Mientras sostenía un encuentro con otros colegas artistas en el Teatro Nacional, el celular de Eddie Mora comenzó a recibir notificaciones de una manera intensa. Mensajes, correos y llamadas lo alertaron de que algo grande estaba ocurriendo fuera de la sala de reuniones.
La noticia no era menor, pero estaba sucediendo a 5,000 kilómetros de distancia. En Las Vegas, Nevada, la Academia de Grabación otorgaba el Grammy Latino al disco Música de Compositores Costarricenses, Volumen 2.
Se lo informaron su esposa con un mensaje y varios amigos vía correo electrónico, pero fue hasta que vio la foto que otros músicos colocaron en sus redes sociales que dimensionó lo que pasaba: el disco en el que dirigió a la Orquesta Sinfónica era reconocido como el mejor de la región en la categoría de música clásica.
Nacida como un gusto para las aristocracias europeas en el Siglo XI, la música clásica llegó para quedarse.
Tradicionalmente vista como un placer de altas clases, Mora destaca que es un mito lo encerrada que tienen a esta rama musical en un teatro y que todas las personas pueden disfrutarla.
Así lo ve en el público que colma los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Heredia -de la que es director titular- y de la Orquesta Sinfónica Nacional -en la cual ocupó el cargo de director residente-.
Ya sea en un teatro, en una iglesia o en un salón comunal, el público abarrota cada recital.
“Es mentira que los conciertos nuestros los llenan gente adinerada o adultos mayores”, aclara el director.
Para Mora, acercarse a este tipo de música tiene un poder transformador. “Las limitaciones no las tiene la música sino la gente, porque es a las personas a las que les da miedo entrar al teatro o escuchar la música, pero el fenómeno radica en lo que pasa después de que la gente lo escucha”, explica.
Además de un trofeo, el Grammy le ha asegurado a la música costarricense un espacio en la agenda artística del mundo.
“Esto es de una importancia enorme. De los compositores nacionales y de la Sinfónica se habla ahora en todo el mundo. Llegan mensajes internacionales felicitándonos”, dice.
Aunque no era la primera vez que la Orquesta Sinfónica Nacional recibía una nominación a este premio -ya se compitió con las producciones Bossa Nova Sinfónico y Música de Compositores Costarricenses, Volumen 1-, en esta ocasión el repertorio venía a visibilizar la trayectoria de la composición nacional a lo largo de varias décadas.
Formaron parte del disco:
Compuesta en 1945, se trata de la primera sinfonía creada en Costa Rica.
El Maestro Vargas fue el primer costarricense que dirigió a la Orquesta Sinfónica Nacional.
Una de las cosas en las que insiste Mora es en el carácter colaborativo del reconocimiento.
“Es un premio al esfuerzo de muchas personas: de la orquesta, de la administración, de los compositores, del equipo técnico, de la gente que trabajó después en la edición, de la gente que trabajó en la carátula de los discos, de la parte gráfica, y para mi como director, me llena de una enorme satisfacción”, declara.
Del origen de muchos de los artistas vinculados al disco premiado destaca el sello UCR. En las aulas de la Escuela de Artes Musicales -EAM- se han formado muchas de las personas que integran la Orquesta Sinfónica Nacional, algunas de las cuales mantienen vínculos con la misma en calidad de docentes.
El propio Mora se ha desempeñado como profesor de la EAM por casi treinta años. Del 2007 al 2015 fue Decano de la Facultad de Bellas Artes y actualmente es catedrático.
“Entre la Universidad de Costa Rica y la Orquesta Sinfónica existe una relación de hermanos gemelos”, describe.
Llegar a un eslabón tan alto pone ahora a la Orquesta Sinfónica frente a frente con los niveles de calidad y competencia de primer orden.
“Tiene que ser un momento de reflexión, que podamos decir: necesitamos más confianza, más recursos, más especialistas, profesionalizar el quehacer, perder el miedo a exportar a diferentes partes del mundo lo que hacemos”, analiza el director.
“Internamente nos enseña a tener más confianza en nosotros mismos y a apoyar este tipo de proyectos que ponen la imagen de Costa Rica en alto”, destaca al hablar de los desafíos que representa un reconocimiento de este nivel.
Con otros colegas, Mora plantea ahora nuevos proyectos y promete que darán de qué hablar.
Justo de eso se trataba la reunión que sostenía en el Teatro Nacional el día que las notificaciones le avisaron que algo bueno estaba ocurriéndole a la música costarricense.
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