El 23 de abril, en el marco de las celebraciones de la Semana U 2019, se llevó a cabo el montaje del primer hotel para abejas en la Sede Rodrigo Facio de la Universidad de Costa Rica, que se encuentra ubicado en las afueras de la Escuela de Biología. Próximamente se instalarán al menos dos hoteles más en el campus universitario.
El Jardín Botánico Lankester, también de la UCR, ubicado en Cartago, ya cuenta con un hotel. Se espera que los otros dos se coloquen uno en las Instalaciones Deportivas de la UCR, en Sabanilla de Montes de Oca, y el otro en la Facultad de Derecho o la Ciudad de la Investigación.
Mauricio Fernández Otárola, profesor de la escuela citada y uno de los impulsores del proyecto, afirmó que a estos hoteles llegan abejas solitarias; es decir, especies que no producen miel ni habitan en una colmena.
Los hoteles para abejas son por lo general estructuras de madera y bambú que tienen espacios o cavidades que muchos organismos utilizan como refugio y principalmente para construir sus nidos. Algunas especies anidan en ramas secas.
Paul Hanson, entomólogo de la UCR, explicó que la mayoría de las abejas son solitarias. En Costa Rica existen entre 600 y 700 especies de abejas, y un 90 % de ellas son independientes.
“Esto quiere decir que una sola abeja, la hembra, es la que hace todo el trabajo. Ella recoge polen y néctar y lo lleva al nido para proveer alimento a su cría, a diferencia de las abejas que viven en colonias, donde hay varias obreras que colaboran”, explicó el especialista.
La iniciativa de establecer estas casas para abejas fue inscrita en la Vicerrectoría de de Acción Social por Fernández y Marco Retana López, profesores de la Escuela de Biología.
El objetivo es que este proyecto sirva como una forma de educación ambiental para que las personas al acercarse a los hoteles descubran la diversidad de las especies de abejas, avispas y otros insectos que habitan en las zonas urbanas.
Hanson aseguró que no hay datos exactos acerca del estado de las poblaciones actuales de abejas en Costa Rica, aunque se supone que están afectadas como en otras partes del mundo. La destrucción del hábitat, por el hecho de que cada día hay menos bosques y plantas que ellas necesitan, así como por el impacto de los insecticidas y otras sustancias utilizadas en la agricultura impactan de manera negativa a estos insectos.
“Para conservar las abejas hay que proveer dos cosas: fuentes alimenticias, como flores, y sitios para anidar”, recalcó Hanson.
Los hoteles de abejas además pueden ser instalados en los jardines de las casas. En el caso de la universidad, la Sección de Mantenimiento de la UCR ha colaborado en la instalación de los refugios para abejas.
En los últimos años se ha presentado una reducción importante en las colonias de abejas a nivel mundial. Existe una preocupación general debido a que los insecticidas neonicotinoides causan repercusiones severas en estos insectos, tales como: pérdida de memoria, dificultad en la alimentación y atrasos en la reproducción, entre otros.