La forma como expresan los colores los indígenas malecus es objeto de estudio por parte de investigadores de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura, de la Universidad de Costa Rica (UCR), con el fin de crear un diccionario ilustrado que le permita a esta población contar con un documento que guarde sus tradiciones y a la vez les sirva de material didáctico para la enseñanza a sus nuevas generaciones.
Dicha investigación se realiza en el marco de dos proyectos que se tienen inscritos en la Vicerrectoría de Acción Social (VAS), mediante los cuales se están investigando diferentes aspectos de la lengua malecu, con el fin de crear materiales para el fomento de su cultura.
Uno de los principales hallazgos determinó que la población malecu expresa los colores mediante analogías, comparándolos con elementos que les rodean como la naturaleza, fibras, la tierra y hasta la sangre.
Según comentó Carlos Sánchez Avendaño, coordinador de estos proyectos, lo que se busca principalmente es recopilar la lengua malecu a través de varios aspectos de su cultura, como lo es en este caso los colores, o el cómo se hacen las cosas, su botánica e incluso la forma de organización.
El objetivo primario es la creación de materiales didácticos que son “de ellos, para ellos”, dijo Sánchez, de manera que con acompañamiento a los miembros de las comunidades se logre recopilar la forma como se le dice a diversos elementos de su entorno.
En referencia propiamente a los colores, que a la fecha se han podido definir entre los malecus, hay 18 tonalidades, de las cuales cuatro son las que al momento están bien identificadas en relación a elementos de su entorno.
Uno de estos es el rojo, en todas sus versiones, que ellos definen como ‘semejante a la sangre’, lí inhánhé, en lengua malecu.
Otro aspecto que también se ha logrado determinar, además de las analogías que esta población hace, es que para referirse a un color no lo definen en forma exacta, sino más bien se refieren a tonos ‘claros y ‘oscuros’.
En ese sentido, el blanco se relaciona con la parte interna de un pedazo de yuca, yaquí palá inhánhe, pero además relacionan con este elemento otros tonos como blanco hueso, grises claros y similares.
Los colores oscuros lo asemejan con el de un barrial, uchúli inhánhe, y abarca desde el negro, el café oscuro, el café incluso claro hasta algunos grises.
Para el amarillo se hace una analogía con la flor del árbol cortés amarillo, lhajárra lhútu inhánhe, e incluye tanto el convencional amarillo, como también algunos tonos de anaranjado, expresó el Dr. Sánchez.
El verde es el único color que ellos identifican con una sola palabra y lo relacionan con la naturaleza que les rodea.
Esta investigación se encuentra en un 50%, estima Sánchez, pues a su criterio no es solo importante la cantidad de descriptores cromáticos, sino también tratar de establecer los rangos de aplicación de cada uno de ellos, de manera que se determine qué se “cubre de aquí a aquí” de una forma clara, sobre todo por los propósitos didácticos que al final tendrá el documento.
Los malecus reciben clases de lengua y de cultura dentro del currículum de la escuela, entonces todos estos materiales se usan como parte de la materia que se estudia en esos espacios de enseñanza.
Este proyecto se realiza como parte del TCU-625 ‘Lenguas y tradiciones orales de Costa Rica’ y del proyecto de extensión EC-408 ‘Diversidad lingüística de Costa Rica, inscritos por la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura en la VAS.
El primero de estos proyectos trabaja con todas las lenguas indígenas y procura la creación de materiales didácticos, efectuando esfuerzos de revitalización de su lengua y cultura, mediante la creación de música, de juegos y talleres de expresión artística y se ha trabajado tanto con los malecus, como con el pueblo bribri.
El proyecto de extensión cultural es de visión patrimonial y por ello busca la documentación del patrimonio lingüístico y cultural y se ha trabajado con los pueblos malecus, brbris y térrabas.
En este último se aborda un tema macro por año y para el presente se eligió la cultura material, por lo que se busca recopilar información sobre cómo se hacen las cosas, como los tambores, las ollas, las redes y todo su proceso de fabricación. Esta investigación culmina con la elaboración de una enciclopedia ilustrada para la comunidad.
Sánchez explicó que paralelamente a este proyecto grande se van desarrollando otros temas que la misma gente solicita o que aparecen en el proceso y es así como nació el de la expresión de los colores.
La recopilación de esta información tiene varios propósitos entre los que destacan la documentación para convertirla en material didáctico para las escuelas; “entonces puede tener esas dos finalidades: el mero registro para ellos y luego aprovecharlo para procesos educativos”.
De hecho, Sánchez aclaró que todos estos documentos que se crean son publicados únicamente en lengua malecu, ya que son recopilados en su cultura para el uso de ellos mismos.
Las técnicas de recopilación de información son variadas; una de ellas consiste en mostrar una paleta de colores o láminas de colores a grupos de pobladores e ir tratando de que expresen qué descriptor usarían para cada uno de ellos. También se han hecho grupos para ir al bosque y ver las relaciones que hacen de los colores con diferentes elementos de la naturaleza. Y una de las que se considera más rica en información es la de reunir personas a hablar sobre el tema de los colores en su propia lengua y luego se escuchan esas grabaciones y se obtiene información.
Aunque no se conoce desde cuándo habitan en el país, sí se sabe que el pueblo malecu es una cultura prehispánica. Actualmente, está compuesto por alrededor de 600 habitantes y se ubica en el norte del país, específicamente en el cantón de Guatuso.
De acuerdo con Sánchez este grupo se encuentra en proceso de desplazamiento, en todos los niveles de su cultura, incluida su lengua, de hecho todos son bilingües, pues saben español y malecu.
Los elementos que sí mantienen muy arraigados se relacionan con su dieta tradicional, pues su principal proteína es el pescado de río y otros animales y algunas formas de cocinar se conservan, aunque también en este aspecto están en desplazamiento.
De ahí la importancia de recopilar aspectos de su lengua en enciclopedias y diccionarios ilustrados, de modo que se mantenga a través de diferentes generaciones y se siga enseñando en la escuela a los descendientes del pueblo malecu.
“…al estar pensando que es una lengua en proceso de desplazamiento y una cultura también en proceso de desplazamiento, entonces todos estos materiales de documentación les sirve como un registro lo más completo posible de lo específico de su cultura”, manifestó Sánchez.