Un grupo de estudiantes de Sociología de la Universidad de Costa Rica (UCR) se adentraron en las asentamientos informales de El Relleno y El Tapón, para conocer sus necesidades y brindar recomendaciones a la Municipalidad de San José para su mejora y transformación.
Las universitarias se vincularon con las localidades durante un año en el marco de los cursos de su cuarto año de carrera y a partir de procesos de observación, entrevistas y focus group indagaron a los habitantes de las localidades sobre sus realidades cotidianas.
El acercamiento académico permitió constatar un claro interés de los vecinos de estas localidades por mejorar sus entornos y determinaron además, que resulta más efectivo consolidar procesos de mejora con la participación activa de las propias comunidades.
Según la estudiante Talia Goodman, su investigación determinó que aunque es más rápido autogestionar las mejoras al espacio público de forma individual, las iniciativas colectivas de los vecinos resultan más perdurables y de mejor calidad.
La joven enfatizó además que ante necesidades complejas como la consolidación de sistemas eléctricos, resulta indispensable que exista un gobierno abierto que trabaje de forma horizontal con las comunidades y que escucha sus necesidades.
La necesidad de contar con mejoras en seguridad resulta evidente en la realidad de ambas comunidades y frente a esto, los vecinos han implementado mecanismo internos que la estudiante Valeria Solano definió como “control social informal”.
Según Solano la distribución espacial de los asentimientos en alamedas y la ausencia o mal estado del tendido eléctrico favorecen situaciones de asaltos y robos, frente a los cuales, los vecinos implementan cambios de ruta, llevan focos para transitar de noche e incluso, realizan una vigilancia constante.
“Aunque estas localidades no cuentan con los control del acceso que tienen ahora los grandes condominios con agujas de seguridad y cámaras, hay una noción de comunidad cerrada, existe como una especie de muros invisible” explicó la universitaria.
La estudiante Lorraine Hanson señaló las dificultades que enfrentan los niños y niñas para jugar, pues aunque existen espacios formales de recreación como una plaza y un parque infantil, su uso se ve limitado por situaciones de riesgo como venta de droga, asaltos y balaceras.
A las situaciones sociales descritas se suma el mal estado de las instalaciones, dentro de las que se incluye la ausencia de una malla en la cancha de futbol que obliga a los infantes a ir tras la bola en una zona de alto tránsito vehicular.
Hanson afirmó que esta realidad obliga a los menores a jugar dentro de la casas o en las propias alamedas, donde tienen que lidiar con reglas y regaños por parte de los adultos que expresan su molestia ante el ruido o los daños que causan en los ranchos que utilizan como viviendas.
El docente universitario Sebastián Saborio celebró que los resultado de las investigaciones realizadas por sus estudiantes “no caen en el vacío sino que más bien, fundamentan lo que la Municipalidad de San José podría hacer en estas y otras comunidades”.
El Relleno es uno de los asentamientos en los que la Municipalidad de San José desarrolla actualmente un plan piloto de mejora y transformación que se extenderá a otras 48 comunidades vulnerables.
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