La falta de espacio, una red eléctrica agotada y el constante colapso de la instalación de agua son solo algunos de los problemas que presenta la Biblioteca Carlos Monge Alfaro (BCMA). Además, después de 50 años de haber sido construido, es un edificio que no cumple con las necesidades actuales de la comunidad universitaria.
Ante esta problemática, entre el Sistema de Bibliotecas, Documentación e Información (Sibdi) y la Oficina Ejecutora del Programa de Inversiones (OEPI) se desarrolló un proyecto para dotar a la Universidad de Costa Rica de una biblioteca que cumpla con todos los estándares modernos.
Según explicó María Eugenia Briceño Meza, directora del Sibdi, el espacio para las colecciones y las áreas de estudio ya no dan abasto para cumplir con todos los propósitos que debe tener una biblioteca del siglo XXI y esto provoca inconvenientes no solo en la Carlos Monge, sino también en las otras bibliotecas del sistema.
Por ejemplo, detalló que según los indicadores de calidad para bibliotecas universitarias en América Latina, estas deben ofrecer un puesto de estudio por cada cinco usuarios. La BCMA cuenta con 269 puestos de estudio y la población potencial de usuarios en el 2017 fue de 50 092 usuarios, es decir, se cuenta con un puesto de estudio por cada 186 usuarios.
El proyecto para la construcción del nuevo edificio planeó dejar a la Biblioteca en la misma ubicación, con el objetivo de mantener su lugar en el campus, pero con una infraestructura moderna, flexible, con más espacios para estudio e investigación, tecnológicamente vigente y adaptable, desde donde se ofrezcan servicios de información y documentación innovadores. En este momento, con la infraestructura disponible, tales condiciones se ven seriamente limitadas.
No obstante, el pasado 3 de julio, el Consejo Universitario (CU) excluyó del presupuesto extraordinario el monto de ¢5 713 716 976,06 que estaba destinado para la construcción del inmueble.
El plenario aprobó un dictamen de minoría presentado por el Dr. Guillermo Santana Barboza, miembro de la Comisión de Asuntos Financieros y Presupuestarios, en relación con dicho presupuesto extraordinario.
En el acuerdo, el CU mencionó que “La demolición de un edificio en plena vida útil debe ser justificada en todos sus alcances; estos son técnicos, económicos, financieros y políticos, elementos ausentes en los documentos enviados por la Administración, por solicitud de la Comisión, al revisar este Presupuesto extraordinario 2. En consecuencia, la propuesta tampoco es consistente con las necesidades expresas de mantener la sostenibilidad financiera en la UCR”.
Además, solicitó a la Rectoría las recomendaciones técnicas, planos, especificaciones y memoria de cálculo de este proyecto, al igual que un informe detallado de las acciones que ha ejecutado la Administración para atender las recomendaciones de dicho estudio. Asimismo, se requirió un informe del proceso de contratación administrativa para construir la nueva biblioteca.
Ante esta circunstancia, Briceño expresó que buscarán acercarse al Consejo Universitario para que este conozca la situación real de la biblioteca y las necesidades de infraestructura que tienen, pues durante el estudio del proyecto, tanto en la Comisión de Asuntos Financieros y Presupuestarios, como en el plenario, no tuvieron espacio para exponer su caso.
De igual manera, estarán informando sobre el proyecto y buscarán el apoyo de la comunidad universitaria para las acciones que realicen ante el CU, con el fin de que este reconsidere su decisión de aprobar o no los recursos presupuestarios requeridos para construir el edificio.
Igualmente, el Dr. Carlos Araya Leandro, vicerrector de Administración, señaló que el edificio actual de la BCMA ya cumplió su vida útil y sus características ya no se adaptan a los estándares actuales (que demandan espacios de encuentro para compartir, estudiar y reflexionar) y no es posible adaptar la infraestructura existente a estos requerimientos.
Asimismo, agregó que la UCR merece tener una biblioteca moderna, por ello, le parece lamentable que no se aprobaran los recursos para levantar el inmueble. Destacó, también, que el proyecto es para beneficio del estudiantado que es la razón de ser de la Institución.
Por su parte, Armando Arauz Cavallini, ingeniero estructural de la OEPI, explicó que el hecho de que un edificio esté bien estructuralmente no significa que funcionalmente también lo esté, y que como ingenieros lo que se debe hacer es usar el ingenio para buscar soluciones, criterio con el cual se abordó el proyecto de la BCMA.
“Esta unidad ha tratado seriamente este tema, se estudiaron distintas propuestas, se analizaron las necesidades de los usuarios y de la Universidad, y se llegó a la conclusión de que el edificio ya no es funcional”, comentó Arauz.
Del mismo modo, señaló que es conveniente que se haga un análisis del edificio con base en el código sísmico más reciente, independientemente de cualquier opción que se elija.
El dinero presupuestado para la construcción de un nuevo edificio para la BCMA proviene del superávit específico para proyectos de inversión y del superávit libre.
Espacio con conectividad inalámbrica y conexiones eléctricas para 1 000 usuarios
Sala de estudio disponible 24/7
9 cubículos equipados tecnológicamente para el trabajo en grupo
4 salas multiuso con capacidad para 50 personas cada una
Laboratorio de cómputo con capacidad para 50 computadoras
Sala de talleres para capacitar en el uso de recursos y servicios de información, con capacidad para 50 computadoras
Estaciones de autoservicio para préstamo y devolución de materiales
En coordinación con Metics:
Un área de equipos de tecnología emergente para docencia (Tech Hub)
2 salas acondicionadas como aulas flexibles de aprendizaje
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