Tras la clausura del II Festival Internacional de Contrabajos UCR, las sensaciones de los organizadores, profesores y estudiantes son muy buenas con miras al desarrollo futuro de este instrumento en el país.
La participación de 40 contrabajistas, de seis diferentes países le dieron las bases necesarias a un proyecto que promete seguir con los años abriendo un espacio de enseñanza e interacción.
Uno de los encargados del proceso pedagógico fue el profesor invitado Thibault Delor, quien fue músico de la Casa de la Ópera Nacional de París entre otros grandes logros musicales. “El año pasado me di cuenta de que en Costa Rica hay un terreno fértil de personas interesadas en aprender más y tener una formación más consistente”, afirma Delor, quien tras su participación en la primera edición se ha unido de lleno a la iniciativa de los estudiantes de la UCR. Esto debido a la dedicación y empeño que los músicos han puesto en las clases que él ha impartido.
Con respecto a la edición de este año, Thibault afirma que la virtud que tienen las personas participantes de este festival es su dinamismo moral e intelectual para poder abrazar instrucciones que son necesarias para el conocimiento profundo del Contrabajo.
A pesar de la amplia participación de músicos tanto en la enseñanza como en la práctica, la presencia femenina sigue siendo baja en comparación a la masculina. Esto supone un reto para los organizadores en las siguientes ediciones y su labor en el proceso de equiparar estos índices.
Una de las pocas contrabajistas del festival fue Paula Gómez de 19 años, quien es estudiante del Instituto Nacional de la Música. Con más de cinco años de experiencia ella fue parte del grupo seleccionado para las clases avanzadas. Para Gómez el problema no está en incentivar a las niñas y adolescentes a tocar este instrumento, sino que en la cátedra mundial de contrabajo la presencia masculina es muy marcada. La falta de un ejemplo femenino que sobresalga en este instrumento es una barrera para todas aquellas mujeres que podrían interesarse en su práctica.
“La única motivación ahorita es la idea de ser buen músico, de crecer. Pero evidentemente es complicado ver que es un mundo rodeado de hombres, puros contrabajistas. Realmente es complicado”, afirma Gómez. No obstante, la contrabajista destaca el nivel que se ofrece en el festival y está anuente a participar en todas las ediciones que se lleven a cabo.
Para Josué Alfaro, director artístico del festival, la oportunidad ha sido muy enriquecedora principalmente por la oportunidad de compartir con músicos de diferentes carreras artísticas. “Hay una vibra, una energía, una identificación con el instrumento y de pertenencia al grupo que ha hecho que la gente termine motivada”, explica Alfaro.
Asimismo, la contrabajista Paula Gómez también se refirió a las posibilidades que da el festival para comprender otros paradigmas. “Uno entiende cómo se maneja en otros lugares, la madurez de cada músico, la experiencia que cada uno tiene, el contexto en el que cada uno estudia. Todo eso se aprende en estos festivales”, finalizó Gómez.
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