Los corredores del Museo Regional de San Ramón se llenaron de personajes y de herramientas diversas que le dieron vida los oficios que se desarrollaban en la zona; que poco a poco se han ido perdiendo.
Es así como grandes y chicos pudieron aprender de primera mano cómo hacer canastos; ver y conocer de cerca las herramientas utilizadas por zapateros, relojeros, boyeros, talabarteros, panaderos, peluqueros; contemplar el trabajo que realizan los artesanos y ser testigos de la forma cuidadosa como lo desarrollan.
“Forjadores de identidad, valorando los oficios tradicionales” fue la actividad que permitió reunir a estas talentosas personas quienes compartieron sus habilidades el pasado 4 de mayo.
El M.Ed. William Solórzano Vargas, funcionario del Museo, señaló que esta exposición se realizó en el marco de la celebración del Día del Trabajador, como un homenaje a todas las personas que continúan practicando oficios, los cuales no solo les permiten ganarse la vida, sino también mantener viva la identidad cultural y las tradiciones que caracterizan la región de Occidente.
Destacó que con esta actividad se pone en práctica uno de los objetivos fundamentales del Museo que es el rescate, la preservación y la difusión del patrimonio cultural de las comunidades de Occidente.
Solórzano mencionó que estos oficios son característicos del desarrollo de la zona y del país, ya que se fueron creando según las necesidades que tenían los pobladores en esa época.
Explicó que paralelamente a las actividades económicas como la agricultura, la ganadería, la minería, la caña de azúcar y los trapiches; surgieron personajes como: el boyero, el herrero, el talabartero, el lechero y la persona que suplía de canastos a los cogedores de café.
Además aparecieron, según Solórzano, artesanos que dieron colorido a las carretas y crearon imágenes religiosas, y conforme fueron creciendo los núcleos de población fue creciendo la demanda de costureras, sastres, zapateros, relojeros, barberos, panaderos, joyeros y fotógrafos, entre otros.
En la actualidad muy pocas personas se dedican a practicar estos oficios, ya que el trabajo que realizan se resuelve de otras formas.
Deyanira Matarrita Gutiérrez es zapatera, aprendió su oficio en 1968 cuando se casó, dice que su esposo (ya fallecido) lo heredó del papá. La Zapatería San Miguel en San Ramón, propiedad doña Deyanira, es uno de los pocos comercios en el cantón que todavía mantiene esta tradición, allí todavía ofrecen el servicio de hacer zapatos a la medida, según las necesidades especiales que presenten sus clientes.
William Valverde tiene 43 años de trabajar la pintura típica y de ser artesano, trabaja solo en su taller ubicado en Sarchí. Él dice que este oficio requiere mucho detalle y cuidado, es un trabajo matemático en el que hay que usar compás, regla y moldes. Cuenta que él aplica su arte en diferentes objetos como ruedas, carretas, calabazos, guitarras y que en una oportunidad hasta un carro pintó.
Pedro Mora Castro es boyero en San Ramón, es el único en su familia que mantiene la tradición. Él opina que es un trabajo que se debe mantener pero se ha ido perdiendo. Explicó a los presentes que, en este oficio, amansar a los bueyes es lo más trabajoso: “que no aprendan mañas, que no se maltraten, que vean en el boyero una persona que más bien lo que hace es darle mucho cariño”, aseguró.
Quienes deseen conocer más de estos oficios pueden acercarse al Museo Regional de San Ramón y disfrutar del material expuesto en los corredores, en donde se destacan los personajes, los oficios que desarrollan y las herramientas utilizadas. La muestra estará abierta hasta el 25 de mayo, de martes a sábado de 10:00 a. m. a 6:00 p. m.
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