“Al abrir los ojos no sabía lo que había sucedido. Estaba en la Unidad de Cuidados Intensivos y con una sábana a la mitad de mi cuerpo. Llegó el doctor y me explicó todo lo que había pasado. Estaba vivo de milagro”, relató.
Llegó el doctor y me explicó todo lo que había sucedido. Había tenido un accidente de tránsito y estaba vivo de milagro. Siempre estuve muy positivo a pesar de que en esos dos primeros meses pasé por una serie de operaciones, una bacteria, un tejido necrótico, de todo. Entonces, en un momento, llegué a tocar fondo, solo un día. Lloré como nunca, lloré. Agarré fuerza de nuevo y seguí para adelante.
Por este motivo, y por segundo año consecutivo, los estudiantes de Ortoprótesis y Ortopedia, de la Escuela de Tecnologías en Salud de la Universidad de Costa Rica (UCR), unieron esfuerzos para crear prótesis altamente especializadas que permitieran agilizar las listas de espera.
En total, fueron 18 jóvenes cuyo esfuerzo dio la posibilidad que 10 pacientes no aguardaran hasta el 2019 para recibir un aliado que mejorara su calidad de vida. Dicho aporte, gestado en coordinación con la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), es una iniciativa que lleva por nombre “Sumando Pasos” y se engloba como parte del curso de “Ortoprótesis de Miembro Inferior”.
La alianza entre ambas instituciones busca que los alumnos fortalezcan sus conocimientos en el campo práctico mediante la atención directa de los pacientes, siempre bajo la supervisión docente, mientras al mismo tiempo apoyan y aceleran el proceso de atención que brinda la Caja.
En esta ocasión, los alumnos concretaron 10 prótesis que ya fueron entregadas a los pacientes. Si se contabiliza los aparatos dados en el 2016 y en el 2017, el resultado es de casi 30 piezas entregadas; todas ellas, elaboradas a partir de materiales de alta tecnología.
“En los sockets -componente que conecta el miembro residual o muñón con el resto de la prótesis-, se aplican materiales con un alto nivel tecnológico que puede ser en carbono o en diferentes plásticos como polietileno, polipropileno y polímero. Por su parte en los módulos -que unen el socket con el terminal del pie- se usan materiales especiales como el titanium y el aluminio, que otorgan mejores alineamientos para los pacientes”, afirmó el docente Gerardo Montoya Valverde.
El último Anuario Estadístico de Accidentes de Tránsito del Consejo de Seguridad Vial contabilizó 11 120 accidentes de tránsito en motocicleta en el 2016. De esta cifra, 1 327 resultaron heridos gravemente.
Para lograr el desarrollo exitoso de las prótesis, los estudiantes llevaron a cabo todo un proceso de conceptualización, diseño y construcción que implicaba tener una gran cercanía con el paciente.
En esa etapa, los alumnos salieron del hospital y visitaron los hogares de los usuarios. Algunos, incluso, fueron hasta los lugares de trabajo. El único objetivo era desarrollar un instrumento acorde a las necesidades reales de los usuarios.
“Para realizar la prótesis, nosotros nos debemos basar en las recetas que da el doctor. Lo que pasa es que las indicaciones no siempre son acertadas y el médico a veces solicita un material que el paciente no necesita o que no le funciona adecuadamente. Por eso, en las visitas lo que hicimos fue medir las limitaciones del paciente, lo que podía o no podía hacer, para elaborar una prótesis que en verdad le fuera funcional. Nos dimos cuenta, por ejemplo, que algunas personas debían subir muchas gradas, pasar por una calle con muchos huecos o subir una cuesta sin asfaltar”, dijo Irene Castro Lobo, estudiante de tercer año de la carrera.
La diversidad de condiciones de salud, así como del entorno del paciente, hizo que algunos estudiantes realizaran hasta tres veces el socket.
“Uno se asombra de las condiciones en que las personas deben usar las prótesis. Cuesta mucho elaborar una prótesis y que el paciente se vaya de una vez con ella. Hay que hacer un socket de prueba para ver si lo acepta, si siente mucha presión o si no le gustó. En mi caso, el socket que hicimos al inicio no fue lo suficientemente bueno para soportar el peso del paciente todo el tiempo. Entonces, al final le tuvimos que hacer arreglos para adecuarla a sus funcionalidades”, manifestó Carlos Watson, también estudiante.
A nivel externo de la CCSS, una prótesis como las realizadas por los estudiantes de la UCR podría alcanzar un costo mínimo de ₡1 500 000. Las más especializadas superarían los ₡4 000 000. El precio final dependerá del nivel funcional de los pacientes.
En el caso de los jóvenes alumnos, ellos y ellas abordaron a personas con un alto nivel funcional quienes, por sus estilos de vida, poseen mayores exigencias. De igual forma, usaron materiales de gran durabilidad con un promedio de vida de hasta cinco años.
“Yo perdí mi pierna en 1991 por un desarreglo. Estaba calurosa y sumergí las piernas en la bañera. Cuando salí, mis pies no tenían movimiento. Sufrí siete operaciones y ya la última no pude. La primera prótesis que usé se amarraba alrededor del abdomen y la segunda fue peor. Ahora esta prótesis es súper práctica y hasta bailo con ella. El trato de los muchachos fue excelente, ellos tienen una gran paciencia”, señaló María Gabriela Meneses Hernández, una de las beneficiadas.
Para el próximo año, la actividad "Sumando Pasos" tomará un respiro, pues la UCR ejecutará una evaluación de la carrera a fin de aumentar la excelencia académica en la prepración de los estudiantes. Según Diana Fallas Rodríguez, Directora del Departamento de Otras Carreras, el proceso de revisión incentivará la mejora continua. También, se procurará instaurar un taller dentro de la universidad.
“La carrera de Ortoprótesis y Ortopedia es una profesión innovadora que está en constante cambio. Por eso, una de las responsabilidades de la UCR es hacer una revisión curricular cada cinco años que permita tener la carrera contextualizada y actualizada a nivel país y a nivel mundial” concluyó.
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