Con un amplio recorrido histórico por los inicios de la llamada educación popular inspirada en las propuestas lideradas por Paulo Freire y por los movimientos de insurgencia cultural en América Latina, el Dr. Carlos Rodrigues Brandão impartió la conferencia inaugural de las actividades conmemorativas de los 45 años de la Acción Social (VAS), en la Universidad de Costa Rica (UCR).
Con el título “Dilemas, desafíos, caminos y esperanzas en nombre de una educación y de una Universidad democrática, democratizadora y transformadora”, el martes 18 de junio a las 9 a.m., en el auditorio de la Plaza de la Autonomía, el Dr. Rodrigues compartió sus reflexiones con la audiencia y planteó los retos que vive la universidad pública latinoamericana y los movimientos sociales en la región.
Rodrigues es una referencia obligatoria cuando se debate sobre la educación popular y la acción cultural-política en América Latina. Además de su extensa formación académica, su gran cantidad de publicaciones -superan las 80 sobre el tema- y sus reconocimientos mundiales, el conferencista es uno de los fundadores del Centro de Estudios en Educación y Sociedad (Cedes), de la Universidad Estatal de Campinas, Brasil, que agrupó a otros destacados pensadores Paulo Freire, entre otros.
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Rodrigues es antropólogo y psicólogo brasileño, con estudios de posgrado en Antropología y Comunicación, con doctorado y postdoctorado en Ciencias Sociales por la Universidad de São Paulo, Brasil; y Perugia, en Italia. Su trayectoria docente supera los 50 años y lo ha llevado a diversas universidades en América y Europa.
En su conferencia, Rodrigues criticó la práctica universitaria de considerar a las casas de estudios superiores como lugares cerrados a otras comunidades de saberes. Lo que se produce en ellas, “está destinado a pequeñas cofradías”, explicó.
Solo en el caso brasileño, añadió, se escriben miles de tesis y artículos publicados en revistas indexadas que son leídas por muy pocas personas. “Gente altamente calificada no piensa en el diálogo, ni siquiera con sus pares académicos”, aseguró.
Sin embargo, tal cantidad de producción e investigación académica no está pensada para que llegue a las poblaciones. “Tanto en Costa Rica, como un país enorme como Brasil, se ve un mismo proceso hegemónico y neocolonizador, de supervaloración de la investigación al servicio creciente del mundo empresarial y no más de la sociedad; de la enseñanza desprestigiando al profesor crítico y creativo y privilegiando a aquel que prepara a la gente para el mercado; secundarizando la Acción Social o poniéndola al servicio del mercado”.
Actualmente, tiene más valor presentarse como investigador, e incluso es un desprestigio trabajar en la Acción Social porque se considera que la hacen los “malos investigadores”, apuntó el antropólogo.
El dilema de la Acción Social es que está dentro de la estructura universitaria, pero limitada financiera y políticamente, prosiguió. “Sería una osadía mía, pero yo creo que la propuesta de transformar la extensión en acción universitaria y social podría ser una bien sucedida transgresión de la “comunitas” universitaria. O sea, crear una experiencia que siendo parte institucional se realiza como una pluriactividad de la vida universitaria”.
Al respecto, Rodrigues destacó el quehacer de la UCR en esta materia. “Si entiendo bien, la propuesta de esta universidad, espero que no sea una interpretación esperanzadora y exagerada mía, pero espero que no, sería la idea de crear un espacio entre lugares o en un territorio de fronteras, con el desafío de ser un fecundizador de toda la universidad”.
De acuerdo con Rodrigues, el ideal es que toda universidad se transforme en una fundada sobre un imaginario, un ideario y una propuesta político-pegagógica y científica basada en una Acción Social. “O sea, todo al revés de los criterios que miden la calidad de las universidades en Brasil y América Latina. No solo es compromiso social, sino compromiso político en la sociedad”.
“Vamos a ser, no optimistas, sino esperanzadores. Imaginemos que el ideario de Acción Social de la UCR sea algo, tal como pasó como con la educación popular; que salga de aquí e invada toda América Latina y el Caribe. Qué desafío cuando pensamos que no solamente la universidad, sino también la extensión universitaria, sean esa puerta de entrada y salida de la gente a la universidad”.
Rodrigues calificó como una “avalancha neoliberal” las políticas impulsadas por los Estados latinoamericanos que se proponen cercenar el pensamiento crítico y autónomo de la universidad en la región y acallar los movimientos políticos populares, como lo sucedido en su país desde la destitución de la presidente Dilma Rousseff.
“Ahora ya sabemos que mucho de lo que se está realizado en América Latina viene desde los Estados Unidos y programado desde la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés)”.
La estrategia, según Rodrigues, es que las personas piensen que “no hay más que hacer, no solo perdimos la batalla sino la guerra. El poder de ellos es tan grande, y a tal manera están captando desde niños y jóvenes por medio de la televisión, en los medios de comunicación, los videojuegos; que una palabra nuestra humanista, emancipadora, liberadora, cada vez parecerá una cosa tan extraña, rara, improductiva, tan imposible que perderemos. Pero yo digo que no”.
“Tengo una esperanza histórica que me viene mucho de Paulo Freire, creo que, estamos viviendo momentos muy oscuros en América Latina y justamente por eso tenemos que creer en nosotros y lo que podemos hacer”, concluyó el antropólogo y educador brasileño.
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