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Dra. Julia Monárrez: ''El estado se vuelve uno con el asesino''

7 jul 2017Sociedad
Las investigaciones realizadas por la Dra.Julia Monárrez Fragoso han determinado que los feminicidios ocurridos en Ciudad Juárez en el estado de Chihuahua, comparten códigos como el ser mujeres muy jóvenes, económicamente marginales y después de ser asesinadas los cuerpos presentan huellas de violencia.  Karla Richmond

Julia Monárrez Fragoso es profesora e investigadora en El Colegio de la Frontera Norte en Baja California, México y visitó el país en el marco del III Simposio Internacional Violencia y Sociedad, organizado por el Programa de Investigación en Violencia y Sociedad del Instituto de Investigaciones Psicológica de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Conozca algunas reflexiones de esta feminista mexicana en una entrevista sobre la violencia de género y las muertes de mujeres registradas en Ciudad Juárez, ciudad de la que es oriunda y donde ha desarrollado la mayor parte de su trabajo de investigación.

–Usted es la creadora del término “Feminicidio Sexual Sistémico”. ¿Qué hay detrás de esta definición?

Julia Monárrez (JM): "Este término surge para hablar de algo que estaba sucediendo y aún sucede en Ciudad Juárez. Me basé en varias teóricas y si el “feminicidio” es el asesinato de una mujer cometida por un hombre por razones de género, necesitábamos definir lo que nos estábamos encontrando: feminicidios, violencias sexuales y además arrojo de cadáveres".

Las víctimas tienen códigos, son muy jóvenes, económicamente marginales y sus cuerpos presentan una serie de huellas de violencia: manos atadas, ciertas violencias en las cavidades corporales, mutilaciones en las zonas eróticas y además, sus cuerpos estaban siendo tirados en lugares sexualmente transgresores como las montañas o los sitios de tiradero. Eran las mujeres que habían salido de la normatividad, eran basura, eran escombro y este término agrupa esas características.

–¿Cómo es la vida de una  mujer actualmente en Ciudad Juárez? ¿Qué implica ser mujer allá?

–JM: Actualmente se registran 1600 niñas y mujeres que han sido asesinadas desde 1993 y hasta el 2017; además hay 154 mujeres en desaparición forzada. Como resultado de esto se ha reducido nuestra vida social, afectiva, porque hay que tener mayor cuidado y evitamos participar de muchas cosas; pero también para los padres y madres, implica dedicar un tiempo diario para ir a acompañar a la hija a la escuela o al trabajo.

Sin embargo, no todas las mujeres y niñas en Ciudad Juárez tienen esa misma condición de vulnerabilidad, que no es natural, es estructural y como he dicho antes, siempre la opresión crea resistencia y por eso hay otras que hacen rap o performace, las que salen y se manifiestan, aunque sean de las mismas colonias donde se registran las muertes.  A veces se presenta a Ciudad Juárez como una ciudad que no tiene formas de combatir la violencia y si las hay.

–¿Por qué considera que los hombres que comenten estos actos, que usted define como “terrorismo de estado”, son secundandos por grupos hegemónicos y que con esto se refuerza el dominio masculino?  

–JM: Cuando estos hombres asesinan y no son llevados a justicia, se provoca miedo y terror entre las mujeres. Aunque el estado tiene los medios para castigar la violencia, no hace caso de lo que les sucede y por tanto, se vuelve uno con el asesino, toma lugar esa complicidad.  Esta situación deja a las mujeres inertes, inermes e indefensas, frente a una violencia que las está lastimando y las está matando.

–En sus trabajos indica que la violencia contra las mujeres no afecta a todo el cuerpo social, pero impacta de forma general. ¿En qué consiste este planteamiento?

–JM: Me refiero a que estos actos no afectan a todas las mujeres. Cuando empecé a investigar este tema, inicié una base de datos porque para mí, era muy importante saber cuál era el lugar de residencia de las jovencitas asesinadas y cómo habían sido desaparecidas.

Los datos evidenciaron una situación de clases y que no todo el cuerpo social puede sufrir lo que ese cuerpo individual y por cuerpo social, me refiero al resto de mujeres pero también a la sociedad completa. Pero quienes les sobreviven, tampoco son receptoras de la empatía, de la compasión, de la justicia, por parte de sus comunidades.

–¿Cómo analiza la intención de los agresores respecto a la creación de falsas apariencias sobre las víctimas y de vincular sus muertes con situaciones y lugares sexualmente transgresores?

–JM:Los asesinos hacen acomodamiento del cuerpo de la víctima,  muestran las zonas eróticas y se hace una especie de exhibición del castigo que se le ha hecho, para que quienes lo encuentren vean lo que se le hizo y que el resto de las mujeres sientan esto como un tipo de de amenaza. Después de esto, se empiecen a recabar datos sobre la vida de las víctimas, que si se veía de cierta forma o se juntaba con personas que no eran decentes y entonces la carga de la muerte recae en la propia víctima y le dan una falsa apariencia.

–Además de la muerte de las víctimas y la impunidad de los casos, se realiza una fuerte estigmatización a las familias. ¿Podríamos decir entonces que estos grupos sociales son violentados reiteradamente a partir de un mismo acto?

–JM: Sí, porque cuando sucede un acto violento en contra de una mujer su familia quiere saber  por qué y qué pasó, dos preguntas que tienen que ver con el acceso a la verdad y a la justicia. Cuando no se tiene acceso a esto, no se tiene ciudadanía, no importa que te hayan lastimado, alguien se otorgó el derecho a matar a esa hija, esa esposa, esa mujer, y la justicia no hace nada, no lo repara.

–Así como hay discriminación por raza o por religión. ¿Por qué se considera que esas agresiones ocurren por discriminación de género, por el hecho de ser mujeres?

–JM: Por el hecho de ser mujeres, pero mujeres en pobreza, esa condición las hace vulnerables y la injusticia hace a las demás vulnerables también, porque todas las que no han sido asesinadas pero viven en esa misma zona donde se han registrado las muertes, son las que viven la muerte social.

–¿Qué puede hacer el resto de la sociedad ante esta complicidad entre los agresores y quienes deberían castigarlos, pero no lo hacen?

–JM: Las sociedades deben empezar por reconocer que tienen problemas de violencia y hacer una definición crítica, porque de esta forma es que se llama a actuar. Tiene que haber un acompañamiento con las víctimas y a lo mejor no puedes salir a marchar o acompañar a los familiares de las víctimas a los juzgados, pero puedes mandar una carta a tu gobernador o puedes hacer una revisión de la ley y valorar que es lo que protege o deja desprotegido. Hacer un performance, usar las redes sociales, siempre puedes hacer algo. 

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Andrea Méndez Montero
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
andreamehcsmndez.ucr  @gmailnifz.com
Etiquetas: violencia.