Universidad de Costa Rica
Abrir un libro sobre plantas es adentrarse en un mundo de nombres y figuras distintas que, de la mano de los científicos, explican las características de cada especie. Junto a esto, destaca el trabajo del ilustrador botánico que con su habilidad artística logra que el lector conozca más de cerca aquella flor, aquel fruto, aquel tallo u hoja que está escondida en el bosque y que solo puede observar gracias a este fiel dibujo.
El arte de la ilustración botánica sigue siendo hoy en día testimonio fundamental para crear conciencia sobre los problemas de conservación que enfrenta el planeta.
Para mostrar lo que se hace en el país en este tema, el Jardín Botánico Lankester (JBL) de la Universidad de Costa Rica organizó la 1ra exhibición nacional de ilustración botánica "Arte de nuestra flora", en el Museo Calderón Guardia.
Desde la antigüedad, las propiedades farmacológicas de las plantas utilizaron el dibujo para su registro médico. Para el siglo XVI, la parte estética tomó preponderancia dentro de la ilustración botánica; mientras que en los siglos XVII y XVIII iniciaron las expediciones intercontinentales, que iban acompañadas de pintores y dibujantes que asistieron la labor de los científicos. De esta manera llegaron miles de especies a los jardines botánicos europeos y fue así como la ilustración botánica alcanzó su edad de oro.
Ya para el siglo XX, la ilustración botánica fue objeto de un sinnúmero de exposiciones que reflejaron la vitalidad y el interés de esta forma de arte en todo el mundo, gracias al dinamismo de asociaciones, museos y galerías.
En nuestro país, el biólogo Rafael Lucas Rodríguez Caballero fue pionero de la ilustración científica, con lo que unió sus dos pasiones: el arte y las ciencias naturales.
Como parte de la exposición de ilustración botánica, se exhibe una selección de 146 ilustraciones de orquídeas hechas por Rodríguez, que pertenecen a la UCR.
La ilustradora botánica Sylvia Strigari explicó que este método artístico se basa en una observación minuciosa y tiene como objetivo servir a la ciencia.
“La estrecha colaboración del botánico con el artista es necesaria para que se puedan resaltar los detalles que permitan la identificación inequívoca de la especie”, señaló la especialista.
Aquí el énfasis se centra en el registro científico y la precisión botánica que permite la identificación de una planta. El proceso es largo y requiere exactitud en el tamaño, en el dibujo y en el color, así como observación profunda, calidad en los detalles y habilidad para la técnica seleccionada.
Strigari comentó que el artista botánico debe ser paciente, tener capacidad para observar e imaginación artística.
“La ilustración botánica no es una “instantánea”, el artista debe restituir la esencia misma de la planta, resaltar sus principales características. Una ilustración es una historia, podemos mostrar todo el ciclo de vida de la planta, lo que una foto no puede hacer”, precisó Strigari.
También explicó que la acuarela, por su transparencia y el juego de luces que permite, es la técnica clásica y la más utilizada; no obstante, se utilizan otras, como óleo, acrílico, lápiz, tinta china y más recientemente la fotografía digital para crear ilustraciones botánicas compuestas.
El JBL es pionero en el uso de imágenes digitales para la creación de ilustraciones botánicas de alta calidad. De esta manera, se logra ilustrar detalles muy pequeños y microscópicos, que son muy importantes para la correcta identificación de las especies. Internacionalmente se conocen como láminas Lankester y se han convertido en un referente para la publicación de trabajos científicos.
Como parte de la exposición, se realizó un certamen de ilustración botánica en la que participaron 27 artistas. A la persona ganadora se le otorgó la Medalla Lankester y también se otorgaron dos menciones honoríficas.
Tengo 29 años, soy de Santo Domingo de Heredia. Estudié la primaria y secundaria en el Conservatorio de Castella donde me gradué en Artes Plásticas con énfasis en pintura. En la Universidad de Costa Rica estudié biología, donde conocí la disciplina de la ilustración científica, siendo esta la convergencia ideal entre las dos cosas que me gustan, por lo cual decidí dedicarme a ella. La botánica es donde se puede acceder más fácilmente a esta disciplina gracias a la amplia tradición en ilustración que existe, y es aquí donde he empezado a ganar experiencia. Este premio es una motivación importante para empezar de lleno a trabajar en la ilustración científica.
Tengo 53 años y soy vecino de Monteverde de Puntarenas. Básicamente autodidacta, pero he tomado algunos cursos libres sobre dibujo de la figura humana, en la UCR, y de la Casa Cultural Amón, del Instituto Tecnológico.
Dirijo la Estación Biológica Monteverde desde hace más de 25 años, que facilita el desarrollo de programas de educación biológica y ambiental para estudiantes de universidades de Estados Unidos y Canadá.
Estoy con mi trabajo final de licenciatura en Artes Plásticas con énfasis en pintura, en la Universidad de Costa Rica; en la misma trabajo como profesor del programa de Educación Continua, impartiendo cursos de ilustración y pintura; trabajo en mi casa en mi propio taller ofreciendo servicios artísticos. Hace algunos años fui jefe de producción en una empresa de publicidad exterior; en la actualidad vivo en San José centro en Plaza Víquez, barrio San Cayetano y tengo 53 años de edad.
