De acuerdo con el Banco Mundial, Costa Rica representa una historia de éxito si se habla de desarrollo, salud y materia ambiental. Con una estabilidad política envidiada, el país se convirtió en un ícono internacional que llamó la atención. Sus indicadores de desarrollo humano, para una nación pobre, eran sorprendentes.
¿Los grandes responsables? Hombres y mujeres visionarias, quienes con su trabajo labraron una Costa Rica que, aunque hoy tiene grandes desafíos sociales, económicos y políticos, es de los pocos países que conservan un sistema público y solidario de salud funcionando, una esperanza de vida cercana a los 80 años y un territorio libre de analfabetismo.
Costa Rica, un país en vías de desarrollo, tiene índices de salud pública similares a los países del primer mundo. Los visionarios que preservaron esos logros son los adultos mayores de hoy.
“¿Quiénes hicieron que Costa Rica progresara de esa manera? Nosotros, los adultos mayores. Actualmente, no se aprecia lo que les hemos dejado. ¿Por qué no reconocerle a la población adulta mayor todo ese trabajo?, ¿Por qué los agreden, los humillan y se les quitan sus pensiones?”, afirmó la Dra. Teresita Aguilar Mirambell, presidenta del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam), durante el VII Congreso Internacional de Gerontología coordinado por la Universidad de Costa Rica (UCR).
Y lo anterior no es para menos. La violencia, las agresiones y el desprecio hacia esta población se sustenta con datos. Tan solo de enero a junio del 2019, el Conapam recibió 390 consultas sobre situaciones de abuso y conflictos. En el pasado Congreso Internacional de Gerontología, realizado en el 2017, ya el Conapam registraba un aumento de los casos de violencia cercano al 20 % anual.
En los consultorios jurídicos de la UCR, se brindaron 598 atenciones durante el primer semestre del 2019 ante diversos tipos de maltrato que variaban de los físicos, sexuales y psicológicos, hasta los de carácter patrimonial, negligencia y abandono.
“Hay una parte de la población mayor que tiene medios económicos para llevar una vida digna. Pero, está comprobado que muchos de ellos son abusadas por sus familiares y los obligan a préstamos o compromisos que debilitan sus entradas mensuales. En algunos casos, estas situaciones los llevan a la pobreza”, aseveró Aguilar.
Costa Rica está ante las puertas del aumento más grande de adultos mayores y, a pesar de los múltiples esfuerzos realizados, sigue débil para enfrentar lo que será una inevitable bomba de tiempo. Según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos, se calcula que este grupo poblacional concentrará a más de un millón de personas para el 2050.
“Para muchos, los adultos mayores estorban y son descartables. Este es un tema ingrato, en el sentido de abandono, maltrato, abuso y negligencia. Si el país no logra transformarse para enfrentar el escenario que se le avecina, lo que nos espera es un futuro incierto, con calamidades como las que he visto, prácticamente, en toda América Latina ”, dijo el Dr. Fernando Morales Martínez, decano de la Faculta de Medicina de la UCR, en una entrevista realizada en mayo del presente año.
Asimismo, el Dr. Román Macaya Hayes, presidente ejecutivo de la CCSS, manifestó en una visita a la Facultad de Medicina de la UCR en el 2018 que, si el envejecimiento se da de la forma prevista, así como la incidencia de enfermedades, en el 2050 este grupo poblacional ocuparía el 70 % de la estancia de cama promedio. ¿Está la seguridad social preparada? “No. Pero, al menos, está mejor en comparación con el resto de Latinoamérica”, hizo hincapié el Dr. Morales.
Si se visualiza a nivel social, la cantidad de hogares de estancia, centros diurnos y redes de cuido requieren, de manera urgente, ser fortalecidos.
El Conapam ha hecho un esfuerzo en los últimos 20 años desde su fundación. Tan solo de enero a marzo del 2019, los informes del Consejo Nacional registran 16 534 personas atendidas algunas, incluso, en condición de calle. En estos momentos, el Conapam cuenta con 74 hogares de larga estancia, 63 centros diurnos, 36 redes de cuido y 15 entidades para personas abandonadas. No obstante, “aún quedan muchas personas adultas mayores por fuera”, destacó la Dra. Aguilar.
“Yo escuché de muchos expresidentes que el tema era importante, pero se les fueron los cuatro años de gobierno y nunca apoyaron. Lo mismo escuché de autoridades en salud que pensaban igual y nunca se concretó nada”, afirmó el decano de medicina de la UCR.
La pregunta ahora es: ¿por qué? Acaso, ¿los pocos recursos destinados serán consecuencia de la idea del envejecimiento activo?
El envejecimiento activo ha predominado de forma importante en los últimos años en diversos países y Costa Rica no es la excepción. Esta tendencia se enfoca en las contribuciones que las personas adultas mayores pueden hacer. Sin embargo, algunos expertos internacionales, como la Dra. Sandra Torres, socióloga de la Universidad de Uppsala, Suecia, comparten un pensamiento distinto.
La especialista, quien brindó la conferencia inaugural durante el VII Congreso, explicó que además de la tendencia del envejecimiento activo, también debería haber un enfoque más centrado en el paradigma de la exclusión social en la vejez. Esta última es la que, precisamente, revela de manera clara las fragilidades que debilitan a esta vulnerable población.
“La exclusión por vejez conduce a desigualdades en la elección, el control, los recursos, las relaciones, el poder, los derechos, los servicios y la movilidad. También, en recursos materiales y financieros, relaciones sociales, aspectos socioculturales y la participación cívica. Si bien, el paradigma del envejecimiento activo ha sido el más popular, es el paradigma de los lentes de la exclusión social en la vejez es la que deja ver las vulnerabilidades que afectan a la población adulta mayor. ¡Sí! Un 40 % de adultos mayores envejecen de manera activa, pero el 60 % no. Si no se tiene clara esa realidad, se da paso a la exclusión social y al destinar menos recursos para este grupo etario”, manifestó la Dra. Torres.
La Dra. Sandra Torres, socióloga de la Universidad de Uppsala, Suecia, fue una de las invitadas principales en el VII Congreso. La experta realizó varias ponencias. Entre ellas: la Gerontología: Políticas, Prácticas e Investigaciones que se plantean desde el lente de la exclusión social.
Karla RichmondLa experta explicó que la exclusión social, entendida como la ausencia de recursos, derechos, bienes y servicios, conlleva a las personas al aislamiento y, por lo tanto, los hace más propensos a recibir manifestaciones de violencia. En el caso específico de los adultos mayores, involucra factores de riesgo en distintos niveles, los cuales son amplificados por las vulnerabilidades de la edad.
Según la Dra. Torres, en la actualidad más de 30 países están trabajando para poner el foco de la atención en la exclusión social en la etapa de la vejez y combatir los discursos que el paradigma del envejecimiento activo ha desatado.
“En el caso específico de Costa Rica, la tendencia del envejecimiento activo ha propiciado personas adultas mayores con gran conocimiento sobre sus derechos, así como más independientes, autosuficientes y empoderados. Ya no son aquellos que están sentados esperando su fallecimiento. Sin embargo, esa fuerza e independencia muchas veces se traduce en que no se requiere invertir más dinero, y el Estado olvida aquellas personas que, en efecto, no están teniendo un envejecimiento activo. Por ejemplo, los adultos mayores de las zonas rurales tienen menos oportunidades que los del gran área metropolitana”, reflexionó la M.Sc. Mabell Granados Hernández, directora del Posgrado de Gerontología de la UCR.
El Congreso Internacional es una iniciativa del Posgrado de Gerontología de la UCR que inició en el 2005 y se realiza cada dos años. El propósito de este espacio es promover cambios sociales para mejorar la calidad de vida de las personas adultas mayores. En esta oportunidad, el VII encuentro se realizó del 17 al 19 de julio y se enfocó en las transformaciones sociales: implicaciones en el desarrollo humano. Dicho abordaje, ante el panorama nacional actual, es crucial para incentivar cambios en la sociedad.
“Es vital cambiar el imaginario social de la vejez. Desde el posgrado, buscamos mejorar la calidad de vida de las personas que están envejeciendo, a fin de que disfruten con plenitud, conozcan cuál es el proceso normal de envejecimiento y lleguen a mejores condiciones a la vejez. También, que las personas jóvenes se sensibilicen”, concluyó Granados.
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