Más de 700 estudiantes de Salud Ambiental, Terapia Física, Imagenología Diagnóstica y Terapéutica, Histocitotecnología, Audiología, así como Ortoprótesis y Ortopedia, cuentan oficialmente con un moderno edificio que potenciará la calidad de la enseñanza, la investigación científica y la acción social.
La construcción, por la cual se esperó más de 10 años, consta de cinco niveles y está equipada con aulas, salas de cómputo, un auditorio para 78 personas y seis laboratorios altamente especializados con tecnología de punta, que fortalecen el proceso de aprendizaje de quienes pronto van a atender a pacientes y estarán al servicio de la población costarricense en materia de salud.
Uno de esos laboratorios es el de Hidroterapia ––de los pocos en Costa Rica––, el cual se articulará a través del Centro Docente Asistencial del Departamento de Terapia Física. Tan solo este recinto cuenta con una piscina terapéutica y un elevador de presión hidráulica para que personas, con serios problemas de movilidad, puedan desplazarse sin dificultad y recibir sus terapias dentro del agua.
De igual forma, de acuerdo con César Alfaro, coordinador de la carrera de Terapia Física, en los próximos meses se planea instalar una caminadora subacuática, enfocada en la rehabilitación de la marcha de personas con lesiones musculares.
“A través de la hidroterapia se pueden atender algunas patologías musculoesqueléticas, al utilizar los principios de flotación que produce el agua de la mano con una temperatura controlada. En cuanto a la caminadora subacuática, se espera que esté a mediados del próximo año junto con nuevos recursos que vendrán a fortalecer aún más el laboratorio”, afirmó Alfaro.
Otro espacio, también ligado al Centro Docente Asistencial, es el laboratorio de Biomecánica y Análisis del Movimiento. Este lugar estará orientado a robustecer las habilidades de los estudiantes en las áreas evaluación, diagnóstico y tratamiento fisioterapéutico. Para lograrlo con éxito, ya los alumnos cuentan con innovadores modelos de alta fidelidad sobre anatomía, claves al momento de estudiar las distintas estructuras que componen el cuerpo humano.
Con estos avances, los jóvenes serán capaces de consolidar su formación, mientras, al mismo tiempo, y bajo la supervisión docente, ayudan a distintos grupos de interés dentro y fuera de la comunidad universitaria como, por ejemplo, mujeres en períodos de gestación, entre otros.
“La Escuela actualmente se encuentra inmersa en un cambio profundo a fin de mejorar las necesidades de salud del país. La edificación constituye un punto de viraje en la calidad de servicios que ofrecemos y es un justo reconocimiento al esfuerzo de toda la comunidad estudiantil, docente y administrativa. Al mismo tiempo, es un compromiso con la sociedad costarricense”, destacó el Dr. Horacio Chamizo García, director de la unidad académica.
La carrera de Salud Ambiental también estará reforzada. Los alumnos tendrán un aula para la lectura e interpretación de planos de construcción con el fin de aprender la simbología y ubicar ciertos elementos de saneamiento, tubería, drenaje, por citar algunos. La segunda zona será un laboratorio cuyo equipamiento potenciará la realización de análisis de calidad de agua y aire, mediciones de ruido e identificación de partículas.
La carrera de Audiología no se queda atrás. Docentes y estudiantes disfrutarán de un aula-taller y de una cabina de audiometría enfocada en pruebas de sensibilidad auditiva, y el Programa de Capacitación en Emergencias Médicas tendrá dos laboratorios. Por su lado, la carrera de Imagenología posee un laboratorio de Procesamiento de Imágenes Médicas y equipo de punta dedicado, exclusivamente, al estudio de tomografías computarizadas.
La vicerrectora de Docencia, la Dra. Marlen León Guzmán, expresó que la apertura de la edificación es un logro que refleja años de espera y múltiples esfuerzos por mejorar las condiciones de estudiantes, docentes y personal administrativo.
“La ahora Escuela de Tecnologías en Salud, que comenzó a forjarse como Sección de Tecnologías Médicas en 1969, no había contado nunca, hasta hoy, con un sitio adecuado para proyectarse académicamente en la formación de tecnólogos y tecnólogas en salud. A partir de este ciclo lectivo, esto será diferente y lo harán rodeados de un espacio armonizado”, enfatizó la vicerrectora.
Además, esas no son las únicas contribuciones del innovador edificio pues, en gestión ambiental, la infraestructura destaca por sus aportes.
Kevin Cotter, director de la Oficina Ejecutora del Programa de Inversiones (OEPI), explicó que la arquitectura posee un patio central que facilitará la ventilación natural. Así mismo, se reciclará el agua de lluvia. El líquido recolectado irá directo a los servicios sanitarios con el objetivo de evitar el uso de agua potable.
“Aunado a lo anterior, los aires acondicionados tendrán un vidrio especial que genera menos insolación hacia los sectores internos, se llama evergreen. Además, se dejó prevista una terraza para que la misma Escuela experimente con paneles solares y energía sostenible alternativa”, manifestó Cotter.
El edificio ocupa un área de 3 000 m². Su costo final superó el contrato original de $2.9 millones del préstamo con el Banco Mundial. Cerca de $180 000 adicionales fueron ejecutados en trabajos complementarios.
“Las tecnologías en salud son parte fundamental de la seguridad social del país. La confianza del pueblo costarricense está materializada en esta obra”, concluyó Chamizo.
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