En algunos oficios la jubilación no es un derecho.
Sin importar el cansancio y el desgaste de años de labores, son muchas las personas que deben seguir trabajando.
Para quienes se han dedicado a la prostitución el desafío es mayor: a los estereotipos sociales que pesan sobre sus actividades deben sumar la transformación de sus cuerpos y el agotamiento, lo que inminentemente termina repercutiendo en sus ingresos.
Esos y otros de los cambios que enfrenta la vida de una trabajadora del sexo al llegar a la tercera edad son el hilo conductor de Caramelo, la propuesta del Teatro Universitario para el mes de mayo.
Aunque el tema del trabajo sexual ya se ha mostrado en la televisión, el cine, los documentales y en otras obras de teatro, el tabú y los mitos alrededor del tema siguen presentes.
“Hay una doble condición. Es un tema muy tabú pero también es demasiado conocido”, explica Natalia Mariño, escritora y directora de la obra.
Como elemento temático innovador, la producción trató de salirse de temas propios del trabajo sexual para mostrar el día a día de quienes se dedican a la actividad.
“Hay que mostrar no solo lo que la trabajadora del sexo hace en su oficio sino cómo es el cotidiano”, explica Mariño. “Tenemos que quitar esa imagen de que son personas que tienen otro estilo de vida o que sufren por otras cosas. Al fin y al cabo todos somos de los mismos, algunos con un trabajo que les rezaga dentro de la cultura social”, agrega.
Sin un texto previo, el equipo de creación emprendió la investigación para visibilizar la vida diaria de quienes se han dedicado al trabajo sexual.
Según Adrián Jiménez, asistente de dirección y dramaturgista de la obra, se desarrolló una investigación no solo documental, sino de trabajo de campo con algunas mujeres que ejercen la prostitución.
Lo amplio de los resultados que arrojó la investigación conllevó a seleccionar solo algunos de los elementos para ser incluidos en el texto, dentro de los cuales destaca la protagonista, que se aleja de las construcciones del imaginario colectivo sobre las personas que trabajan en la prostitución.
“Estamos hablando de una señora adulta y se cree a veces que la prostitución solo se da en personas jóvenes. Hay personas adultas y adultas mayores que no tienen ningún beneficio social ni están protegidas por el Estado, sin pensión ni nada y están en esta actividad. Ese es un punto muerto en un tema que no todo mundo conoce”, explicó Jiménez.
Caramelo llega a las tablas como ganadora del Concurso de Teatro Universitario 2018.
El jurado destacó de la propuesta la investigación previa a la creación del texto, la incorporación del arte plástico y su vinculación con la realidad costarricense.
Tras meses de preparación, Caramelo llega ahora al escenario para darle cara a una problemática social que, si bien es blanco constante de críticas, sigue siendo demandada.