El proceso de encontrar un tema de investigación, delimitarlo, plantear objetivos, proponer hipótesis, realizar citas textuales y redactar decenas o cientos de páginas no termina de convencer a muchas de las personas que llegan a Estudios Generales. A otras, por el contrario, estos procesos les atraen.
Patricia Fumero fue del segundo grupo y desde inicios de su carrera encontró en la investigación el nicho donde se desarrolló como profesional, esfuerzo que ahora se ve reflejado en publicaciones que han indagado en la historia, la cultura y otros temas que no han quedado exentos de polémica.
Su catálogo de investigaciones incluye libros, capítulos de libros, artículos de revistas y periodicos, ponencias y memorias de eventos. Juntas suman más de 115 publicaciones que llevaron a la Universidad de Costa Rica a cerrar el 2017 distinguiéndola como la Investigadora del Año en el Área de Artes y Letras.
Según sus títulos, Fumero es Historiadora por la Universidad de Costa Rica, Máster en Educación por en el Framingham State College de Massachusetts y Doctora en Historia por la Universidad de Kansas.
En su búsqueda por abarcar más elementos en sus investigaciones Fumero ha recurrido también a teorías del arte, la psicología, la sociología y la antropología. “Eso se ve reflejado en la forma en que analizo y me acerco a mis problemas de estudio y también la forma en que genero los problemas de investigación y cómo veo las posibilidades de desarrollar proyectos”, explica.
De esa metodología se ha obtenido como resultado una serie de investigaciones interdisciplinarias que son de consulta obligatoria tanto en cursos de primer año de carrera como en los posgrados.
La idea de combinar conocimientos de distintas áreas la ha llevado ahora también al Instituto de Investigaciones en Arte (IIARTE) –actualmente bajo su dirección–.
“Hemos podido generar investigación entre artes y ciencias duras. Hacemos investigación con físicos, con químicos, con ingenieros y los hemos podido incorporar en el sentido en que se ha podido integrar la investigación”, explica.
Uno de los lugares donde el nombre de Patricia Fumero se ha tornado más significativo es en las aulas de los cursos de Humanidades.
“Me han calificado como una profesora jodida y soy una profesora exigente, pero también estoy en la lista de las diez mejores profesoras y me siento muy honrada de estar en ambas listas”, sostiene.
Según ella, sus lecciones y su acompañamiento en las tesinas distan de las dinámicas colegiales a las que vienen acostumbrados los estudiantes. Asegura, eso sí, que en el mediano plazo los mismos estudiantes empiezan a valorar el aprendizaje integral que obtuvieron.
“Cuando uno se encuentra a los estudiantes tiempo después, sí le agradecen lo que aprendieron”, afirma.
En su faceta de docente, Fumero también imparte lecciones en los Doctorados de Sociedad y Cultura de la Universidad de Costa Rica y en el de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional y ha sido profesora en la Universidad Centroamericana y en la Universidad Nacional Autónoma, en Nicaragua; en la Universidad de Guanajuato en México; en la Universidad de Panamá y en Estados Unidos, en las Universidades de Michigan y Kansas.
Fumero destaca a la cultura en general y a la cultura política como sus temas principales. La manera en que aborda los temas y los hallazgos que ha logrado se han convertido en su sello profesional.
Defensora de la interdisciplinariedad, define esta metodología como el instrumento que, lejos del purismo de la historia como ciencia, le ha permitido contextualizar y explicar de manera integral los fenómenos que estudia.
La Guerra Civil de 1948 en el ámbito académico, algunas ideas construidas en torno al ex presidente Juan Rafael Mora y el uso político de la cultura son solo unos de los temas en los que la polémica la han acompañado.
Sus indagaciones han generado roncha también fuera del país. Cuando sus averiguaciones profundizaron en José Dolores Estrada -uno de los héroes nacionales de Nicaragua-, el reconocido poeta e historiador Jorge Eduardo Arellano cuestionó la potestad de una costarricense para estudiar a Estrada. Las diferencias llegaron a la prensa de ese país y se dio un intercambio de argumentos de numerosas páginas durante varios días.
“Tuvimos una gran polémica a nivel público en la prensa nicaragüense, dimes y diretes, páginas enteras van, páginas enteras vienen porque no solo fue una vez sino que se replicó dos y tres veces, tanto es así que teníamos una mesa redonda y él no se presentó”, cuenta Fumero ahora como anécdota.
Una de las cosas que Fumero recuerda sobre haber elegido Historia como opción profesional es el pánico de sus padres cuando les comunicó su decisión.
El panorama laboral era uno de los principales miedos, pero décadas después la investigadora resalta con orgullo que nunca ha estado desocupada y que su trabajo ha generado discusión por atreverse a cuestionar temas de los que nunca se hablaba.
Tanto en el inicio de su carrera como ahora, la doctora Fumero ve en la divulgación el gran reto que afronta la investigación histórica. Su lucha por posicionar los hallazgos y sacarlos de las aulas universitarias la ha convertido en columnista frecuente de la Sección Áncora de La Nación, donde los domingos comparte adelantos de sus trabajos.
La historia de las capitales de provincia, el teatro comercial costarricense y la manera de celebrar la Navidad en el país son los temas que mantienen ahora ocupada a Fumero, que seguirá dando clases porque es en los intercambios con sus estudiantes y por medio de sus preguntas de donde realimenta gran parte de sus proyectos.
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