Después de pasar más de un año interactuando con turistas, trabajadoras sexuales y comerciantes del barrio de Gringo Gulch en el centro de San José, la socióloga Megan Rivers-Moore determinó las verdaderas motivaciones del turismo sexual en esta localidad.
El barrio de Gringo Gulch es una de las zonas conocidas por recibir turistas norteamericanos que buscan pagar por servicios sexuales, muchas veces debido a que en sus respectivos países el pago a cambio de sexo está prohibido por ley.
La investigadora Rivers-Moore tomó esta localidad josefina para estudiar lo que realmente motiva a estos turistas sexuales a recorrer miles de kilómetros para pagar por servicios que no se limitan a lo sexual, sino que trasciende a lo afectivo.
La larga investigación etnográfica desarrollada por la canadiense se recopiló en el libro Gringo Gulch: Sexo, turismo y movilidad social en Costa Rica que se publicó bajo el sello de la Editorial UCR.
La académica resaltó en la presentación de la investigación que Costa Rica es un país único para la realización del turismo sexual, por un lado su proximidad a los Estados Unidos pero también por ser un destino seguro y asequible.
Además, Rivers-Moore mencionó que su curiosidad por el tema surgió debido a la poca investigación que existe sobre el turismo sexual en Costa Rica, una actividad que mueve muchos miles de dólares al año en territorio nacional.
“Cuando yo llegué a Costa Rica nadie estudiaba el comercio sexual, ser extranjera me ayudó a hacerme preguntas que antes la gente quizás no se las hacía, quizás porque yo no tenía todo el bagaje cultural de los y las costarricenses” mencionó la escritora.
A la presentación del libro asistió la ministra de la Condición de la Mujer, Patricia Mora Castellanos, quién aseguró que el Instituto Nacional de la Mujer (INAMU) tiene la obligación de dignificar la ocupación de la trabajadoras sexuales y garantizarles a éstas sus derechos laborales.
Mora remarcó que, desde su punto de vista, los abusos que enfrentan las trabajadoras sexuales no es suficiente para negar que la venta de servicios sexuales es un trabajo y, como tal, debe recibir las garantías pertinentes.
“Yo no creo que no sea trabajo porque es muy humillante, porque hay muchas otras labores donde se humillan a las mujeres, pero más allá de considerarlo trabajo o no trabajo, creo que lo que hay es un temor de legitimar esta actividad” acotó la ministra.
La académica también aseguró que “el INAMU tiene la obligación de explorar las condiciones en que se realiza este trabajo y levantar junto con ellas la bandera de sus derechos laborales y de dignificar su labor”.
A la conferencia de presentación también se hizo presente la directora de Centro de Investigación en Estudios de La Mujer (CIEM), Montserrat Sagot Rodríguez. La docente universitaria aseguró que la condición de tabú que tiene el trabajo sexual invisibiliza y discrimina a las trabajadoras sexuales.
“El tema del trabajo sexual siempre es tabú porque existen visiones muy moralizantes que cuestionan a las trabajadoras sexuales, mucha gente dice que no es una forma trabajo, que es una forma de explotación, otros dicen que es una inmoralidad. Vivimos en ese debate.” mencionó la directora.
Sin embargo, Sagot expresó que en su opinión el papel de la academia es crucial para dignificar a las trabajadoras, pues históricamente han sido una población estigmatizada por la sociedad.
“Hay investigaciones y trabajos comunales universitarios que estudian el trabajo sexual, pero creo que es necesario continuar con el tema porque tenemos un grupo de personas históricamente discriminadas y la academia podría ayudar a darles un mejor papel en la sociedad” remarcó Sagot.
El libro Gringo Gulch: Sexo, turismo y movilidad social en Costa Rica estará disponible a un precio de ₡10.000 en la Librería UCR ubicada al costado sur del Edificio Saprissa en San Pedro de Montes de Oca.