A un individuo se le reconoce como ciudadano cuando puede ejerce derechos humanos, civiles y políticos, pero además, cuando el contexto le ofrece instancias que velan por el resguardo de esos derechos a partir de la estructura de un sistema democrático.
Aunque el ejercicio de los derechos se expresa en los actos más cotidianos, Ronald Alfaro, investigador y coordinador de la Unidad de Opinión Pública del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), afirma que las personas reconocen las elecciones como una manifestación esencial del ser ciudadanos y vivir en democracia.
El politólogo analiza en esta entrevista las particularidades que permean la participación de la ciudadanía y los partidos políticos en el desarrollo del proceso electoral en Costa Rica, como espacio para la construcción de democracia.
–¿Qué papel tienen los procesos electorales en la construcción de democracia?
La democracia se da en las relaciones del día a día, todos hacemos democracia en muchos espacios, pero difícilmente hay alguno además de las elecciones, en las que todos estamos convocados al mismo tiempo y por esto, es el mayor reflejo democrático de una sociedad.
Para que esas elecciones resuelvan la tarea que plantea la democracia y que es el conocimiento de la voluntad popular, deben ser limpias, transparentes y ser un reflejo verdadero del sentir de la ciudadanía.
–¿Tiene los partidos políticos y los ciudadanos la misma responsabilidad de construir democracia en el desarrollo de los procesos electorales?
Para que las elecciones existan es indispensable el tema de la competencia partidaria, pero además de los partidos hay que analizar el papel de la ciudadanía. Los candidatos también son ciudadanos, no son seres artificiales y por tanto, ellos también reflejan a la sociedad, a partes o grupos de la sociedad, e incluso intereses.
El tema aquí es analizar que tanto es que la propuesta política de cada candidato refleja a una sociedad, porque si no apela a la gente podría ser que los candidatos no están sabiendo escuchar lo que la ciudadanía necesita, pero al mismo tiempo, muchas veces son los ciudadanos los que no se manifiestan.
Los ticos tenemos un problema y es que muchas veces, cuando tenemos que manifestar una opinión sobre un tema, nuestras opiniones son muy ambiguas y muchas veces los mismos candidatos aplican esto también y maquillan sus opiniones para quedarle mal al menos número posible, ninguna de las dos acciones favorece el proceso democrático.
–El contexto actual del país retrata a una ciudadanía distante a los partidos políticos y a los procesos electorales. ¿A qué se debe esto?
Cuando pensamos por qué actualmente hay tanta gente indecisa y sin identificación por un partido, tenemos que recordar que hay algo que se llama identidad política y es lo que hace que todos los ciudadanos se definen como parte de una comunidad.
Los costarricenses actualmente le atribuyen mucho valor a la democracia, pero perdieron la identidad con los partidos. En la época del 48, la guerra civil dividió a la gente en dos bandos y eso no solo se convirtió en una identidad política sino también partidaria, que tenía una trasmisión generación que la reforzaba.
Conforme pasa el tiempo, lo del 48 empezó a ser muy lejano para la gente y tampoco ha habido otros acontecimientos que lleven a otra polarización. Los costarricenses actuales no han experimentado esos episodios y eso muestra el dilema de la democracia, porque usted necesita algún nivel de conflicto para que la identidad de la gente se refuerce.
–¿Cómo podemos resolver como país esa ausencia de identidad política? ¿De quién es la tarea?
Es una tarea de todos, de partidos y también de electores. Lo que sabemos es que las democracias pueden convivir aún con identidades políticas débiles en la gente, el problema es cuando además de no tener identidad partidaria, se piensa en boicotear la democracia. En el caso de Costa Rica sabemos que eso no ha ocurrido y según el Barómetro de las Américas, los costarricenses siguen siendo, a pesar de todo, el país de todo el continente americano donde la gente más respalda la democracia.
Cuando la gente quiere saber que tan bien o mal está su democracia lo que hace es mirar para afuera y comparar, aunque en Costa Rica los partidos están debilitados desde hace varias décadas, los costarricenses no están dispuestos a alejarse de la democracia y sin duda esa es una buena noticia.
La mayoría de los costarricenses actuales nacieron y crecieron en democracia y ese sentimiento se refuerza de diferentes formas, en el mes de la patria todo el mundo escucha el himno nacional y ese es un reforzador social del orgullo por la paz o la libertad. Hay reforzadores cotidianos sobre la identidad democrática, pero también pueden haber episodios que deterioren más esa identidad y por eso es indispensable resolver los conflictos esencias del país.
Es bachiller y Licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica. Master of Arts, Quantitative Methods in the Social Sciences de Columbia University en Nueva York, Estados Unidos y actualmente cursa el doctorado en Ciencias Politicas, University of Pittsburgh, Pennsylvania, Estados Unidos.
Se desempeña como investigador y coordinador de la Unidad de Opinión Pública del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, donde profundiza en investigaciones sobre partidos políticos y procesos electorales.