Las ciudades tienen diseños disfuncionales y es necesario empezar a verlas como sistemas, así lo señaló el geógrafo alemán Bernd Pfannenstein durante la conferencia que impartió como parte de la visita realizada durante el mes de mayo a la Universidad de Costa Rica (UCR).
El especialista, colaborador del programa “Innovative Governance of Large Urban Systems” de la Escuela Politécnica Federal de Lausana en Suiza, afirmó que las ciudades se han desarrollado como un espacio fragmentado y esta lógica de crecimiento ha desencadenado diversas problemáticas, cuyos impactos son cuantificables cada día.
Mientras que el permanente aumento del tráfico en las ciudades condiciona la productividad y calidad de vida de los ciudadanos, el creciente desarrollo de condominios privados como modelo de vivienda limita la apropiación del espacio público para diversos sectores sociales.
Según Pfannenstein, ambas situaciones son reflejo de una ausencia de planificación urbana, donde, en ocasiones, las buenas intenciones afectan la realidad local y se replican ideas de otras ciudades sin adaptarlas a las particularidades de los contextos donde se implementan.
“El cortoplacismo no nos está llevando lejos”, afirmó el académico, quien compartió la reciente experiencia de georreferenciación y clasificación de urbanizaciones cerradas y espacios públicos en el Área Metropolitana de Guadalajara, desarrollada en el estado de Jalisco en México y de la que fue parte.
Afirmó que, pese a que la constitución mexicana da autonomía para el funcionamiento de los ayuntamientos, el Gobierno del Estado de Jalisco ratificó en el año 2014 una ley que logró articular nueve municipios a una escala metropolitana para definir cambios en el modelo de desarrollo urbano de la ciudad.
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Tras desarrollar un arduo trabajo de levantamiento de datos por medio de sistemas de información geográfica, se asesoró a las autoridades locales sobre la necesidad de considerar diversos aspectos geográficos y sociales para dar lugar a una toma de decisiones.
La gestión política realizada por parte de técnicos y académicos permitió la implementación de cambios en procesos como la planificación urbana o el uso del suelo, dando lugar a una visión más integral de la ciudad y de los derechos de los ciudadanos.
“El espacio público es de todos y para todos, administrado por el gobierno”, enfatizó el académico, quien señaló la necesidad de que el desarrollo urbano promueva más el bien común que el privado.
La implementación de esta iniciativa en Guadalajara ha sido planteada como una experiencia pionera que podría motivar acciones similares en otras ciudades de México y el resto de Latinoamérica.
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“Necesitamos conocer el sistema urbano y para esto requerimos información y datos confiables y replicables para tomar decisiones”, concluyó Pfannenstein, quien agregó que más allá de atender los efectos de las problemáticas actuales, es necesario conocer sus causas.