Lo que inició como una inquietud para Ximena Miranda Garnier, profesora de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR), terminó convirtiéndose en un cuento de ciencia ficción galardonado por una compañía internacional.
Caterpillars (Orugas, por su título en inglés) es un cuento que nació de la creatividad de Miranda y que fue premiado por la Producción de Artes Transnacional (TrAP, por sus siglas en inglés). TrAP es una compañía de producción de arte independiente de Noruega que tiene como objetivo cruzar las fronteras internacionales por medio del arte.
Miranda nunca había escrito un trabajo de ficción, sin embargo, ya había sido autora de varios artículos científicos y una guía sobre una familia de insectos.
Desde temprana edad, Ximena sintió curiosidad por los seres vivos y fue Papilio polyxenes, una especie de mariposa, la que inspiró a esta bióloga a idear una forma de hacer reflexionar a la gente acerca de la pérdida de la biodiversidad.
-¿De qué manera inspiró la especie Papilio polyxenes su cuento?
-Es la especie que criaba cuando estaba en la escuela. Recolectaba las larvas y las ponía en frascos, les daba de comer, hacía dibujos de ellas. En San Pedro y Sabanilla (Montes de Oca) nunca las volví a ver, posiblemente porque ya no quedan potreros y cafetales. Pero las he estado encontrando en los Cerros de Escazú y en San Isidro de Heredia y he tenido la oportunidad de compartir esa experiencia ahora con mis hijos. Eso me ha hecho reflexionar sobre qué sería de mí sin esos "encuentros cercanos" con esas orugas. Ellas representan algo más grande; en mi cuento las uso como un símbolo.
-¿Qué la motivó a escribirlo?
-Soy bióloga y trabajo con insectos, pero también me interesa la educación. Un día una amiga profesora me dijo que preparara un mensaje de enseñanza de la Biología para una conferencia. Empecé a escribir y lo primero que salió fue un ensayo algo enojado. Si uno se quiere comunicar, lo peor que se puede hacer es comenzar regañando. Por ahí empezó el asunto.
Hice otro ensayo que era nostálgico. Era una reflexión de cuando era pequeña y me topaba con estas orugas. De ahí salen mis ganas de estudiar Biología. Viene de lo que se llama biofilia, que es esa curiosidad por los animales. Eso se fue convirtiendo en un cuento de ciencia ficción.
Yo decía “biofilia”, ese gusto por los seres vivos; aunque también debe existir “tecnofilia” o alguna palabra similar para referirse al gusto por la tecnología. Siento que hay un tipo de tensión en este momento entre lo que nos gusta de la tecnología y lo que nos gusta de la naturaleza. Es una relación compleja.
Me preocupa que a veces preferimos conocer la naturaleza de manera indirecta, cuando la manera directa es mil veces mejor. Usted tiene una oruga en frente, usted la puede ver moverse, apreciar el color, la textura y la forma. Es una experiencia totalmente diferente a ver un video a través de una pantalla. El cuento es aún más exagerado. Es imaginar un futuro y esta relación con la naturaleza a partir de lo que veo que pasa ahora. Es un escenario ficticio de lo que podría pasar y generar una reflexión a partir de eso.
-¿Ya tenía experiencia escribiendo cuentos?-Mi abuela era escritora. Ella escribía cuentos y poesía infantil y la admiraba e imitaba, pero nunca, hasta ahora, he tenido algo que sale de un proceso creativo y me dan ganas de publicar. He escrito ensayos reflexivos para el Semanario Universidad y La Nación; es la primera vez con este tipo de literatura.
-¿De qué trata el cuento?
-Trata de la relación entre los seres humanos y los otros seres vivos. A veces nos imaginamos el futuro y tendemos a imaginarnos cosas al extremo negativo o positivo. Yo buscaba un intermedio. La realidad generalmente está en el gris. Yo me imagino un futuro con algunas cosas por resolver, y como es un futuro imaginario, eso sirve para reflexionar. ¿Qué podríamos hacer hoy diferente para acercarnos a lo que salió bien en el cuento y alejarnos de lo que salió mal?
-¿Cuándo va a ser publicado?
-En inglés se publicará como en abril del 2018. Ahora viene la etapa de edición. La organización buscaba literatura de países poco representados en ciencia ficción. Recibieron varios cuentos de todos los continentes, menos de Antártida, de los cuales eligieron nueve y quieren hacer una antología con los cuentos. Estoy buscando una forma de publicarlo en español aquí también.
-¿Cuál cree usted que es la importancia de combinar la ciencia con otras disciplinas como la literatura o las artes?
-Hay cosas que se aprenden del lado artístico que cuesta aprender de otro lado. Una persona que se quiere dedicar a la ciencia tiene que lanzar preguntas y tener imaginación y creatividad para resolverlas. Yo estoy convencida, inclusive es parte del cuento, de que la creatividad tiene un rol principal en la vida de una persona.
En biología, la creatividad depende de un encuentro directo con los seres vivos. Una enseñanza de la biología basada en libros de texto y teoría, que no incluye esos encuentros, deja por fuera la posible creatividad. A las personas les queda una idea equivocada de lo que es la biología si se limitaron a estudiarla simplemente como lectura, y no se sorprendieron a partir de la observación directa de los seres vivos. Esos mismos encuentros pueden llevar a la creatividad en otros campos como las artes. De ahí salió mi cuento.
Es diferente lo que yo lograría escribiendo un artículo científico que lo que logro escribiendo el cuento. Puede ser que el interés de una persona sea estudiar la ecología de esa especie y ver de qué tamaño es la población o cómo interactúa con el ambiente. Ese sería un ángulo científico. Pero hay otro ángulo, que yo sentí la necesidad de explorar, que es más reflexivo, de mi relación con la naturaleza. Es expresar cómo me siento frente a la idea de que se están extinguiendo masivamente la mayor parte de las especies que toda la vida me han gustado. Eso no está en los artículos. Estamos hablando de una emoción que también es importante comunicar. Las artes comunican cosas que no se pueden comunicar en otro tipo de formato.
-¿Por qué todo el mundo debería leer Caterpillars?
-La literatura siempre invita a reflexionar, a cuestionarnos cosas. Es un buen momento para reflexionar sobre el futuro y nuestra relación con los seres vivos. Al final de cuentas, también somos animales, animales pensantes. Tiene sentido que sea un cuento escrito en Costa Rica el que invita al mundo a pensar sobre nuestra relación con los otros seres vivos, ¿no? Es ciencia ficción hecha en Costa Rica, en ese futuro imaginario se come gallo pinto y se camina por La Sabana. Me llena de orgullo que mi cuentito represente a Costa Rica en esta antología junto a cuentos de Portugal, Brasil, Filipinas, Sudáfrica y Noruega.
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