La mercantilización global del saber, el fundamentalismo religioso y la desigualdad de género retan en la actualidad a las universidades públicas, mientras que la autonomía y la acción social son puestas en juego por los poderes políticos y económicos.
Así lo señaló la Dra. Montserrat Sagot durante la inauguración de las II Jornadas de Investigación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica (UCR). El espacio se celebró del 22 al 25 de abril y congregó a académicos de diversos ámbitos sociales para fomentar el diálogo interdisciplinario.
Antes de dar lugar a las discusiones propuestas por las 78 ponencias que compartieron alrededor de 100 expositores, Sagot planteó un escenario más amplio de reflexión académica, en la que reconoció que nos enfrentamos a una coyuntura global que apuesta por incorporar a las universidades públicas al “tejido capitalista”.
La situación plantea una transformación profunda de la estructura interna de las universidades públicas, donde el conocimiento es tratado como un bien mercantil por medio del llamado “capitalismo cognitivo”, el cual necesita construir un mercado global a partir de la educación superior.
Según Sagot, el proceso habría iniciado en América Latina a finales de la década de 1980 e inicios de 1990, cuando el llamado Consenso de Washington impulsado por el Banco Mundial (BM) generó fuertes cuestionamientos respecto “a las demandas del capital para las universidades públicas”.
El nuevo contexto dio lugar a la incorporación de las universidades al llamado “mercado mundial de la educación”, que demandó un incremento de la eficiencia y la renuncia de áreas propias de su existencia como la generación de conocimiento puesta al servicio de las comunidades de forma gratuita.
El modelo descrito por la investigadora promueve una visión “absolutamente utilitarista” de la academia promovida por el mercado empresarial y que, basada en rankings internacionales, se aleja de los compromisos históricos de las universidades con el acercamiento a las comunidades marginadas o vulnerables.
“La orientación de las universidades hacia las necesidades de las poblaciones más empobrecidas, su impacto en el desarrollo local, regional o nacional, la construcción de equidad y de igualdad, no solo resultan difíciles de medir sino que son intrascendentes para los nuevos modelos que quieren construirse”, denunció.
Según Sagot, junto a esta perspectiva que plantea el conocimiento como un servicio más del mercado, se presenta una creciente influencia de los movimientos fundamentalistas, que buscan instrumentalizar la religión con fines políticos para ganar espacio dentro del Estado y de sus instituciones, entre las que se incluye la universidad pública.
La investigadora, que funge actualmente como coordinadora del Centro de Investigación en Estudios de la Mujer (CIEM), no desaprovechó la ocasión para señalar junto a los retos actuales de la universidad pública la persistencia del sexismo y la discriminación dentro del espacio académico.
“El sexismo y el capitalismo cognitivo parecen ser nuevos aliados en la construcción de un nuevo modelo de universidad desigual, segregada y elitista, que no ofrece las mismas oportunidades a sus miembros, ni distribuye equitativamente las cargas y beneficios del trabajo académico”, concluyó Sagot.
La vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales, M.Sc. Luz María Vanegas Avilés trasmitió las palabras del decano, Dr. Manuel Martínez, quien catalogó las "II Jornadas de Investigación en Ciencias Sociales" como “un esfuerzo más para construir una facultad cohesionada e interdisciplinaria”.
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