Dos arquitectos egresados de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica (UCR) diseñaron una propuesta de espacios en centros penitenciarios con enfoque de género, dirigidos a la población femenina.
El proyecto se presentó este 2018 como trabajo final de graduación por parte de Mario Moya y Karolina Espinoza, quienes consideran que el tema de género aún es poco explorado en su área de estudio.
La propuesta gira en torno a siete ejes integrales: salud, educación, familia, desarrollo laboral, deporte, espiritualidad y servicios básicos.
La mujer privada de libertad debería poder satisfacer sus necesidades en esos siete ejes dentro del centro penitenciario, según comentó el arquitecto Mario Moya, “la idea con nuestra propuesta es que siempre haya acceso a esos puntos y que un derecho humano no se vea limitado por la arquitectura del centro penitenciario”, afirmó Moya.
En el país existen tres centros que atienden población femenina: Centro Juvenil Zurquí, Centro Vilma Curling (conocido como “el Buen Pastor”) y otro más en Liberia.
Estos centros carecen de espacios diseñados especialmente para población femenina y sus necesidades, tomando en cuenta que muchas de ellas son madres y pueden convivir con sus hijos en el centro hasta los tres años de edad.
Por esto, el diseño de los espacios propuestos se puede adaptar a los centros ya existentes y a los futuros que se construyan.
Cada uno de los siete ejes se materializa en un espacio concreto. Así, por ejemplo, en el eje de maternidad el proyecto propone salas de lactancia, mientras que el eje de desarrollo laboral contempla talleres de capacitación o una huerta.
La propuesta también incluye un nuevo bosquejo para dormitorios, espacios para deporte, salas para actividades espirituales y de relajación, entre otros. El diseño de los espacios se llevó a cabo junto con el Ministerio de Justicia.
La población femenina privada de libertad representa sólo el 4% del total en el país, por lo que no han sido prioridad para el sistema de justicia nacional, según comentaron ambos arquitectos.
“Como son sólo ese 4%, la atención, la inversión y el enfoque de los recursos no son para ellas, pues ellas no son prioridad”, manifestó la arquitecta Karolina Espinoza.
Además, con base en la investigación, el perfil de estas mujeres suele ser similar: poco desarrollo económico, víctimas de violencia y baja escolaridad.
Tanto Moya como Espinoza consideran que el país debería mudar hacia un modelo en que el exista menos limitaciones y menos seguridad interna, así como más libertad dentro de estos centros penitenciarios.
Como parte de este trabajo de graduación, ambos profesionales en arquitectura estudiaron ejemplos de centros ubicados principalmente en naciones europeas, en donde llevan la delantera en cuento al desarrollo de nuevos modelos de centros penitenciarios.