¿Qué se debe hacer para que una vaca produzca más leche? Un nuevo estudio de la Universidad Nacional (UNA) tiene la respuesta: emplear buenos protocolos de crianza. Los investigadores descubrieron que existe una relación directa entre la forma de criar a una ternera y la capacidad que ella va a tener en el futuro para producir leche.
Esto lo averiguaron con una muestra de 2747 hembras de 22 fincas de todo el territorio nacional. En el análisis se formuló un cuestionario para que los productores de leche calificaran tres rubros de sus fincas: el mantenimiento de la salud, la alimentación y el alojamiento de tales animales.
Además, utilizaron el sistema VAMPP Bovino, el cual funciona desde 1963 como una gran base de datos que documenta toda la información de rendimiento de las fincas lecheras del país.
Mediante el análisis de los datos suministrados por los finqueros en las encuestas y la información que existía de las fincas en el VAMPP, se calificó a las productoras de leche con un puntaje que medía su manejo de crianza en un rango de alto, medio o bajo rendimiento.
El grupo de investigadores, conformado por docentes de la Escuela de Medicina Veterinaria de la UNA, reveló que las fincas con altos estándares de crianza produjeron hasta 1000 litros de leche más por vaca durante el período de estudio, que aquellas calificadas con bajos rendimientos.
¿Por qué? Según el análisis, eso sucede porque los animales criados con altos estándares llegan con un buen peso y altura al tener su primera cría, lo cual hace que sean menos propensos a debilitarse y sufrir enfermedades a causa del primer parto. Tal cuidado les asegura que su primera producción de leche sea sustanciosa, aspecto determinante para el resto de sus vidas como reses lecheras.
Gloriana Castillo Badilla lideró el equipo de investigación y afirmó que “si los productores de leche se hacen de la vista gorda con algunos inconvenientes que puedan tener en la crianza, a largo plazo les pueden cobrar una factura tanto a nivel productivo como de ingresos de la finca”.
La investigadora señaló que los finqueros asumen que un problema ocasionado en el período de crianza se puede corregir en la edad adulta de la res, cuando en realidad podría significar un impedimento de por vida.
Otro hallazgo del estudio fue determinar cómo afecta la edad del primer parto de los animales en la producción de leche. Los datos mostraron que aquellas hembras que parieron por primera vez cuando estaban muy jóvenes, producían menos leche que las que lo hicieron en edades mayores.
“Esto es importante de atender, ya que en ocasiones los productores prefieren apresurarse en sacarle cría a la vaca para ahorrarse costos de crianza, sin saber que eso más bien podría perjudicarla en el futuro”, aseguró Castillo.
Cynthia Monge Rojas, investigadora de la Estación Experimental de Ganado Lechero Alfredo Volio Mata de la Universidad de Costa Rica (UCR), también considera la crianza como un factor determinante para sostener el trabajo lechero, ya que “solo si una vaca crece saludablemente va a ser factible que reemplace a otras”.
“Esa es una lucha con los productores, para que entiendan que el animal de reemplazo (la ternera) es la piedra angular de su actividad, porque son ellas las que van a llegar a sacar a las viejas o enfermas”, afirmó la académica.
Tanto Monge como Castillo concuerdan en que un escollo para modernizar la producción de leche es que se trata de un oficio heredado y, en ocasiones, los lecheros se limitan a lo que aprendieron de sus padres o abuelos y no acatan recomendaciones de fuentes externas.
Un caso como este es el de Diego Bolaños, productor de leche en Río Cuarto de Alajuela y dueño de 27 vacas. Él comentó que su padre empezó como vendedor de semen de toro para inseminar a las hembras. Su papá le enseñó que lo que hacía que un animal produjera buena leche era la genética (tanto de la madre del rumiante como del toro que proporciona la esperma).
Hoy, Bolaños lleva la comida a su casa gracias a la finca que le dejó su padre y está convencido que la capacidad de una vaca de producir leche está determinada por su genética y raza, más que por otros factores, pese a que ha llevado distintos cursos donde le enseñaron la importancia de la crianza del ganado.
Si bien el uso de productos de alta calidad puede beneficiar el proceso de crianza de una vaca, no es determinante para tener buenos resultados de producción de leche. Así lo aseguró Frank Hueckmann, dueño de una de las fincas que tuvo mejor puntaje en el estudio de la UNA.
Hueckmann dijo que para lograr lo anterior es determinante mantener un orden y registro de todos los datos de la finca, por ejemplo: edades de parto, cantidad de nacimientos, salud y alimentación de las vacas, entre otros. Agregó que existen herramientas como VAMPP, las cuales son muy útiles, y que es necesario que los productores sepan utilizarlas.
“Yo creo que el productor de leche tiene que estarse actualizando, ir a charlas y a capacitaciones que lo hagan ver qué áreas puede mejorar”, indicó el empresario.
Actualmente, el vecino de Vara Blanca de Heredia asesora a varios productores de esta zona sobre el buen manejo de las fincas y la atención adecuada del ganado.
Para casos de fincas con bajos rendimientos de crianza, los investigadores de la UNA recomiendan no hacer inversiones innecesarias como comprar terneras con alimentadores automáticos y aspersores modernos, ya que esto no va a determinar una mejor crianza.
Son las tareas y necesidades básicas diarias, como mantener a las vacas secas, los chupones de alimento limpios y los establos sin corrientes de aire directas, las que resultan indispensables para que ellas crezcan con todo su potencial.
Una vaca saludable vale por dos. El estudio también informa que si los productores se preocupan por tenerlas sanas desde su nacimiento, pueden contribuir al cuido del ambiente. ¿Cómo? Si en una finca se tiene un menor número de reses que produzca la misma cantidad de leche o más que una con muchos animales de bajo rendimiento, se genera una menor huella ambiental.
Lo anterior se debe a que el ganado vacuno produce un potente gas de efecto invernadero llamado metano, el cual contribuye al calentamiento global. Entre menos vacas se tengan para producir suficiente leche, menos gas metano se va a la atmósfera.
Bajo este mismo principio, los lecheros pueden alcanzar mejores rendimientos e invertir en menos animales. Esto podría ayudar a incrementar la producción y así contribuir a las exportaciones nacionales.
Según datos de la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer) del 2018, la leche lidera la lista de exportaciones del sector pecuario en el país, por encima de la res y el pescado.
Además, el sector incrementó en un 6 % sus exportaciones en ese mismo año, al generar más de cuatro millones de dólares estadounidenses para la industria pecuaria costarricense.
En suma, con buenos protocolos de crianza no solo se puede tener vacas más sanas, sino también más leche con menos impacto ambiental y más producto para la exportación, una receta perfecta para la ganadería sostenible y efectiva.
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