Los estudiantes Diego Ugalde y Melvin Alonso, de la maestría académica en Computación e Informática, y Rodrigo Cháves, de la Escuela de Matemática, representarán a toda Centroamérica por primera vez en el Mundial Universitario de Programación que se realizará en Beijing, China, en el mes de abril.
El equipo costarricense irá a codearse con equipos universitarios selectos pues a este Mundial, al que se le conoce por las siglas ACM ICPC, asisten los finalistas de los distintos campeonatos regionales en los que participaron más de 50 000 estudiantes de 105 países.
“Fue un poco como de sorpresa, porque hasta este año fue que dieron el cupo. Nosotros no estábamos 100 % claros sobre nuestra participación, porque se suponía que iban a dar un cupo pero para los años siguientes, no en este 2018. Nosotros quedamos en el primer lugar centroamericano, pero no teníamos seguridad. Estamos súper alegres, todos lo celebramos, les contamos a nuestras familias y nos pusimos a comentarlo por video llamadas”, así lo contó Melvin Alonso sobre cómo recibieron la noticia.
Esta era la última oportunidad para este grupo de llegar al Mundial, ya que por ser de carácter universitario tiene un máximo de edad, que es de 23 años. Luego de haber participado en tres ediciones anteriores y con más experiencia decidieron tratar de mejorar su desempeño y llevar su participación al siguiente nivel, meta que al final lograron cumplir, “es un gran esfuerzo que hemos venido haciendo desde hace cuatro años”, mencionó Rodrigo Cháves.
Todo inició con el proyecto llamado Símbolo, el cual lo impulsaron varios profesores y en el que organizaban actividades de programación de carácter competitivo entre distintos estudiantes; pero fue gracias al prof. Eddy Ramírez (quien es su actual entrenador) que se enteraron del proceso eliminatorio para poder asistir al Mundial y empezaron a participar.
Para prepararse se reúnen periódicamente, de dos a tres veces por semana, “simulamos mundiales pasados, porque hay páginas para recrearlos y están los rankings de los países que resolvían los problemas, entonces vamos a nuestro propio ritmo y se puede calcular en qué lugar quedaríamos; discutimos problemas que no logramos resolver y a veces vemos tutoriales”, explicó Diego Ugalde.
Durante el desarrollo del Mundial solo se dispone de una computadora por trío, por lo que es importante organizarse de forma eficiente y asegurarse que siempre tratarán de realizar el trabajo en equipo, aunque a veces se dividen por áreas de conocimiento.
“La programación competitiva podría describirse como un deporte: hay que mantenerse en forma, hay que estar entrenando al menos todas las semanas para mantener el nivel y tratar de subirlo, adquiriendo nuevos conocimientos, estudiando nuevos temas y aprendiendo nuevas técnicas de programación o algoritmos”, señaló Melvin Alonso.
Además de esperar para conocer la posición en la que culminarán en este evento, ellos esperan compartir con especialistas en la materia, “queremos conocer otras personas que también tienen esta pasión, verificar el nivel de competencia que existe en el Mundial y esperamos resolver la mayor cantidad de problemas posibles, para compartir esta experiencia con las nuevas generaciones”, aseguró Rodrigo Cháves.
Finalmente, esperan que esta experiencia les ayude a motivar a más estudiantes a interesarse para que participen en este tipo de iniciativas; asimismo, estos jóvenes están de acuerdo en que fortalecer las áreas de computación e informática es una inversión importante, ya que representa un complemento idóneo para una o un informático y que cuenten con más diversidad en cuanto a las capacidades que tienen los programadores en Costa Rica.
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