Más de 10 personas quienes padecen microtia unilateral (que nacieron con un pequeño porcentaje o sin su oreja) y una que sufrió de un trauma en su cráneo tras un accidente de motocicleta, se han beneficiado desde hace dos años con prótesis maxilofacieles ideadas en la Universidad de Costa Rica (UCR).
La estudiante de Ingeniería Eléctrica y colaboradora en el Laboratorio de Investigación en Robots Autónomos y Sistemas Cognitivos (ARCOS-Lab) de la UCR, Nicole Orozco Arroyo, ha sido la encargada de diseñar y crear dichas prótesis, en el marco de un proyecto de investigación que ella misma creó.
Para la aprobación y posterior implementación de la prótesis en los pacientes, la estudiante trabaja en coordinación con el médico protesista de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), Dr. José Vásquez Meléndez, el cual ha fungido a su vez como puente de colaboración interinstitucional con la UCR. Hasta el momento las prótesis se han utilizado en el Hospital Nacional México y en el Hospital Escalante Pradilla de Pérez Zeledón.
“Él fue el que se acercó a nosotros, nos expuso las problemáticas y nos preguntó si le podíamos colaborar. Eso fue hace un año y medio o más. Hemos trabajado con niños, adultos y adultos mayores”, explicó Nicole.
“Anteriormente la prótesis se hacía durante la cirugía. Los y las cirujanas tenían a la par los materiales que eran como una pequeña lámina de metal, material que simula el hueso, hacían la incisión al paciente y la tenían abierta durante unas 10 o 12 horas. Todo se hacía manualmente. Se moldeaba la prótesis encima del paciente, pero muchos resultaban con infecciones debido a que pasaban mucho tiempo expuestos al ambiente en el que se encontraban. Debido a las infecciones, rechazaban las prótesis”, comentó Nicole.
“La idea con esto (el proyecto) era tener el cráneo del paciente en nuestras manos sin tener contacto con él y para eso se hace un moldeado de cera. La prótesis final se hace con un acrílico que ya es bastante trabajado por médicos, es bastante fuerte y eso va a hacer que le dure toda la vida”, agregó la estudiante.
Previo al diseño del prototipo, a los pacientes se les realiza un escaneo que luego es llevado al ARCOS-Lab para proceder a estudiarlo y modificarlo con un software para convertirlo en un modelo 3D.
Luego, este modelo se imprime y se le hacen los retoques necesarios para que el paciente pueda usarlo. Los primeros tres o cuatro meses después de habérsele aplicado la prótesis son muy importantes para conocer cómo será la recuperación de la persona y si su cuerpo aceptó o rechazó la prótesis.
“Queríamos experimentar con este proyecto de manera que saliera barato, por ello recurrimos a la impresión 3D y hacer esto cuesta si acaso $ 10. La carrera de Ingeniería Eléctrica es tan flexible, porque podemos trabajar con cosas que no solo se pueden ver en ingeniería, como tarjetas y robots, sino que también podemos meternos en otras áreas para ayudar a la gente con esta tecnología”, aseveró Nicole.
Precisamente, en octubre del presente año Nicole ganó como mejor ponencia con la presentación de su iniciativa titulada: Prototipado rápido en prótesis maxilofaciales, en las Jornadas de Investigación de la Facultad de Ingeniería, las cuales fueron organizadas por el Instituto de Investigaciones en Ingeniería (INII).
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