustedes forman parte de ese gran ejército que reproduce la vida cotidiana y que ayuda a que el mundo siga adelante” afirmó la directora del CIEM, Montserrat Sagot Rodríguez.
Las investigadoras del CIEM, Rafaella Sánchez Mora y Demaluí Amighetti López fueron las profesionales encargadas de crear un espacio cercano en el que las asistentes tuvieron la oportunidad de compartir reflexiones y conocimiento sobre temáticas como derechos humanos, violencia y salud reproductiva.
Según Sánchez, aunque el curso planteaba 16 sesiones, el proceso se extendió por hasta 30 semanas a petición de las participantes, quienes son liderezas en sus comunidades y han evidenciado un contundente compromiso para replicar a otras mujeres el conocimiento que adquirieron.
El 18 de julio tuvo lugar un emotivo acto en la Biblioteca Carlos Monge de la Sede Rodrigo Facio, en el cual se entregó un certificado de aprovechamiento a las participantes de este espacio entre el 2017 y el año en curso, varias de las cuales estuvieron acompañadas por sus hijos e hijas.
Sánchez destacó que muchas de las participantes del curso son jefas de hogar y a partir de esta experiencia, han consolidado cambios positivos en su vida, pero también en la cotidianidad de sus familias.
“El espacio se ha convertido en una especie de trampolín para que estas mujeres puedan seguir avanzando en diferentes aspectos de su vida, algunas han decidido retomar sus estudios, otras han podido acceder a otros trabajos” enfatizó Sánchez
Por su parte, Amighetti celebró que durante las sesiones del curso las participantes se convirtieran en protagonistas de sus propios procesos y que al mismo tiempo, consolidaran un espacio de convivencia grupal marcado por la sororidad.
“Es indiscutible que este proyecto les permitió tener un espacio seguro y de libertad, donde pudieron compartir experiencias, vivencias, donde a pesar de no ser un grupo de apoyo se apoyaron entre ustedes” resaltó la académica.
Entre las mujeres que recibieron el certificado de aprovechamiento del curso está Marisel Muñoz Mora, una ama de casa de 40 años, quien por convicción propia participó de este proceso de formación en tres ocasiones.
Según Muñoz, esta vinculación con la UCR le permitió recibir información clara sobre sus derechos y las leyes que la respaldan, conocimiento que catalogó como “herramientas muy importantes para ver las cosas desde otro punto y seguir creciendo”.
“Es abrir los ojos a un mundo que desconocemos, crecemos con machismo y en violencia, entonces al empoderarnos podemos mejorar nuestra calidad de vida” enfatizó esta vecina de San Rafael de Moravia.
Marta Elena Badilla es madre de tres hijos, jefa de hogar y obtiene ingresos como cuidadora de una persona adulta mayor. Ella afirma que el curso le permitió aprender sobre las diferentes formas en que se manifiesta la violencia contra las mujeres.
“Hay muchas cosas que son violencia y como mujeres no sabemos identificarlas, por ejemplo los celos en la pareja, uno cree que es amor pero es violencia” aseguró la trabajadora doméstica de 39 años.
Por su parte, Marianella Salazar Guzmán, ama de casa de 51 años, afirma que esta experiencia en la UCR le permitió obtener la determinación para iniciar un negocio propio vinculado con la elaboración de mermeladas, escabeches y salsas.
“El curso me permitió fortalecerme y darme cuenta de que yo puedo, porque como mujeres muchas veces nos sentimos dependientes, pero cuando aprendamos a valorarnos nos damos cuenta de todo lo que podemos lograr” concluyó la emprendedora.
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