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Los Otárola Flores de Guácimo: una vida dedicada a las mariposas

21 mar 2019Ciencia y Tecnología

Héctor y Elsa Otárola Flores pertenecen a una familia de Guácimo, Limón, dedicada desde hace 23 años a la producción y venta de mariposas. 

Anel Kenjekeeva

La producción de mariposas en Costa Rica es una actividad familiar. Todos los miembros, desde los más viejos hasta los niños y niñas, participan en la reproducción de estos insectos, tanto en áreas rurales como urbanas.

Héctor Otárola Flores tiene más de dos décadas de dedicarse a este sector productivo, junto a ocho hermanos y hermanas. “Somos un proyecto familiar, trabajamos en la misma finca mis hermanos, mi mamá, mi papá, nuestros hijos y nietos”, comentó.

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Este productor participó y su hermana Elsa participaron en el I Congreso de Mariposarios y Afines, organizado por la Universidad de Costa Rica (UCR), en coordinación con otras instituciones.

En San Luis de Guácimo, en Limón, una de las zonas productoras de mariposas más importantes del país, la familia Otárola se aventuró en 1990 a incursionar en esta novedosa actividad, la cual les ha permitido generar su sustento diario a lo largo de los años. Además, los Otárola Flores lograron adquirir una finca aledaña al Parque Nacional Tortuguero, en el Caribe, que dedican a la conservación del bosque.

“La cría de mariposas implica para nosotros una cosa muy linda, porque aparte de que nos gustan, está involucrada toda la familia. Nosotros hemos vivido de las mariposas, no exportamos porque no tenemos preparación, pero estamos contentos con lo que hacemos“, dijo Otárola.

Las microempresas familiares que producen mariposas también brindan empleo a otras personas que se encargan de ayudar en el mantenimiento de los mariposarios, destacó el productor.

Y es que esta actividad exige conocer muy bien a las mariposas, su ciclo de vida y su ambiente, las plantas hospederas que les sirve de alimento y para poner sus huevos, porque “uno de estos insectos puede ser una larva durante la mañana y transformarse en pupa al mediodía”, detalló el productor.

De allí que la producción de pupas nunca es regular, varía cada semana, y los dueños de los mariposarios tienen que aprender a lidiar con factores como el clima y la temperatura, agregó.

Con cierto aire de nostalgia, Héctor Otárola recordó que en los años 80 y 90 era más fácil criar mariposas, ya que en ese entonces no había tantas enfermedades que afectaban a estos insectos como ahora. Esto hacía que la producción fuera mayor.

Por eso los hermanos Otárola Flores reclamaron la ayuda institucional para enfrentar problemas que consideraron prioritarios: “Necesitamos ayuda en la parte de los suelos, porque hay muchos viveros en los que la producción de la planta hospedera ya no es igual. También en la parte de las enfermedades, que nos ayuden a identificar virus, bacterias y parásitos en las mariposas”.

Durante el Congreso, Elsa Otárola hizo un llamado al resto de productos presentes: “necesitamos la unión urgente de todos, porque de lo contrario vamos a desaparecer”, sentenció.

 

Patricia Blanco Picado
Patricia Blanco Picado
Periodista Oficina de Divulgación e Información.
Destacada en: ciencias básicas
patricia.bitzglancopicado  @ucrzrwl.ac.cr