El Programa de Voluntariado de la Universidad de Costa Rica se propuso, desde hace cinco años, hacer una campaña de donación de útiles, donde además se les brinde motivación y acompañamiento a los padres y madres para que envíen a sus hijos e hijas a estudiar.
Esta iniciativa ya ha empezado a ver los frutos de su esfuerzo anual, pues ya un estudiante se graduó, gracias a la motivación que se le brindó a su madre y a los útiles que se le ofreció y muchos más han continuado sus estudios.
La campaña de donación de útiles escolares nació hace cinco años, como una idea de Margarita Rojas Pérez, una de las estudiantes voluntarias que provenía de la zona Sur y quien conocía, por experiencia propia, las condiciones económicas de la población estudiantil de muchas escuelas en esa región.
Pero no solo ese era el inconveniente en el estudio de las niñas y niños de esa región, sino que muchos de ellos ni siquiera aspiraban a asistir a estudiar a una universidad, o ni siquiera sabían qué eran estas instituciones de educación superior, situación que se mantiene al día de hoy.
“Hemos llegado a muchas escuelas y preguntamos: ¿saben qué es una universidad? Y los chiquitos todavía no saben a esa edad qué es una universidad, entonces, aparte de suplir una necesidad económica, también se suplen esas necesidades de conocimiento en los niños y en las niñas”, expresó Rojas, quien aún hoy sigue vinculada al Programada de Voluntariado.
Para estos efectos, siempre se procura llevar estudiantes de carreras afines a las actividades que se quieren desarrollar y en esta ocasión se vinculó a estudiantes de la carrera de Psicología, quienes colaboran en la Escuela de Padres y Madres del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP).
Uno de estos estudiantes que acompañó, en calidad de voluntario, al grupo que fue a entregar útiles, fue Esteban Daniel Sánchez Méndez, quien tenía como misión desarrollar talleres con los padres de familia, que se convocaron para estos efectos, con el fin de enseñarles a motivar a sus hijos e hijas para que estudien y continúen su proyecto académico.
“La experiencia fue muy agradable, porque uno siente que no solo es ir a dejar útiles pasivamente, sino que es incentivar a los padres principalmente, porque los padres siempre van a ser el principal apoyo que tiene un niño o una niña en el proceso educativo, siempre van a ser ellos los que mejor pueden acuerparlos, manifestó Sánchez.
Este estudiante consideró muy importante hablar con los padres y madres y apoyar a los niños, por lo que considera que esta iniciativa debería seguir y mantenerse, e incluso fortalecerse.
Un caso que destaca Rojas es el de un estudiante, cuya madre conoció hace cinco años cuando empezó esta iniciativa, quien tenía interés de que su hijo retomara su estudio en secundaria, pero ningún centro educativo lo aceptaba porque ya contaba con 17 años.
Según explicó esta madre, Hilda Castillo Cordero, gracias a la motivación que le infundieron de parte del Programa de Voluntariado para que siguiera luchando para que su hijo continuara con sus estudios, lo logró y ya el año pasado se graduó de secundaria y está pronto a iniciar un Técnico en Turismo.
Este estudiante y sus hermanos han recibido útiles y motivación durante sus años de estudio, lo que les ha ayudado mucho a salir adelante.
También, Claudia Vindas, directora y docente de la Escuela de Miramar dijo que en este centro educati8vo se sentían muy contentos y muy orgullosos de que el Programa de Voluntariado los haya elegido este año porque “aquí la gente necesita demasiada ayuda y ya que venga la Universidad de Costa Rica y nos regale donativos, aunque sea lo más pequeño, para nosotros es grandísimo”, destacó.
“Quería agradecerles profundamente, porque la verdad que todos los niños de esta escuela necesitan y cualquier aporte de material es bienvenido, aparte de que el distrito de Sierpe, que es al que pertenecemos nosotros, en el índice de pobreza es uno de los más bajos”, dijo por su parte Harvey Chavarría Zúñiga, director y maestro de la Escuela El Campo.
Según explicó Lupita Abarca, coordinadora del Programa de Voluntariado, la campaña para la recolección de útiles inicia desde diciembre y se cierra a principios de febrero y los donadores son diferentes personas de la comunidad universitaria y externa, empresas y hasta niños.
Precisamente contó la experiencia de un niño que cumplió años en enero del presente año y para su fiesta de cumpleaños pidió que todos los regalos fueran útiles para donarlos a esta campaña, con los cual logró recolectar dos cajas de materiales escolares.
Abarca explicó que en muchas ocasiones, los útiles escolares que se reparten en las diferentes escuelas son los únicos con los que contará el estudiantado durante todo el año, según le han expresado las direcciones y docentes de esos centros educativos.
El presente año el Programa de Voluntariado benefició a 21 centros educativos de la zona Sur, donde se entregaron más de 250 paquetes de útiles y se realizaron talleres con los padres de familia y actividades con los niños y niñas de las escuelas.
Colaboró en esta información: Lupita Abarca.
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