Después de dos años de estudio, trabajo y dedicación, la Dra. Karla Vanesa Garita Muñoz y el Dr. Mauricio Sánchez Salazar vieron su esfuerzo recompensado al recibir los títulos que los acredita como la primera generación de especialistas en Oncología Médica Pediátrica formados en el país.
Anteriormente los médicos que se querían capacitar en ese campo debían ir al extranjero. Mediante el esfuerzo conjunto entre la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), ahora estos nuevos profesionales que destacaron por su excelencia académica permitirán fortalecer el servicio que brinda el Hospital Nacional de Niños (HNN), y maximizar la atención que este centro médico provee a más de 140 niños y niñas diagnosticados con cáncer cada año.
La ceremonia de graduación se llevó a cabo el viernes 07 de abril en el Auditorio Nacional ubicado en el Museo de los Niños, donde también otros 203 personas recibieron sus títulos en diversas maestrías y especialidades en más de 60 áreas del conocimiento que brinda el Sistema de Estudios de Posgrado (SEP) de la UCR.
El acto de graduación fue precedido por el Vicerrector de Investigación, el Dr. Fernando García Santamaría, en representación del rector de la Universidad de Costa Rica, el Dr. Henning Jensen Pennigton, y el decano del Sistema de Estudios de Posgrado, el Dr. Álvaro Morales Ramírez.
Iniciar el estudio en la especialidad de Oncología Médica Pediátrica requirió su tiempo. Esta área fue inexistente en el país hasta que la UCR y la Caja vieron la necesidad de preparar profesionales con el propósito de fortalecer la atención en cáncer infantil e incrementar el bienestar de los pacientes.
Es así como en el año 2015 el Programa de Posgrado en Especialidades Médicas de la UCR incorporó un nuevo campo de formación, donde la Dra. Karla Vanesa Garita Muñoz y el Dr. Mauricio Sánchez Salazar dieron el primer paso en la capacitación formal en esta rama.
De acuerdo con la Dra. Garita, estudiar esta especialidad respondió a un anhelo que comenzó a partir de su primer contacto con niños que padecían cáncer. Para la especialista, aunque es doloroso lidiar con este tipo de enfermedad, en ellos vio una oportunidad de crecer y ayudar.
“El reto en la vida nunca se acaba. Desde el primer momento en que pensé en oncología había un obstáculo que derribar. Primero, porque cuando quería especializarme en este campo el posgrado no existía. Sin embargo, siempre me mantuve firme en el deseo. El niño es un paciente muy particular, ángeles de los que podemos aprender, y que deben ser tratados de una forma muy especial para lograr y asegurar su recuperación” manifestó.
Para alcanzar el título, los doctores también enfrentaron los retos que se derivan al combinar la parte académica y la asistencial. El cansancio y las guardias fueron superadas, y ahora el Dr. Sánchez también formará parte de un equipo multidisciplinario capaz de brindar un mejor tratamiento a los pacientes.
“Los niños son pacientes que demandan mucho trabajo y la UCR académicamente también demanda mucho. Pero con esfuerzo, dedicación y con el apoyo de la familia siempre se puede salir adelante. Ahora lo importante es que Costa Rica tiene una nueva herramienta, y esperamos que vengan muchos más que se formen y se integren a este campo” afirmó.
En la carrera los estudiantes tuvieron que cumplir con cursos complementarios de genética, investigación clínica y de epidemiológica, así como de biología molecular, inmunología clínica y alergia. Además, debían finalizar un total de diez rotaciones en diversas áreas del Hospital Nacional de Niños, y concluir una rotación en un hospital extranjero.
Ambos realizaron esa última rotación en España, que les dio la oportunidad de traer al país nuevos protocolos de atención de tratamiento y de quimioterapia. Dichos protocolos actualmente se están implementando en los pacientes de ese centro médico.
Según el Dr. Sánchez, estas contribuciones permitirán generar un impacto favorable en los menores con cáncer. Los nuevos métodos diagnósticos y de atención dan la posibilidad de disminuir los niveles tóxicos que produce la quimioterapia sin que esta pierda su efectividad, y con un mayor nivel de tolerancia para el organismo de los niños.
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