El nuevo edificio de Tecnologías en Salud de la Universidad de Costa Rica (UCR), que permitirá formar entre 600 a 800 estudiantes por año, contará con un total de siete modernos sistemas orientados a minimizar el impacto ambiental.
Esta construcción tendrá una serie de mecanismos que mejorarán la eficiencia en el uso del agua y en el ahorro de energía eléctrica. Para lograrlo se utilizará un tanque de almacenamiento y utilización de agua de lluvia, fachadas reflectivas que permitirán un ahorro energético del 30%, vidrios de color destinados a optimizar la iluminación interna, y parasoles a fin de disminuir la absorción de calor en las zonas del edificio de mayor incidencia solar.
De igual forma, la infraestructura tendrá una pantalla acústica que mitigará el ruido proveniente del exterior, y estructuras de ventilación natural. Además, habrá un sistema de calentamiento inteligente para la piscina temperada que utilizará la carrera de Terapia Física. Ese mecanismo dará la posibilidad de controlar la temperatura del agua de forma automática y asegurar el uso óptimo de energía.
De acuerdo con el Ing. Gayner Alfaro Mora, regente ambiental de la Oficina Ejecutora del Programa de Inversiones (OEPI), la edificación también incorpora el uso de materiales ecoambientales. La estructura combina perfiles metálicos en acero, y muros estructurales de concreto reforzado y cerramientos livianos. Según Alfaro, las selecciones de estos componentes las desarrolla la OEPI como parte de sus políticas internas para reducir el exceso de desperdicios.
“La selección de estos materiales disminuye la contaminación que utiliza las tradicionales formaletas de madera, optimiza a que el tiempo de construcción sea menor y, por lo tanto se produzca un menor gasto energético. También permite que haya menos efectos sociales relacionados con el ruido, polvo y otras molestias que son características de un proceso de edificación”, manifestó el Ing. Alfaro.
La Ing. Mileydi Brenes Rodríguez, regente ambiental de la empresa constructora Navarro y Avilés a cargo de la infraestructura, explicó las áreas de prevención, mitigación, corrección y compensación que se realizan en conjunto con la UCR para que el proceso constructivo genere menores efectos perjudiciales al ambiente y a la salud de las personas.
Dentro de sus áreas de acción sobresalen las iniciativas de reciclaje. Brenes indicó que en el lugar donde se levanta el nuevo edifico, se incentiva a los colaboradores a separar de forma correcta los desechos sólidos.
Igualmente, se fomentan acciones de vigilancia de movimiento de tierra, monitoreo de presión sonora y de calidad de aire. Estas últimas mediciones son esenciales para realizar los cambios que sean necesarios, con el propósito de prevenir la contaminación sónica y de oxígeno.
“Las evaluaciones de ruido y calidad de aire se realizan una vez a la semana. Desde que se inició el proceso de construcción hemos hecho 15 mediciones sonoras para estar acordes con la ley. En cuanto al monitoreo de calidad del aire, se ha medido la presencia de partículas que podrían causar un daño a la salud de comunidad, y generar los cambios pertinentes. Como resultado, siempre nos hemos mantenido bajo los límites permitidos”, expresó.
Dentro de las medidas de corrección se encuentra las de fomento a un ambiente libre de humo de tabaco, aplacamiento del polvo cada 15 minutos, y la ejecución de tareas de compensación ambiental, las cuales buscan sembrar tres árboles por cada uno que haya sido cortado.
La Ing. Brenes también habló sobre las acciones que se llevan a cabo actualmente para evitar accidentes. Algunas de las maniobras que se realizan son la revisión del equipo automotor que ingresa al proyecto, rotulación vial y el mantenimiento de limpieza de la calle pública.
Por otro lado, se ha procurado realizar el cierre efectivo del perímetro del área donde se levanta el edificio,incorporar barreras vegetales y artificiales, así como ofrecer a los trabajadores espacios de servicios sanitarios adecuados con los estándares de higiene que eviten la aparición de enfermedades.
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