Fomentar la inclusión y la movilidad social por medio de estrategias educativas innovadoras que sirvan para fortalecer las habilidades de estudiantes de secundaria es el objetivo que se planteó el proyecto de acción social “Más equidad: Habilidades para la vida” (ED-3324) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
El proyecto se origina desde un equipo multidisciplinario integrado por la Vicerrectoría de Vida Estudiantil, el Programa de Posgrado en Planificación Curricular de la Escuela de Formación Docente y la Escuela de Orientación y Educación Especial.
La iniciativa surge a partir de la necesidad identificada de mejorar la equidad en el acceso a la Universidad y fortalecer las habilidades comunicativas y cuantitativas de los estudiantes de décimo y undécimo año de colegios de Nicoya y Sarapiquí.
El reciente Informe de la Educación del Programa Estado de la Nación anota que matemáticas es la asignatura con menor porcentaje de promoción, en donde solo un 73 % de estudiantes aprueba. En este mismo informe se rescata la importancia de fortalecer las competencias de comprensión lectora en estudiantes de secundaría.
Noylin Cerdas Centeno participó en el proyecto cuando estudiaba en el Liceo San José del Río en Sarapiquí, actualmente cursa la carrera de Enseñanza del Castellano y Literatura y es parte del programa de Residencias Estudiantiles de la UCR. “En lo personal a mi me ayudó mucho a decir "esto es lo que quiero y punto", ir independizando las decisiones. El empoderamiento de uno mismo y entrar en una realidad más cruda, porque uno vive bajo el seno de los papás, pero a uno le dicen no, es que esa no es la realidad de la vida”, afirmó.
Uno de los criterios de selección del proyecto es estudiantes de secundaria de colegios con bajo acceso en la admisión a la universidad.
Cerdas asegura que la realidad que viven las personas jóvenes de las zonas rurales es muy distinta, ya que la deserción escolar es sumamente alta y la opción de continuar estudios superiores es mínima.
“La mayoría de mis compañeros optan por un técnico medio, ellos decían que ir a la universidad por el momento no era una opción; hay que tomar en cuenta que otros no tenían opción más que trabajar [...] yo creo que el programa de habilidades para la vida sirve mucho, yo fui la primera persona de toda la historia de mi colegio que entró a la Universidad de Costa Rica a [la Sede Rodrigo] Facio”.
El proyecto se centra en fortalecer capacidades en tres áreas primordiales: habilidades comunicativas, de razonamiento cuantitativo y la toma de decisiones. La metodología que se plantea está basada en un diseño curricular dirigido al reconocimiento de capacidades personales y académicas de cada estudiante, en donde se toma en cuenta el entorno geográfico, educativo y cultural del centro educativo al que pertenece.
Los estudiantes no memorizan contenidos, sino que aprenden a través de la interacción y el intercambio de conocimientos. “Era una dinámica muy diferente a lo que uno podía ver en clase, era el contraste de piense, averigüe qué métodos podría utilizar para llegar a la respuesta, entonces es muy diferente y a uno lo obliga a pensar, porque lastimosamente el sistema educativo costarricense obliga al estudiante a mecanizar todo, es aprenderse algo de memoria y luego llegar a escupirlo en el examen”.
La licenciada María Fernanda Fonseca Elizondo, colaboradora del proyecto, afirma que “no es llenarles la cabeza de información, sino aprovechar esa información que ya tienen, de lo que aprenden en su diario vivir y encontrarle utilidad [...] es un proyecto que me parece no se queda solo ahí, en enseñar por enseñar, sino enseñar para algo y proyectarse todos en sí y empoderarse”.
Fonseca asegura que uno de los puntos clave es que se está trabajando con seres humanos que están en proceso de conocerse a sí mismos y que se enfrentan a tener que tomar muchas decisiones, por lo que es necesario “presentarles un abanico diferente de oportunidades” y darles una orientación que puedan utilizar en su diario vivir.