Los esfuerzos por combatir la desinformación son claves para enfrentar los nuevos desafíos de la libertad de expresión, ese fue uno de los mensajes de la Conferencia Regional “La desinformación en la era digital y su impacto en la libertad de expresión y los procesos electorales”, realizada en la Universidad de Costa Rica (UCR).
“Todos tenemos derecho a recibir y difundir información donde queramos, no importa el país donde se genere el contenido, todos tenemos derecho a conseguirlo”, afirmó el abogado y comunicador uruguayo Edison Lanza, principal exponente de la actividad. La misma tuvo lugar el miércoles 30 de enero en el auditorio de la Plaza de la Autonomía de la Ciudad de la Investigación, fue organizada por el Programa de Libertad de Expresión, Derecho a la Información y Opinión Pública (Proledi) de la UCR y recibió a promotores de la libertad de expresión de múltiples países latinoamericanos.
La abogada, periodista Guiselle Boza Solano resaltó la importancia de estos espacios de discusión ya que “hay desafíos viejos con rostros nuevos que nos interpelan como sociedades democráticas desde el estado, la sociedad civil, la academia y los medios de comunicación”, dijo haciendo referencia a los retos de la libertad de expresión en la era digital.
Con la presencia de la recién nombrada ministra de comunicación Nancy Marín, del rector de la UCR Henning Jensen y del Director Ejecutivo del Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia (Observacom) Gustavo Gómez, la actividad dio lugar a la conferencia del académico Lanza, quién además es Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Lanza aprovechó la oportunidad para resaltar a Costa Rica como uno de los países a la vanguardia en libertad de expresión y el combate de la desinformación, sin embargo, también resaltó la constante actualización en la formas de difusión de noticias falsas como uno de los principales retos que debe afrontar la región en el futuro.
El relator concluyó que son las comunidades más vulnerables las que se ven más beneficiadas con la libertad de expresión, pues afirma que son estas poblaciones las que han tenido que llevar a cabo una lucha mayor por la conquista de sus derechos fundamentales.
En la segunda parte de esta conferencia regional, se reunieron representantes de diversos países e instituciones centroamericanas para comentar los principales retos y avances que presenta la temática.
Celeste Espinoza, quien es parte del Comité por la Libertad de Expresión (C-Libre) en Honduras, afirmó que “el fenómeno de la desinformación no solamente se trata de redes sociales, los efectos son tan reales que se pueden vivir a diario (...) hemos visto casos de desplazamiento forzado de personas que han sido víctimas de campañas de desinformación”.
En esta misma línea, Anabella Rivera, directora del Instituto DEMOS en Guatemala resaltó la forma en que la desinformación es usada como herramienta por personas con poder que buscan evadir la ley y violentar los derechos por beneficio propio, “la desinformación pone en riesgo el estado de derecho” mencionó.
Asimismo, Paulina Gutiérrez, oficial del Programa de Derechos Digitales Artículo 19 México y Centroamérica, resaltó la injerencia de la desinformación en escenarios de poder como los contextos electorales.
“En el caso mexicano las principales plataformas donde se difundió la desinformación fueron Facebook, Twitter y Whatsapp y el mayor porcentaje de información que circuló fue sobre Andrés Manuel López Obrador (presidente electo)” aseguró Gutiérrez.
Por otro lado José Luis Sanz, director del medio digital El Faro de El Salvador, alertó respecto a la responsabilidad de cada persona como usuarios de redes sociales, pues en su opinión “seguimos viviendo las redes sociales como si fueran un juego, como si mentir fuera un juego, como si fueran acciones que no tienen consecuencias”.
Lourdes Arróliga, especialista en medios de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro de Nicaragua y Lía Hernández directora ejecutiva del Instituto Panameño de Derecho y Nuevas Tecnologías, resaltaron la importancia del comportamiento de los medios de comunicación a la hora de contrarrestar la desinformación.
Arróliga mencionó el daño que ocasiona el monopolio de los medios de comunicación a la libertad de expresión, pues en su país Nicaragua, se dispone únicamente de un canal de televisión abierta que, además, cuenta con una limitada penetración de la señal en ciertas zonas del país.
“Antes de hablar de desinformación es obligatorio reflexionar sobre la ausencia de libertades públicas, como la libertad de expresión, la libertad de movilización, la libertad de información y la libertad de prensa” resaltó la nicaragüense.
Por otro lado, Hernández destacó la creciente migración de medios tradicionales a redes sociales, lo cual evidencia la comprensión de las nuevas maneras en que la población consume noticias, especialmente en un país donde “el 96 % de la población tiene acceso a un teléfono móvil”.
En el cierre de este relevante panel tomaron la palabra las representantes del país anfitrión, Carolina Carazo, investigadora del Centro de Investigación en Comunicación de la UCR y Kemly Camacho, directora de la cooperativa Sulá Batsú, quienes coincidieron en la importancia de los nuevos espacios de verificación para contrarrestar la desinformación y educar a la población.
Carazo resaltó las iniciativas de verificación de datos de algunos medios nacionales ya que “en 2018 se vio el nacimiento de No Coma Cuento (La Nación), No Caiga (CrHoy.com) y DobleCheck (Semanario Universidad - UCR) todos haciendo un esfuerzo de verificación, aunque no es suficiente porque no circulan sus aclaraciones tanto como circulan las noticias falsas” mencionó.
Además, Camacho resaltó la importancia tanto de las universidades como de los medios en la educación y formación de la ciudadanía para combatir la desinformación, ya que desde su perspectiva se está subestimando la capacidad de la población, “estos no son temas técnicos, son temas ciudadanos” concluyó.