El pasado 18 de abril inició el actual conflicto en Nicaragua y aunque las protestas iniciaron como oposición a algunas reformas en el sistema de seguro social, el movimiento se mantiene hasta hoy con un objetivo común diferente que es la salida de la pareja presidencial, integrada por Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Las sociólogas Eduarda Silva y Claudia Morales narraron su experiencia en el conflicto, durante la actividad que realizó el 18 de junio el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad de Costa Rica (UCR). Ambas participaron en las protestas en Nicaragua como parte del Frente Universitario y tuvieron que salir de su país como resultado del conflicto.
Al iniciar las protestas, los participantes no esperaban que la respuesta del gobierno fuera violenta, al punto de disparar a matar y aseguran que, fue en parte esta reacción, grabada y transmitida por redes sociales, la que llevó a que el conflicto se mantenga.
“A nosotros se nos ha quitado el derecho de estar en los espacios públicos, que ahora han sido privatizados por el gobierno. Estábamos en la plaza y llegó inmediatamente una camioneta llena de antimotines, como 60 antimotines, y nosotros no estábamos creando ningún desorden, simplemente estábamos ejerciendo un derecho, el derecho a la protesta”, contó la socióloga Claudia Morales.
La violencia en contra de opositores no es nuevo, según indicó Eduarda Silva, ya que anteriormente se había dado pero en zonas de campo y ahora, al experimentarse en la capital y las ciudades grandes del país produjo un descontento aún mayor con el gobierno actual, que para los protestantes debe cambiar.
“Llegamos a tener una administración caracterizada por el derroche, la corrupción, la falta de transparencia y la no rendición de cuentas. Con la normalización de la ilegalidad y un gobierno que es funcional al proyecto empresarial de la pareja presidencial. Pero todo vendido bajo el paquete Nicaragua cristiana, socialista, solidaria”, expresó Silva.
Actualmente se mantiene una mesa de diálogo entre el gobierno y los representantes de otros sectores, sin embargo, como contaron las sociólogas, la población manifiesta un descontento hacia este diálogo al no sentirse realmente representada y donde el gobierno “ha demostrado un irrespeto increíble a este diálogo y al pueblo nicaragüense”.
“Están dialogando mientras masacran a los chavalos en las universidades o mientras están disparando en alguna comunidad”, comentó Silva quien siente como una burla hacia el pueblo el accionar del gobierno distinto a lo que expresa.
Para Morales, la táctica utilizada por la administración es la dilatoria, pues tiene como objetivo aplazar decisiones o acuerdos y extender el tiempo mientras toman acciones propias sobre el conflicto y sus protestantes.
Las expositoras afirmaron que la espontaneidad con la que surgieron las protestas propició su propia permanencia, debido a la ausencia de líder o líderes que pudiera ser reprimido por el gobierno. Ahora la falta de organización produce descoordinación, pues en lo único que todos los manifestantes están de acuerdo es en la salida de la administración actual.
Silva considera que el problema en Nicaragua va más allá de la figura al mando, ya que hay problemas estructurales que necesitan ser tratados, como por ejemplo buscar una organización democrática real en las instituciones del Estado y reconoce que esto puede tardar años,“sepamos que las elecciones no arreglan problemas estructurales”, acotó.
Según las invitadas, la salida de la pareja presidencial es la única manera de garantizar los derechos democráticos y la vida de quienes participaron en las protestas, quienes han sido buscados por crímenes que no han cometido o secuestrados. Concluyeron que de mantenerse el actual gobierno seguirá la persecución contra los protestantes y los que están afuera, como ellas, que no tendrán oportunidad de regreso.
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