“¿Será en castellano?”, pregunta justo antes de comenzar la entrevista y procede a excusarse de su español, sin necesidad, pues lo habla a la perfección. Harald Führ se especializa en gobernanza global, políticas de desarrollo y relaciones internacionales, con énfasis en el cambio climático.
Fürh es Profesor de Política Internacional en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Potsdam, Alemania. Durante la segunda semana de agosto participa del I Simposio sobre Cambio Climático y Biodiversidad, organizado por la Red Latinoamericana de Ciencias Biológicas (Relab), la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Academia Nacional de las Ciencias (ANC).
El Simposio tiene cuatro ejes principales: impactos, mitigación, comunicación y aprendizaje con respecto al cambio climático. Nace en el contexto de América Latina, donde el cambio ya muestra graves consecuencias, pero no se desarrollan suficientes medidas para mitigarlo. Su objetivo es aumentar el conocimiento y accionar ante el cambio climático y su interrelación con la sostenibilidad de los ecosistemas y la calidad de vida humana.
Este viernes 11 de agosto, el catedrático alemán brindó la charla magistral “La gobernanza nacional e internacional del cambio climático: retos y perspectivas”, por eso quisimos conversar sobre sus perspectivas frente a la situación.
–¿Por qué se interesó en el cambio climático?
"Creo que es un tema y es una agenda global interesante, yo diría lo más interesante de las últimas décadas. Es la primera vez que existe un problema global que tiene que ser manejado globalmente, entre gobiernos y países a nivel mundial. Para alguien que estudia cooperación internacional esto es súper interesante, porque todos tienen que cooperar y es históricamente muy frustrante y muy difícil".
Soy un ciudadano del mundo que está preocupado por las posibles repercusiones del cambio climático para el futuro. También me interesan los cambios necesarios que pueden ser muy interesantes y productivos, creando un nuevo patrón de desarrollo hacia el futuro. Siempre se discute el cambio climático como un problema y, sí, definitivamente es un problema, pero también crea un montón de nuevas oportunidades.
Estamos en una época de transición hacia un patrón de desarrollo basado en energía renovable y con una nueva ciencia alrededor de cómo tratar al medio ambiente.
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–El Simposio pretende explicar la vulnerabilidad de América Latina frente al cambio climático, ¿cuál es la situación?
"Creo que el cambio climático afecta a diferentes grupos sociales en una forma diferente, no es solo América Latina, es a nivel mundial. Hay muchos países en África del Sur que no han contribuido al cambio climático -históricamente hablando- y sus emisiones son muy bajas, pero van a sufrir extremadamente el cambio. Y dentro de estos países los pobres van a sufrir más todavía".
Esto yo creo que es uno de los temas que hay que entender: el cambio climático no afecta a todos de igual modo, sino que puede afectar negativamente a las zonas con menos privilegios, los más pobres y los indígenas y las mujeres en una forma más grave todavía.
–En su ponencia habla de la creación de nuevas formas de cooperación internacional, ¿cómo se pueden articular?
"Parte de la discusión es cómo se puede mejorar la cooperación internacional, cuáles son los actuales problemas y cómo se puede superarlos; al otro lado, ponerse de acuerdo sobre las oportunidades de salir de este patrón de desarrollo y marchar hacia otro patrón. Esto también es muy importante y creo que el famoso “desarrollo verde” puede ser muy ventajoso para muchos países en América Latina".
–¿Cuál sería este nuevo patrón de desarrollo?
"El nuevo patrón será uno basado no en la energía del petróleo o fósil, sino uno basado en energía renovable y también de nuevas formas de energía. Energías que traten al medio ambiente de otra forma, no tanto como enemigo sino a la naturaleza como compañera. Vivir más en la famosa armonía con la naturaleza, no explotarla como en las últimas décadas. Esto definitivamente es un nuevo patrón de desarrollo que puede involucrar y que puede integrar a la población".
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–¿Cómo entrará esto en conflicto con los intereses políticos de grandes potencias o con las personas que creen que el cambio climático no es cierto?
"Usted seguramente se refiere al gobierno de los Estados Unidos. Creo que hay que hacer una diferencia entre la población, muchos investigadores y académicos han contribuido mucho, mucho sobre el cambio climático; pero eso es la población, que es muy consciente del problema. Pero creo que ni siquiera el gobierno de Trump puede a mediano plazo resistirse contra esas discusiones y los hechos que existen".
Cada vez más hay evidencia de que hay un problema y hay que tratarlo y esto es efecto de las actividades humanas. Un montón de ciudades de los Estados Unidos se están resistiendo y están saliendo, quieren integrarse al Acuerdo de París. Las grandes ciudades, todas las grandes ciudades están a favor del acuerdo y quieren cumplir y quieren marchar. Creo que es algo temporal y han surgido un montón de iniciativas sociales al otro lado del país que no han cambiado, que están anticipando estas transformaciones.
–¿Entonces las personas que no creen en el cambio climático no son tan importantes?
"No, por supuesto que son importantes. Crean problemas a corto plazo. Cada año que se pierde es un año que uno tiene que acelerar más tarde, los esfuerzos tienen que ser más intensos. En ese sentido es un caos, es una catástrofe".
Pero no se debería perder el optimismo. Hay que seguir. Siempre hay estos “ups and downs” y estamos en un valle. Hay una gran mayoría que piensa de otra manera y es muy difícil resistirse contra evidencia que se acumula y acumula y acumula mundialmente.
–Una de las preguntas planteadas en el Simposio es cómo mejorar la educación sobre cambio climático, pero ¿a quién es más crucial llegar con información?
"Creo que a todos. La generación que vive ahora, los que viven actualmente en el mundo son la primera generación que sabe algo del problema, que sufre el problema y es la última generación que puede hacer algo, porque si esperamos 30 años más es demasiado tarde. Entonces todos tienen que saber qué pasa y, por supuesto, en la escuela hay que pensar un poco. Yo no veo límites, es una tarea permanente para las próximas décadas".
–¿Cuánto tiempo tenemos?
"No tenemos mucho tiempo. La cuestión es cuándo tendremos el pico de las emisiones, el pico debería venir lo más temprano posible, tal vez en dos años, tres años. Si no llegamos al pico, cada vez más postergamos, entonces las reducciones tienen que ser más fuertes. Creo que tal vez algunos piensan que hay una tecnología milagrosa. Algunos piensan que el problema se puede reducir tecnológicamente. Los próximos diez años son claves, porque un cambio en otra dirección es casi imposible".
–Según su experiencia de la evolución política del tema, ¿cuánto tiempo vamos a durar llegando al cambio necesario?
"Otra crisis financiera resolvería inmediatamente el problema. En 2008 tuvimos hasta 5% menos emisiones por la crisis financiera global. Eso es un poco cínico, pero yo no soy tan pesimista. Vamos a tener una nueva reunión este año, luego el otro año tenemos una reunión del protocolo. Felizmente hay un montón de energía, un montón de dedicación a la temática por parte de algunos países. Son señales interesantes e importantes".
–¿Cuál es el papel de Costa Rica en este proceso?
"Creo que tiene una importancia más grande en el exterior de la que quizá ustedes sepan. Siempre es así. Creo que algunos países tienen más fama e importancia fuera que en el propio país. El país ha demostrado que las inversiones en el sector ambiental son importantes y crean empleo, crean turismo y no necesariamente en contra del crecimiento económico o intereses sociales".
Costa Rica ha servido como un país que ha invertido muy temprano en el medio ambiente, ha protegido bosques y está tratando de anticipar esta nueva forma de integrarse en un mundo-post carbono. Estos ejemplos son muy importantes porque alguien tiene que experimentar un poco, alguien tiene que empezar. Creo que esto como concepto es muy importante, que un país quiere salir. El mensaje ha sido importante. Que un país trate de hacerlo es una ilusión necesaria de vez en cuando.