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La UCR publica una memoria gráfica del Teatro de Muñecos

Con una edición especial, se conmemoran los 50 años de su fundación
11 dic 2019Artes y Letras

El Moderno Teatro de Muñecos es la compañía teatral de más larga trayectoria en Costa Rica. Su antigua Sala Juan Enrique Acuña abrió sus puertas 30 años consecutivos y se convirtió en la única sala teatral para los niños y niñas en Costa Rica.

El arte escénico es un viaje a la introspección, a la magia y al divertimento. Y, si a esto se le agrega luces, colores, música y un sinfín de títeres traviesos, se obtiene una propuesta teatral única en su género. Esta ha sido la receta que, hace más de 50 años, el maestro titiritero Juan Enrique “Quique” Acuña sembró en 1968 con la creación de la compañía Moderno Teatro de Muñecos, un referente ineludible en la historia teatral costarricense.

Hoy, el Moderno Teatro de Muñecos (MTM) es la compañía independiente con más años en la escena artística nacional, con un repertorio que la ha llevado a diversidad de países para compartir su arte.

Para rememorar este hito, la Vicerrectoría de Acción Social de la Universidad de Costa Rica (VAS), de la mano de la misma compañía teatral, se dio a la tarea de editar una colorida y hermosa publicación especial que recoge testimonios, una gran cantidad de fotos, imágenes y relatos sobre el MTM, así como sorpresas, entre ellas moldes para la confección de títeres.

El título MTM. Memoria gráfica de medio siglo rinde un merecido homenaje a la memoria de Quique Acuña y a los muchos artistas que han pasado por la compañía. Una suma de talentos y de vidas entregadas al arte siguen manteniendo vivo este proyecto, con la experiencia de aquellos que se formaron de la mano de Acuña y de otros más jóvenes que se han integrado en los últimos años.

“Con esa sensibilidad que desarrolla el MTM en los espectadores (desde lo visual, lo lírico) y como reconocimiento al trabajo del maestro Enrique Acuña y a su legado en estos 50 años, es que este documento es de suma importancia en cuanto histórico, académico y herramienta de visibilización de un trabajo en el campo artístico”, comentó el Lic. Vicente Alpízar Jiménez, asesor de Artes Visuales de la VAS.

El teatro de títeres nos transporta a tiempos inmemorables. Con el teatro aprendemos, disfrutamos y, lo más importante, es su capacidad de transportarnos a situaciones mágicas”, comentó la Dra. Yamileth Angulo Ugalde, vicerrectora de Acción Social.

Los autores del libro son Anselmo Navarro Prados, Rosalía Camacho Granados, Juan Fernando Cerdas Albertazzi y Flora Marín Guzmán, con la coordinación universitaria de la Lic. Olga Luján París.
 

Con una edición especial, la UCR y la compañía Moderno Teatro de Muñecos conmemoraron los primeros 50 años de existencia de esa agrupación, la cual surgió en 1968 con el apoyo del Teatro Universitario y la Escuela de Artes Dramáticas.  

El teatro como metáfora
 

En 1973, Quique Acuña escribió que “el títere es una metáfora. Esta precisa definición, que se la oí formular a Margareta Niculescu (artista rumana y una de las más reconocidas titiriteras y directoras del teatro de muñecos del mundo) en 1962, terminó por convencerme de las riquísimas posibilidades que nos ofrece el teatro de muñecos para lograr en el escenario esa trasposición poética y crítica de la realidad que tanto nos preocupa a quienes, en esta América nuestra, pretendemos hacer teatro”, dijo.

Para quienes han pasado por el MTM, la experiencia formativa para sus carreras artísticas ha sido invaluable. La compañía, además de presentar novedosos espectáculos en una época ayuna del teatro infantil, se convirtió en una escuela cuyos conocimientos atesoran.

“Su impacto en la promoción cultural ha estado presente no solo en el extenso público que ha disfrutado sus creaciones, sino que ha sido escuela en la difícil disciplina de manipulación y elaboración de muñecos”, comentó la escritora Arabella Salaverry, quien fue parte del elenco de manipuladores de la obra El lagarto travieso, la primera obra presentada por la compañía en diciembre de 1968.

Dejó, en quienes nos formamos con él, un profundo respeto a este arte, en el cual muchos continuamos hasta hoy, compartiendo el camino del maravilloso e infinito mundo de los títeres, que un día nos atrapó, al calor de las ilusiones del maestro, de soñar con con un mundo mejor”, apuntó Luján sobre las enseñanzas de Acuña.

 

Retos del siglo XXI 

 

Aunque, hoy, “Quique” Acuña no está presente, su legado continúa vivo por medio de nuevas propuestas, las cuales siguen atrayendo al público a las salas teatrales, a otros espacios públicos y a festivales nacionales e internacionales.

Quique Acuña nació en Argentina en 1915, donde desarrolló una prolífica carrera artística en la literatura, el teatro y el periodismo. En 1968, migra hacia Costa Rica, aquí se integró como docente en el Conservatorio de Castella y en la Escuela de Artes Dramáticas de la UCR, y con el apoyo del Teatro Universitario fundó el MTM.

Regresó a su país en 1987, donde fallece en junio de 1988. Nunca regresó a Costa Rica, pero la semilla cultivada sigue dando frutos.

En 1979, el Ministerio de Cultura y Juventud le cedió a la compañía un espacio que, con el tiempo, se convirtió en su sala teatral, en los patios del actual Museo Calderón Guardia. Sin embargo, por una confrontación entre el MTM y la exministra de esa cartera, María Elena Carballo Castegnaro, en la Administración Arias Sánchez (2006-2010), se propuso desalojar al grupo.

Esto hizo que un conjunto de exintegrantes se diera a la tarea de revitalizar el proyecto fundado por Acuña. A partir de ahí, surgen nuevas obras como la “Odisea, viaje exploratorio con teatro de sombras y muñecos”, “El buen regalo” y “Como si fuera jugando”, “Festival el río”. En el 2018, bajo la dirección de Anselmo Navarro, la obra “La jaula, un viaje hacia la libertad” recibió el Premio Nacional de Cultura a la mejor dirección.

Aunque, recientemente, el MTM perdió la sala donde creció y multiplicó los talentos nacionales durante sus primeras tres décadas, su trabajo no se detiene. La batalla legal fue larga y, por directriz de la actual jerarca de Cultura y Juventud, “en lugar de títeres, bambalinas y niños alegres, ahora habrá utensilios de limpieza y herramientas de mantenimiento”, de modo que se cierra definitivamente el único espacio teatral infantil de Costa Rica, afirmó con pesar Rosalía Camacho, coautora del libro.

No obstante, a 50 años de su fundación, la más antigua compañía teatral costarricense continúa tejiendo sueños y llevando alegría a los más pequeños y, de paso, a los adultos con alma de niños.

El libro MTM. Memoria gráfica de medio siglo estará disponible en el Sistema de Bibliotecas, Documentación e Información (Sibdi) de la UCR y en versión digital para descargas gratuitas en el Repositorio Kérwá, por medio de este enlace.

Eduardo Muñoz Sequeira
Periodista, Vicerrectoría de Acción Social
eduardlfpao.munoz  @ucroymr.ac.cr